Morir En La Pavada

MORIR EN LA PAVADA

Una vez había un catamarqueño que andaba repechando la cordillera, encontró entre las rocas de las altas cumbres un extraño huevo. Era demasiado grande para ser de gallina y resultaba demasiado chico para ser de avestruz.

No sabiendo lo que era, decidió llevárselo. Cuando llegó, se lo entregó a la patrona que justamente, tenía una pava empollando una nidada de huevos recién colocados. Viendo que más o menos era del mismo tamaño que los otros lo colocó debajo de la pava clueca.

Da la casualidad que cuando empezaron a romper los cascarones los pavitos, también lo hizo este pichón traído de las altas cumbres. No resulto ser del todo igual, pero no desentonaba con el resto de la nidada. Sin embargo, se trataba de un pichón de cóndor.

Como no tenia de adonde aprender otra cosa, el bichito imitó lo que veía hacer...piaba como los demás pavitos, y seguía a la pava grande en busca de gusanitos, semillas y desperdicios....vivía en el gallinero, haciendo lo que veía hacer a los demás... totalmente en la pavada.

A veces se sentía un poco extraño, sobre todo cuando estaba a solas, cosa que no era frecuente, ya que a los pavos les gusta andar siempre en bandada, sacando pecho para impresionar, abriendo la cola y arrastrando el ala. Cualquier cosa que los impresione es inmediatamente respondida con una sonora burla. Cosa muy típica entre los pajarones, que a pesar de ser grandes, no vuelan.

Un mediodía de nubes claras y cielo blanco, el animalito quedo sorprendido al ver unas extrañas aves que planeaban majestuosas casi sin mover las alas. Sintió un sacudón dentro de su ser, algo así como un llamado viejo que había despertado de los profundo de sus fibras. Sus ojos acostumbrados a mirar el suelo...no lograban distinguir lo que sucedía en las alturas.

Su corazón despertó a una nostalgia poderosa... y él? por qué no volaba así?

El corazón le latió apresurado y ansioso. Pero en ese momento se le acercó la pava preguntándole qué estaba haciendo.

Se rió cuando sintió su confidencia, le dijo que era un romántico y que se dejara de tonterías.

Ellos estaban en otra cosa... tenía que ser realista y acompañarla a un lugar donde había encontrado mucha frutita madura y todo tipo de gusanos.

Desorientado, el pobre animalito se dejó sacar de su embrujo y siguió a su compañera que lo devolvió a la pavada. Retornó a su vida normal, siempre atormentado por una profunda insatisfacción interior que lo hacía sentirse extraño.

Nunca descubrió su verdadera identidad de cóndor. Y llegado a viejo un día murió.

Si! ....lamentablemente murió en la pavada como había vivido.

Y pensar que había nacido para las altas cumbres!

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