NOS HAN DADO LA TIERRA
Enviado por MajoMaster • 25 de Septiembre de 2012 • Trabajo • 2.360 Palabras (10 Páginas) • 820 Visitas
NOS HAN DADO LA TIERRA
I INTRODUCCIÓN
1.1. Antecedentes históricos
La obra El llano en llamas aparece en 1953, en esa época el país vive bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines. En dicha obra se recoge el cuento Nos han dado la tierra. Aunque la tarea del reparto agrario se realizó fundamentalmente durante la presidencia de Lázaro Cárdenas del Rio, el presidente Ruiz Cortines prosiguió dicho reparto, puesto que entregó 3.5 millones de hectáreas a los campesinos que solicitaban tierras.
En la crónica de esos años se registran numerosa obras literarias vinculadas a la cuestión agraria, como lo fue la creación del Programa de bienestar social rural, el establecimiento de los precios de garantía para los productos del campo y el seguro agrícola. Además, durante ese periodo se otorgó el voto a la mujer en México y fue el último presidente que participó activamente en la revolución mexicana.
1.2. Biografía.
Juan Rulfo nació el 16 de mayo de 1917 en Apulco, Jalisco. Vivió en la pequeña población de San Gabriel y conoció durante su infancia la cotidianeidad del mundo rural jalisciense, aunque transcurrió gran parte de su vida en México y Guadalajara, sus intereses personales y literarios giraron con frecuencia en torno del mundo rural e indígena.
II ANÁLISIS NARRATIVO
2.1. Tema
El tema del cuento es el reparto inequitativo y arbitrario de las tierras que se hizo durante la reforma agraria en México.
2.2. Argumento
El desengaño que sufrieron muchos campesinos cuando a finales de los años treinta y cuarenta del siglo pasado les dotaron de tierras de mala calidad. Al momento del reparto numerosos campesinos se entusiasmaron inicialmente con la noticia del reparto y posteriormente se sintieron burlados y desoídos por el gobierno. Los campesinos de nuestro relato caminaron largos tramos, entregaron solicitudes ante los delegados de la Reforma Agraria, comparecieron en oficinas y en pago de sus esfuerzos y reclamos, recibieron “el llano, un duro pellejo de vaca”(p.10).
El relato nos presenta el viaje de regreso de unos campesinos desesperanzados, que recibieron un llano enorme e inútil. La jornada la iniciaron “veintitantos campesinos un amanecer” (p.7). En cuanto pudieron reconocieron y recorrieron su nueva propiedad para apreciar con sus propios ojos el regalo del gobierno; lo hicieron a sabiendas de que “por ese llano las nubes corrían de prisa” (p.8). En el camino la mayoría de los campesinos se fue desperdigando, vencidos por el desaliento y el calorón y por la contemplación de la tierra dura y reseca. El cruce del Llano les confirmó en su desolación, la misma que habían sentido al oír la noticia que socarronamente les había dado el delegado diciéndoles: “No se vayan a asustar por tener tanto terreno para ustedes solos” (p.10).
Cuando recorren El Llano se dan cuentas que son unos campesinos burlados. Ellos no sabían que el gobierno abusaría de su confianza. Ingenuamente fueron a las oficinas gubernamentales creyendo que les darían una buena tierra. El encuentro de los campesinos con el Delegado es asimétrico y desigual. Comparecen veintitantos campesinos con nombre propio frente a un delegado impersonal. El delegado es dueño de su oficina, por eso los puede echar cuando quiere: “y ahora váyanse” (p.10).
El Delegado tiene un poder ilimitado: lo mismo reparte tierras arbitrariamente, que se burla o echa a la calle a los campesinos. Más aún, los amenaza sutilmente como agresores del gobierno que les da la tierra. Los campesinos son unos malagradecidos –insinúa el delegado—puesto que atacan al gobierno, cuando deberían atacar al latifundio (p.10). Los campesinos salieron de la oficina con la lección aprendida. “no se puede contra lo que no se puede” y efectivamente, no se puede hacer nada contra el Llano, ni tampoco contra el gobierno. Ambos son sordos, duros e impenetrables.
2.3. Trama
a. Inicio: Unos campesinos alentados por la noticia del reparto agrario comparecieron e la oficina del delegado del gobierno, para recibir su dotación de tierra. Ese fue el momento inicial, que evoca el narrador en un contexto anterior a la marcha por El Llano.
b. Clímax: En un diálogo corto y vertical el Delegado les informó de las “miles y miles de yuntas” que les habían asignado (p.10). Las objeciones de los campesinos fueron desoídas y más aún fueron amenazados de insubordinación contra el gobierno. El clímax llega a su máxima tensión cuando descubren que no van a ser escuchados por el gobierno. Las frases entrecortadas con puntos suspensivos así lo revelan: “todo es contra el Llano..no se puede contra lo que no se puede…eso es lo que hemos dicho”. El delegado no les permite explicarse, quieren retomar el hilo de su argumentación: “mire, vamos a comenzar por dónde íbamos…pero él no nos quiso oír”(10-11).
c. Desenlace: El narrador no cuenta los detalles del regreso desde la oficina, los omite y nos describe ampliamente el recorrido frustrante de los veintitantos campesinos que regresan al pueblo sin esperanzas, sin una tierra buena, “sin carabinas”, sin yeguas” (p.11), cruzan derrumbados moralmente por el derrumbadero: “estamos llegando al derrumbadero” (p.12).
2.4. Narrador y personajes
El narrador está dramatizado, es decir, es uno de los protagonistas. Es testigo de lo que cuenta. Es el campesino más respetado del grupo. Él recurre a diversos procedimientos estilísticos para pintarnos ese paisaje: “éramos veintitantos, pero puñito a puñito se han ido desperdigando hasta quedar nada más este puñito que somos nosotros” (p.8).
Personajes: el personaje principal o protagónico es el narrador. Él es el portavoz del grupo ante el Delegado: “nosotros no hemos dicho nada contra el gobierno” (p.10). él deja que los otros hablen, expresando su desaliento; pero él no lo hace. “yo no digo nada, yo pienso” (p.11). Los otros profieren simplezas, él contempla las cosas de forma crítica “¿cuál tierra nos han dado Melitón?” (p.11).
Los personajes secundarios son Esteban, Faustino y Melitón que secundan al narrador y que tienen intervenciones cortas a las que responde el anónimo protagonista: “allí escondida se te va a ahogar” (p.12).
El Sr. Delegado es el antagonista, encarna la ley, sin embargo esa es una ley heterónoma, es la ley del otro. El Delegado se convierte en el dios de esta tierra prometida, es el mesías, el que viene a regalar: “del pueblo para acá, es de ustedes” (p.10).
Los personajes permanecen estáticos porque durante el relato los percibimos desmoralizados por haber recibido una tierra de pésima calidad.
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