Naturaleza Cooperativa
Enviado por arnolete • 5 de Junio de 2013 • 3.145 Palabras (13 Páginas) • 367 Visitas
ENSAYO SOBRE LA ETICA Y LA COMUNICACIÓN
LAS IMPLICACIONES ÉTICO-POLÍTICAS DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
PRESENTADO POR:
OSCAR RAMIREZ HERRERA
PRESENTADO A:
UNIVERISDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA
COMPETENCIAS COMUNICATIVAS
FACULTAD DE DERECHO
NEIVA-HUILA
2013
Gabriel Jaime Pérez, profesor titular de Ética de la Comunicación Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, contribuyó a los aportes científicos enviados para la celebración del Mutirao de la comunicación con una interesante contribución llamada Ética y Comunicación en la perspectiva de los Derechos Humanos. Como se derive del título del ensayo, intenta enlazar los derechos humanos con una ética de la comunicación. Por ello el autor comienza con una exploración del concepto de la dignidad de la persona en que se fundamentan los derechos humanos, y una amplia descripción de los artículos que componen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamados por la Organización de las Naciones Unidas. En esta declaración se refleja ya una Ética Civil o Ética Ciudadana, en cuanto contiene una ética de mínimos universales de como habrá que tratar y respetar a todos los seres humanos.
Como personas involucradas en la comunicación necesitamos tomar en cuenta a esta Ética Civil implícita de la declaración de los Derechos Humanos, nos comenta el autor, porque nos proporciona las bases para elaborar una ética de la comunicación. Pérez derive su concepción de la ética del filósofo francés Paul Ricoeur quién la definió como: la intencionalidad de la vida buena, con y para el otro, en instituciones justas. Ricoeur elabora esta definición de la ética para responder a la complicada interrelación entre la vida buena, como lo concibo yo, como lo conciben otras personas, y como se le concibe desde una ética de los procesos sociales que deben ser proclamados y regulados por las instituciones de la sociedad nacional e internacional, a comenzar por las del estado, de la legislación y de la justicia.
Según Pérez, la relación entre ética y comunicación se debe plantear en términos de la realización de tres categorías axiológicas básicas: el elemento de la veracidad en oposición de su polo axiológico negativo en el campo de la comunicación que podemos definir como la mentira; la libertad entendida como capacidad personal de autodeterminación con relación a su medio social, de lo cual el polo negativo es la censura y el silenciamiento , la justicia, que, según el autor, comprende la realización cabal de los derechos humanos de todas las personas, incluidos el derecho a la búsqueda de la verdad y al ejercicio de la libertad. El autor menciona otro tema, y es el tema de las identidades culturales, en el sentido del reconocimiento y el respeto de la alteridad, la pluralidad y la diversidad, un tema que se pudiera haber añadido como otra categoría axiológica -que yo definiría como categoría cultural- pero no lo hace, desde la convicción que ya está contenida en las tres anteriores.
Gabriel Jaime Pérez se detiene particularmente en la categoría ética de la justicia y sus implicaciones para una comunicación socialmente responsable y democráticamente participativa. Enfatiza que lo que hoy entendemos como equidad derive del concepto latín de aequitas, que abarcó todos los aspectos o tipos de la justicia que en tiempos clásicos y medievos han sido caracterizados como justicia general. Hoy la llamamos justicia social entendida como la realización efectiva del “bien común” en cuanto bien de cada individuo y de la sociedad como un todo. Esta categoría axiológica de la ética está en tensión y entra frecuentemente en conflicto con la exigencia ética de la libertad individual. Según el autor las dos exigencias de la libertad individual y de la justicia social responden más bien a dos ideas contrapuestas de la justicia. La primera se basa en el mérito (que corresponde al principio: a cada cual lo que se merece) y la segunda que se basa en la necesidad (correspondiente al principio: a cada cual lo que necesita).
El problema de la justicia se plantea así en el sentido de la pregunta por la participación equitativa de todos los sectores de la sociedad en los procesos de construcción y desarrollo de la democracia en la perspectiva del derecho a la comunicación. “En la justicia participativa (social) se encuentra precisamente el núcleo de la relación entre ética y comunicación, entendida ésta como relación dialógica en la que todos -incluidas las mayorías desposeídas y las minorías silenciadas por la injusticia estructural institucionalizada-, sean reconocidos realmente como sujetos interlocutores con el derecho a tomar la palabra y expresarse con sus propias imágenes y desde sus propias identidades sociales y culturales”. El dilema entre una ética de méritos, podemos denominarla también ética individual o liberal en el sentido de valorar los méritos de individuos destacados y una de la necesidad una ética del bien común; podemos hasta definirle como una ética socialista, se relaciona directamente con el actual debate en el ámbito de la comunicación en que se opone el principio de la libertad de expresión de algunos pocos que poseen los recursos para expresarse a este otro principio del derecho a la comunicación de todos de la mayoría que no tiene los recursos para expresarse.
En la actualidad nos encontramos también con la realidad de medios de comunicación que están siendo monopolizados por algunas grandes empresas. ¿Cómo, entonces, podemos asegurarnos de la participación de las mayorías desposeídas y las minorías silenciadas en el ámbito de la comunicación? Gabriel J. Pérez busca una respuesta en los aportes teóricos de Antonio Pasquali , quien propuso instaurar una estrategia des-mitificadora de los medios para reactivar en el público ‘perceptor’ su potencialidad participativa teóricamente consagrada por leyes y declaraciones universales, pero de hecho distorsionada por los oligopolios comunicacionales. Pasquali invocó otra estrategia análoga, destinada a suscitar una demanda de acceso libre, universal y democrático al uso de todas las fuentes y medios de comunicación. Pero reconoció que su filosofía práctica de una ética de las comunicaciones debía detenerse aquí, en miras a que la tarea concreta correspondería más bien al político, al comunicador y al legislador, a los centros de decisión nacionales e internacionales, es decir, a todos aquellos sectores de la actividad pública con capacidad y poder para generar cambios sociales.
Gabriel J. Pérez
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