Ninguna eternidad como la mía, ensayo. Ángeles Mastretta
Enviado por soulross • 19 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 1.210 Palabras (5 Páginas) • 915 Visitas
NINGUNA ETERNIDAD COMO LA MÍA, ÁNGELES MASTRETTA.
Síntesis
Isabel Arango nacería un día lluvioso en marzo, cerca de la estación ferrocarril de Papaloapan. Sería el quinto retoño de sus padres, pero la primera niña de un matrimonio de emigrantes asturianos quienes habían establecido un negocio cerca del pueblo, vendiendo todo lo que se pudiera vender.
La niñez de Isabel fue vivida por travesuras inocentes, aunque también por un aprendizaje continuo en una escuela pública del gobierno, lo que le hizo acuñarse de un certificado de educación media, así que sus tardes pronto se resumieron a la lectura y la danza.
No fue sino a una exiliada rusa, que con conocimiento sobre el arte de danzar, quiso enseñarle a Isabel todo lo que sabía acerca de la danza, dándole a Isabel no solo una habilidad, sino el sueño de que su vocación en la vida podría ser la devoción al baile, a danzar.
Aunque con muchos ruegos de Isabel hacia sus padres, ella obtuvo el permiso de irse a la Ciudad de México en busca de una enseñanza óptima para ejercer como bailarina. Los padres de Isabel tenían un contacto que residía allí, y no hubo mejor opción que se instalase Isabel con aquélla vieja amistad de sus padres.
Pronto fue la partida de Isabel, así que se despidió de aquella vida que intentaba dejar atrás. En la estación toda su familia fue a despedirla, y tan pronto como el ferrocarril aceleró la marcha, Isabel se iba preparando para cumplir sus anhelos, pues la vida apenas empezaba para ella, que apenas tenía diecisiete años.
En el transcurso, Isabel no hizo más que pensar y leer, pero algo le robó la mirada y fueron dos volcanes enigmáticos que anunciaban ya la pronta estancia en la ciudad. El Popocatépetl e Iztazíhuatl sería testigos de la incertidumbre que resguardaba esta travesía.
Recibió una cálida bienvenida en la ciudad, porque Doña Prudencia Migoya, la dueña de la casa donde Isabel residiría, era una mujer enternecedora. Prudencia iba a cuidar a muy bien de Isabel y a considerarla como una hija. Bien recibido fue ese cuidado por parte de Isabel, que tenía una enorme responsabilidad al asistir a sus clases de danza, donde la fundadora de la escuela, madame Alice, era muy estricta, pero a Isabel no le pesaba tal exigencia porque contaba con la habilidad y la pasión propia de una joven promesa.
Así pasaron los años, Isabel construyendo poco a poco su futuro, esforzándose día a día, hasta que por fin llegó el tiempo de las presentaciones en público, y fue un día de esos donde conoció a Javier Corzas, un poeta que desde el primer momento quedó encantado por la finura y gracia de Isabel.
Su encuentro no tan casual, desembocó en una propuesta para ir a desayunar al día siguiente, y después de este punto, el enamoramiento de ambos nació, gradualmente hasta que un intenso amor despertó en Isabel.
Acostumbrados a la rutina de verse frecuentemente, Isabel y Corzas siguieron en plan de enamorados, hasta que un día el mundo se le cayó a Isabel cuando su querido le informó que se iría a España. El duelo de Isabel era profundo pero no tenía el lujo de faltar a sus clases, así que al día siguiente, aunque le pesaba la existencia, intentó seguir con su vida.
Al final de ese extenuante día, Corzas fue a buscar a Isabel y le propuso huir lejos. Fue la semana más feliz de Isabel, pero no duraría más que eso. Un día, ella se levantó y se dió cuenta de que Corzas no estaba más, y ya sin quejas ni llanto, Isabel regresó a la ciudad.
La pesadumbre no mató a Isabel, pero el llanto no la dejó por un mes. Isabel tuvo que seguir con lo que le quedaba de vida, que era mucha pero parecían pocos los motivos para continuar. Un día fue a visitar a aquéllos dos volcanes, que parecían eternos, entonces deseó que su desamor no fuera así de largo, así de eterno.
Lista de Personajes
Personajes principales
Isabel Arango: Bailarina, de cuerpo estilizado, largo y delgado, es una joven de carácter firme, responsable, poseía una gran avidez. Luchaba por lo que amaba, dejando cuerpo y alma por ello. Muy talentosa en la danza, aunque no confiada. Romántica, sentimentalista, aunque carece de prudencia.
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