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PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA GUERRA


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  Tesis  •  8.691 Palabras (35 Páginas)  •  366 Visitas

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PERSPECTIVA BÍBLICA DE LA GUERRA

[o Teología de la Guerra]

Dr. Alberto R. Treiyer

www.tagnet.org/distinctivemessages

Cuando hace cerca de un cuarto de siglo me inicié en el mundo de las computadoras consulté cuál marca convenía comprar, y qué programa. El director del departamento de computación me dijo que la mejor era la McIntosh, y el mejor programa Word Perfect. Me invitó a una reunión semanal que tenía con un grupo de médicos y profesores de USA, en el que invitaban a un especialista de esa marca para explicar las bondades del sistema. Intervino a tiempo, sin embargo, un profesor colega del departamento de teología quien me instó a comprar una marca compatible con IBM, y el programa de Microsoft Word. El resultado fue que perdí en parte la amistad con el grupo de USA y el director del departamento, quien hasta me quitó el saludo por un tiempo.

Con dudas me acerqué al Decano del Colegio Antillano y me dijo que no les hiciera caso, que la gente se fanatiza con las computadoras y se vuelve como con la religión o la política. Esto lo podía entender porque como profesor y, anteriormente como pastor, sabía con qué facilidad la gente se cerraba cuando les mostraba los puntos débiles y erróneos de su fe. También en materia política es harto sabido que la gente se cierra bajo un líder favorito. Y si de zurdos y diestros se trata, a menudo se vuelve casi imposible razonar. Es más, a pesar de aclarar que yo no creo lo que se pretende que creo, algunos siguen encajonándome en una posición que no tengo porque así pueden seguir criticándome, y de esa manera evitar ver las cosas algo diferente de lo que las ven.

Esto es más palpable al tocar el tema de la guerra. Como ninguna otra cosa, la ira enceguece y las partes involucradas, directa o indirectamente, se enardecen con facilidad. Pocos hay que pueden mantener la mente fría al tratar un tema tal. Por ejemplo, algunos alumnos franceses se disgustaron cuando les pregunté si Hitler podía ser considerado “siervo” de Dios de la misma manera que lo fue el rey de Babilonia al destruir el reino de Israel, su ciudad y su templo, y tanta gente buena y mala del pueblo de Dios que en esa época vivía en apostasía. Tales alumnos no querían aceptar ninguna explicación sobre lo que Dios permite que suceda en manos de algunos hombres sanguinarios, debido a otro cuadro deplorable que a menudo se soslaya porque a la gente le resulta menos atroz. [Sobre Hitler e Irak volveremos más adelante].

Así también, con algunos casi no se puede tocar objetivamente el tema de la guerra en Irak, sus pro y sus contra, sin que se enciendan las pasiones. Hubo uno que hasta declaró abiertamente que no iba a leer un trabajo que hice sobre los principios morales y teológicos de la pena de muerte, simplemente por ciertos conceptos que vertí sobre la confrontación moderna contra el islamismo radical y fanático. Y otro me trató en privado de hipócrita y ni recuerdo cuántos epítetos despectivos más, que revelaban su incapacidad para tratar un tema fríamente.

Con respecto a los principios bíblicos que están involucrados en la pena de muerte y la destrucción del enemigo, puedo decir que los publiqué por primera vez en la revista El Universitario Adventista para la División Sudamericana, bajo el título, “Toda la Asamblea lo Apedreará” (Lev 24:14). De manera que los principios que vierto en esos temas no se consideraron como repulsivos para los estudiantes adventistas que estudian en las diferentes universidades no adventistas de Sudamérica. Lo mismo ocurrió luego en Europa cuando leí en una revista adventista que pedían que si alguien tenía material para explicar la pena de muerte en el Antiguo Testamento, a la luz de los evangelios, que lo enviase. Mi material ampliado del original mencionado más arriba fue leído en francés por el secretario de la División Sudeuropea, y vio en él un material muy útil para compartirlo con todos los pastores franceses (en la revista Servir), inclusive con todos los pastores alemanes por lo que se lo tradujo también a ese idioma y no sé si a algunos más.

El secretario de la División Sudeuropea para entonces era nada menos que el Dr. Jean Zurcher, un teólogo muy reconocido en nuestra iglesia por su tesis doctoral contra el dualismo presuntamente griego de alma y cuerpo en la Biblia, y por sus numerosos escritos y debates teológicos en los que participó. No de balde nació de él pedirme que enseñase en Collonges, poco tiempo más tarde, cuando pasaron por una crisis en esa institución. Todo esto me mostró que, a pesar de que hay gente que adopta posturas rígidas y hasta algo alérgicas con estos temas, otra gente es más abierta y puede siempre tratarlos con objetividad.

Posteriormente incluí ese material ampliado aún en mi libro The Day of Atonement and the Heavenly Sanctuary (720 pp). Siendo que el material de la pena de muerte era muy abarcante, mucho de lo que escribí lo hice en relación con el santuario de Israel, en varios capítulos de ese libro. Creo que me quedo corto si digo que en total sumarán un medio centenar de páginas. Nuevamente incluí una lección en mi primer seminario sobre el santuario titulado Las Promesas Gloriosas del Santuario. Esa lección la titulé “La Contaminación del Santuario y la Pena de Muerte.” Ese seminario está traducido ya en por lo menos cinco idiomas (me pidieron traducir mis libros en Corea hace unos años, pero no les respondí y perdí el e-mail, por lo que no sé si hay más idiomas en los que se lo tradujo). El último en ruso, que recibí hace unas tres semanas. De manera que tampoco resultó nocivo para la gente que decidió publicar tales temas en esa sección tan importante del mundo. Se ve que en todos lados hay gente que puede pensar libremente, sin dejarse arrastrar por posturas políticas o teológicas (si no por marcas de computadora) coloreadas.

Por consiguiente, no me dirigiré a quienes se cierran, sino a los que se abren para aprender de la Palabra de Dios al iniciar esta serie sobre la guerra. No repetiré lo que publiqué antes, excepto en alguna que otra oportunidad donde picotearé algunos conceptos sobre los que valdrá la pena insistir, antes de proyectar la situación actual y su perspectiva profética. Mi enfoque se centrará en algunos aspectos que considero importantes en relación con el papel de Dios en las guerras de los hombres. Esto lo haré en la medida que logre juntar tiempo, ya que he estado ausente por dos semanas y varias cosas requieren mi intervención más inmediata.

1. El origen de la guerra

En mi primer año de ministerio encontré un hombre en Montevideo que se interesó en leer el libro El Conflicto de los Siglos. Cuando leyó el capítulo que cuenta el origen del pecado, y descubrió que Lucifer creaba la anarquía

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