Participación ciudadana y transparencia
Enviado por jorge23334 • 1 de Diciembre de 2015 • Ensayo • 2.912 Palabras (12 Páginas) • 138 Visitas
Participación ciudadana y transparencia
Cada día la sociedad se va involucrando más en temas de transparencia y su participación es vital para ir construyendo un gobierno eficaz y eficiente. Tal vez esta participación se ha ido fortaleciendo debido a la facilidad con que la información llega a los ciudadanos; desde más canales de televisión (cable), mas radio difusoras al aire, pero sobre todo la que llega a través de internet.
Estamos en una era en que la información sea verídica o no, fluye en sobremanera, donde una mentira se presenta como real y una real se disimula. Esto ha vuelto mas complejo para los tomadores de decisiones su actuar, ya que raya en el limite de hacer las cosas mal y ser exhibido o hacer cosas buenas que parezcan malas y que también se malinterpreten.
Los antecedentes de las administraciones pasadas, sean del nivel, o poder al que pertenezcan, han consolidado una animadversión generalizada ante sus gobernados, ya sea por la opacidad que desde antaño se ha venido practicando, un gran cumulo de actos de corrupción o la poca apertura en la toma de decisiones con la ciudadanía.
Si bien la participacion ciudadana va desde la inmiscuicion hasta observatorios de participacion “formal”; de los comités vecinales, hasta las contralorías sociales; ó mejor aún en los cuerpos colegiados de toma de decisión de las instituciones en sus juntas de gobierno. Lo importante es saber que tanta ingerencia tienen al momento de participar en dichos grupos. Lo que si es de aplaudir es que ya están dentro de los grupos de toma de decisiones, y esto para la ciudadanía es un gran avance.
Estas herramientas han facilitado el acceso a la información pública, que desde la comodidad de tu casa u oficina, se puede conformar un pequeño bunker de acaparación de toda clase de datos, y poderlos utilizar para el escrutinio de tus gobernantes, adversarios políticos o para el fuego amigo.
Para Peruzzotti y Smulovitz, “… la accountability social es un mecanismo de control vertical, no electoral, de las autoridades políticas basado en las acciones de un amplio espectro de asociaciones y movimientos ciudadanos, así como de acciones mediáticas”.
Las decisiones sean
La participación pública, y la transparencia, tomada de la mano con ésta, no por voluntad, sino por mera comprensión en su practicidad, y la forma en que se acata para si. Ya que para que la participación ciudadana, se deje ver en la sociedad, o lo que es lo mismo, sea una actuación visible en la sociedad; y lo más importante, se pueda desarrollar, es justamente necesario, el aporte, tanto de la información que ha de ser pública, como la rendición de cuentas por parte del aparato estatal. Amén del interés participativo de la ciudadanía en los asuntos políticos y públicos, pues todos los asuntos de corte político han de rayar en cierto momento y obligatoriamente, en lo público, pero no todo asunto público necesariamente ha de concretarse como político, aunque ciertamente, la cotidianeidad es una de las formas más expresivas y desarrolladoras de la política natural y básica. Lo que en otras palabras, éste último enunciado puede decirnos, es, como el abordaje, primero teórico, y después práctico, del espacio público (del ambiente propicio, que en las postrimerías de la posmodernidad), que ha venido a embarcarse en lo privado, y entiéndase por privado, no solo lo que encierra lo personal, sino también, lo más íntimo de cada individuo; que como ejemplo, bástenos el caso de los talks shows, que han sido un boom para las empresas que poseen canales de televisión en los años que vivimos; éste espacio público, sumerge pues, por no decir que reprime y en ocasiones asfixia, las actividades que de manera personal se han de realizar durante el diario vivir. Y estoy refiriéndome (aunque solo haya enfatizado el carácter individual), a una represión global, abarcante, y tentativamente bondadosa, en los estímulos que provee, que genera, y que a fin de cuentas, son en defensa propia, es decir, hacer ver a cada uno de los que nos abarca tal represión de los espacios privados por los espacios públicos, pero no por ello, devengo una negatividad contagiosa, de generalizar en la asfixia de todos los espacios privados aún existentes, aún posibles, dentro de la normatividad correspondiente, a los parámetros estabilizadores de la sociedad, que en su mayoría se encuentran en la dinámica de las instituciones básicas de la sociedad, tales como la familia y la escuela; y más que básicas, hoy en día fundamentales, para que en la funcionalidad de estas, se afronte las deficiencias, que para el caso de las instituciones básicas y necesarias, presenta al arrastre de las acciones que encuadran en la posmodernidad. Pero concretémonos específicamente, a hacer más comprensiva la idea de lo que conlleva la participación ciudadana, y dejemos en claro, primeramente lo que enmarca, lo que atañe, el ser ciudadano, y no sólo un ciudadano cualquiera, sino un ciudadano en una sociedad en vías de la consolidación democrática que es lo que realmente nos atañe; en el régimen democrático estrictamente, pues es éste régim
en, el que se presenta como fundamental, para lo que es en sí, la participación ciudadana. Como lo señala Merino: Ser ciudadano, en efecto, significa en general poseer una serie de derechos y también una serie de obligaciones sociales. Pero ser ciudadano en una sociedad democrática significa, además, haber ganado la prerrogativa de participar en la selección de los gobernantes y de influir en sus decisiones. De aquí parten todos los demás criterios que sirven para identificar la verdadera participación ciudadana.11 Como apunta Merino, la prerrogativa ganada para la participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, estima invariablemente la posibilidad de ser capaces de ejercer una participación determinante, no en el simple hecho de llamar la atención con algún acto masivo, sino todo lo que se puede rescatar con la presencia del ciudadano en la vida pública y política. O ¿por qué no?, haciendo uso de la iniciativa popular y el derecho de petición, pues como apunta Merino, son posibles, para los ciudadanos organizados, y con ello, influencia habrá en la vida pública y lo que es más interesante, en las decisiones que desde arriba se tomen. Bien lo señalaba Aristóteles, en su forma de ver idealizada a la sociedad, e idealizado al individuo; según él, el bien del individuo, es, y ha de ser de la misma naturaleza que el bien de la ciudad, aunque guardando las respectivas distancias, sobre el hecho de que el bien de la ciudad es tanto más divino como más hermoso, porque pasa de la simple dimensión de lo privado a la dimensión de lo social. He aquí el elemento aportador a lo religioso, por parte de éste gran filósofo. Para él, el hombre en su definición, es animal político, no solamente por la limitante de vivir en sociedad, sino por ser parte y vivir en una sociedad políticamente organizada (Reale y Antiseri 2004). Cabe la posibilidad de que si el filósofo estagirita, hubieses vivido en estos tiempos, habría marcado pautas para una verdadera participación ciudadana en la cosa pública, pues según sus mismas acepciones de lo político, constriñen indudablemente, a la voluntad en primera instancia, de las personas que va formando la sociedad, para ser participes de la dinamicidad de la democracia en la vida nacional, máxime, si en la actualidad, estamos viviendo en un país presupuestal y legalmente como Estado - nación. Ahora bien, los límites de la participación ciudadana, no están ni cerca de las voluntades de los actores políticos, puesto que si fuera de esa manera, otra cosa sería, aunque, y lo siguiente es una idea un poco compleja, pero esfuerzo no falta para tratar de dejarla más en claro; si los límites de la participación ciudadana, estuvieran en lo que los participantes más activos en la vida política quieren y desean, o sea, en los gobernantes y los que ejercen la cosa pública (hago mención de que otra cosa sería, por las libertades que como ciudadanos de un estado nacional, regido por la democracia, se tienen), estarían a favor de 11 Op. Cit. p. 30. los meros intereses meramente particulares de dichos actores. Con ello, no generalizo una mala voluntad o un desviamiento de la digna y legalmente constitucional, posibilidad de participación ciudadana, sino que, necesariamente, torcidas serían las acciones que seguirían las ciudadanos, no por voluntad propia, sino por estos intereses de particulares, y por lo tanto,, no estaríamos frente a un proceso de natural adecuación al régimen idealmente democrático, sino a voluntades bajo presión, bajo resguardo, coaccionarias, y siguiendo órdenes a regañadientes, lo cual, en nada se equipara, ni se visualiza, ni en lo más mínimo, con la deseable participación del ciudadano, y por lo tanto, más nos alejaríamos de la democracia plena que nos hemos estado imaginando. Aunado a estas ideas, existe una cuota, aunque mínima, que exige la participación ciudadana, es eso que llamamos conciencia social, refiriendo a los vínculos que unen la voluntad individual de tomar parte en una tarea colectiva con el entorno en el que se vive (Merino 1995). Dicha cuota señalada por Merino, tiene como presupuestos fundamentales, los valores de la participación ciudadana, los cuales, antes de detallarlos (aunque de manera sencilla se han esbozado anteriormente en el presente ensayo), son compendios de las acciones de transparencia, tanto de la del Estado para con los ciudadanos, y viceversa, así también, como la transparencia más sencilla, o sea, la cotidiana, el transparente actuar de cada uno, no precisamente por una moralidad arraigada, sino por sentido común, tanto cuanto de bienestar, como de dignificar al otro en lo que le ofrecemos de nosotros mismos, y lo que merece como persona; cosa que nos hace darnos cuenta de los alcances, o más bien, de las raíces que presenta la formalidad de la transparencia como ley, como cierto regulador de la vida en sociedad, pero sobre todo de la vida en relación con el aparato estructurador del país, en una palabra, con el Estado. Estos valores de la participación ciudadana, están conjuntados por uno mismo, el cual, es buscado por todos los Estados nación, y en este caso, es una misma, a saber, la justicia. Y en palabras de Merino, encontramos estos valores de forma sencilla explicados: ..la responsabilidad es la primera de las virtudes públicas….Ser libre, es ser responsable. Ante los individuos con quien se comparte la libertad…la participación ciudadana en la democracia es también una forma de influir y de dejarse influir por quienes comparten la misma libertad de participar. El segundo valor es la tolerancia. Tolerar no significa aceptar siempre lo que otros opinen o haga. Si tolerancia, la participación ciudadana serían una práctica inútil: no llevaría al diálogo y a la reproducción de la democracia, sino a la confrontación y a la guerra. Por último, la solidaridad, ese término difícil y controvertido. La idea de solidaridad, siendo tan antigua, tiene que recrearse en el futuro. Pero el matiz con la idea fraterna es pertinente. La fraternidad se establece entre individuos: es una relación entre personas, por si mismas. La solidaridad en cambio, quiere abarcar a la sociedad, pero sobre todo pretende surgir de ella. Responsabilidad, tolerancia y solidaridad son valores públicos que se entrelazan, con uno más amplio que los abarca: la justicia.12 En primera instancia, acudiendo al primer valor que propone Merino, la responsabilidad, es un valor en doble dirección, tanto para el Estado en cuanto a garantizar responsablemente la información, que para el caso de la transparencia ha de exhibir, como de parte de los ciudadanos, en sus acciones 12 Op. Cit. pp. 53-55. encaminadas a darle sentido y legitimidad a los asuntos concernientes a la esfera de lo político, y obvio, de lo público. El segundo valor, no va en otra dirección, que en la directa, de señalar, que a través de la tolerancia, el ciudadano está predispuesto para la participación, y un posible y tangible reconocimiento a carta cabal, de la civilidad que tanta falta hace en nuestro país, y que en mucho se ha mermado en las últimas décadas. La solidaridad por su parte (como tercer valor propuesto por Merino), aunada a la fraternidad y la caridad, entrañan manifestaciones, a la vez que simbólicas, individuales, en el sentido de que en conjunto, estos valores, más que cívicos, estimulantes de la democracia, pueden hacer mucho en función, tanto de la validez y valoración de la participación ciudadana, como de la maduración, en cuanto al camino de la consolidación de la democracia. Haciendo propias, y (de manera correcta), aprehendiendo, es decir, no solo aprenderlos como una enseñanza más, sino realmente aprehender estos valores de la participación ciudadana, que nos propone el autor en mención, es a la vez, darle reconocimiento a cada individuo como pieza importante en el rompecabezas que denominamos democracia, reconocernos también a nosotros mismo como posibles autores de sino cambios, sí, formas diferentes y tanto más sustanciosas como más significativas en el desarrollo de los procesos generadores de la democracia, que con tanto esmero nos hemos estado esforzando a través de los años, y posiblemente a través de los siglos. A continuación, expongo las leyes de derecho de acceso a la información de algunos países, extraídas de: Democracia y derecho a la Información de Luz del Carmen Martí Capitanachi. País Nombre de la Ley Fuente Canadá Access to Information Act Publicada en la Gazette du Canadá, 1982 Colombia Law Ordering the Publicity of Official Acts and Documents Ley 57 adoptada el 5 de Julio 1985 Croacia Act on the Right of Access to Information Aprobada por el Parlamento el 15 de octubre de 2003 y signada por el Presidente el 21 de octubre de 2003. No: 01- 081-03-3491/2 España Ley 30/1992 sobre Administración Pública y Procedimientos Administrativos Comunes (Law 30/1992 on public Administration and Common Administrative Procedures – amendmended 1998) Publicada en el Boletín Oficial del Estado 27 de noviembre de 1992 Estados Unidos Ley de Acceso a la Información (Freedom of Information Act) Promulgada el 4 de julio de 1966 codificada en 5U.S. C. Section 552 Francia Loi n 78-753 du 17 juillet 1978, d´acces aux documents administratifs Publicada en JORF du 18 Juillet 1978 Italia Ley de Acceso a la Información (Law No. 241 of 7 August 1990 – Chapter V – Access to Administrative Documents)Decreto de la Presidencia de la República No. 352, instrumentando el artículo24.2 de la Ley 241 (Decree of President of the Republic No. 352, 27 June 1992 Implementing Article 24.2 of Law No. 241) Publicada en la Gazzetta Ufficiale 18 agosto 1990, n. 192 México Ley Federal de Acceso a la Información Pública gubernamental Leyes estatales de Acceso a la Información Pública Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2002, entró en vigor en junio de 2003 Países Bajos Government Information (Public Access) Act (WOB) Acta de 31 de octubre de 1991 Portugal Ley de Acceso a la Información (Freedom of Information Act) Constitución de Portugal, aprobada el 2 de abril de 1976, entró en vigor el 25 de abril de 1976 Reino Unido Freedom of Information Act 2000 Capítulo 36 Tomo Legislación 2000 Consentimiento Real 30 de noviembre de 2000 Sudáfrica Promotion of Access to Information Act, 2000 Publicada en la Gazette No. 20852 dated 3 February 2000 Suecia The Freedom of the Press Act Constitucionalmente fue adoptada en 1949 y reformada en 1976 4. A manera de conclusión Habiendo hecho pues, un esfuerzo por alcanzar una mejor comprensión de las Leyes que nos rigen como país, especialmente de la Ley Federal de Transparencia y acceso a la Información Pública Gubernamental, es posible idear, sobre todo, una visión plausible, en el hecho de considerar las muchas posibilidades que en materia del ejercicio democrático quedan y existen en nuestro país; y es que no sólo hago referencia a una sola posibilidad, porque no somos un país con un solo ciudadano, sino con demasiados, los suficientes como para poder tener acceso al régimen, debida y legalmente democrático, pues si en otros países, esto se ha llevado a cabo gracias a la colaboración de todos los que conforman tal o cual Estado, no veo el porqué, más que soñar, con un día, llegar a un plena democracia, podamos aspirar como Estado nacional, a la consolidación de la misma, y con ello, hacernos acreedores ahora sí, al término de país en vías de desarrollo. Y es que justamente, se puede llevar a cabo lo antes mencionado, con la loable participación de todos los ciudadanos, sino en conjunto (aunque en muchas de las veces, han de realizarse de esta manera algunas de las acciones colectivas para los objetivos que se sigan), sí, de manera que tengan el mismo fin común, y que ello, por ende, se atañe, se atrae, se madura en los procesos de consolidación democrática, claro, sin dejar de lado otras de las características, específicamente aquella que resulta de la conjunción de la legitimidad y credibilidad de las acciones del Estado para con sus gobernados y viceversa; como es el caso de la función de la transparencia, punto y eje central del presente escrito. Finalmente, a sabiendas de que somos ciudadanos (en potencia) democráticos, siempre habrá espacio para nuevas realidades, oportunidades (como los son las de expresión) y libertades para expresarnos a favor de esa característica de los Estados nacionales modernos, que van desarrollándose y posicionándose en la globalidad de del capitalismo moderno; que es precisamente, la transparencia de las acciones gubernamentales, las cuales nos son, sino signos manifiestos de una democracia plausible y alcanzable.
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