Pensamiento Complejo

La lectura comienza con la interrogante de conocer hasta qué punto puede lo complejo ser entendido de manera más sencilla sin llegar a ser simplificador, es decir, sin mutilar todo lo que se expresa mediante lo complejo, sin quitarle todo el conocimiento que conlleva. A partir de esta pregunta se define a lo complejo como aquello que no puede reducirse a una idea simple, el tejido de eventos, acciones, e interacciones que constituyen el mundo y la manera de entenderlo. Se plantea la idea de crear o diseñar un modo de pensar o un método mediante el cual se pueda desafiar la complejidad, dando como primer guía que para que esto se logre debe de ejercitarse un pensamiento capaz de dialogar con otros y de negociar lo real.

Pensar complejamente, es agrupar todas la maneras simples de ver un problema sin que esto ocasione un problema mayos y siendo conscientes que esto no debe generar una mutilación del pensamiento, reducir el problema o manejarlo de manera unidimensional.

Para organizar nuestro conocimiento y de esta manera lograr una sencillez en su complejidad, es necesario organizarlo mediante la selección de datos significativos y el rechazo de los datos que no lo son y para ello es necesario tomar conciencia de todas las dimensiones que pueda haber sobre un problema.

Para nuestro pensamiento es inquietante la incertidumbre y la ambigüedad, es por eso la necesidad de poner orden, clarificar y distinguir con el fin de no crear en el ser humano una ceguera que le impida ver lo real.

Después de un recorrido sobre la teoría sistémica mediante la cual todo el dilema de la complejidad pueda ser organizado de alguna forma, Edgar Morin concluye diciendo que lo ideal sería que la complejidad se resolviera a base de premisas sencillas pero siempre recordando que hay diferentes paradigmas a través de los cuales se puede ver la realidad y los diferentes tipos de pensamiento, a los cuales se tiene que estar abiertos y dispuestos al diálogo.

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