Pobreza Extrema, Una Experiencia Inaceptable

Todo comenzó a las 8:00 am cuando tomé un bus de mi casa a la universidad, no soy una persona que frecuenta el transporte público pues lo considero una incomodidad innecesaria, pero me vi obligada a hacerlo por el presupuesto que tenía para sobrevivir una jornada completa. Debo confesar que a lo largo del recorrido temía un poco por mi seguridad, pero una hora después finalmente llegue a mi destino sana y salva. Para ese momento todo parecía normal, no tenía hambre y lo único en lo que pensaba era en el escrito que me tocaba entregar antes de las 12 del mismo día. Con el trascurrir de las horas mi ansiedad por comer comenzaba a interrumpir mi concentración dificultando mi trabajo, había decidido tomar un refrigerio alrededor de las 2 de la tarde teniendo en cuenta que iba a ser un día largo y que mi dinero me limitaba a la posibilidad de una sola comida, razón por la cual seguí ignorando mi apetito y termine mi escrito a tiempo. Con ánimos de distraerme un poco y olvidar que no me había alimentado en todo el día, decidí reunirme con algunos compañeros mientras llegaba mi anhelada hora de almuerzo, todo parecía mejorar, ya que lentamente me enfocaba en otras cosas y dejaba de lado mis preocupaciones.

Cerca de las 2 de la tarde por fin fui a comer en compañía de mis amigos, sentí una felicidad inmensa de saciar mi hambre hasta que me acorde que solo disponía de 1,700 pesos, y era obvio que en el restaurante en el que estábamos no me iba a alcanzar ni para tomar agua. Tome la decisión de comprar algo en algún puesto ambulante cerca del lugar en el que me encontraba, pero tenía que elegir que iba a consumir, al final resolví comprar un paquete de maní que costaba 1,500 pesos, dejándome como excedente 200 pesos, me senté a compartir tiempo con mis compañeros, lo cual resulto peor pues deseaba lo que ellos estaban consumiendo a pesar de no poder pagarlo, por lo que decidí ir a estudiar por mi cuenta a la biblioteca, cerca de las 4 de la tarde me rendí, ya que no podía pensar en nada que no fuera la única moneda que me quedaba y en cómo iba a regresar a mi casa, ya que vivía por lo menos una 70 cuadras hacia el norte y nadie iba acceder a transportarme por 200 pesos, tenía que solucionar ese problema antes de que se oscureciera. Después de media hora de negación, acepte que mi único remedio era caminar hacia mi casa y me dispuse a hacerlo. Sin perder tiempo y a un paso medianamente acelerado emprendí mi recorrido y llegue a mi casa ese día a las 6 de la tarde, a pesar de sentir la necesidad de ingerir alimentos, me resistí pues sería trampa.

Tras haber realizado este experimento me di cuenta lo difícil que debe ser vivir con un presupuesto de 3,200 pesos o menos todos los días, ya que a pesar de que esta experiencia fue muy corta, entendí que las personas que se encuentran en la línea de indigencia moderada o extrema, tiene una ingesta de calorías insuficiente, lo que perjudica su

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