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Poemas De Pablo Neruda Del Mar


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  875 Palabras (4 Páginas)  •  848 Visitas

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El mar

NECESITO del mar porque me enseña:

no sé si aprendo música o conciencia:

no sé si es ola sola o ser profundo

o sólo ronca voz o deslumbrante

suposición de peces y navíos.

El hecho es que hasta cuando estoy dormido

de algún modo magnético circulo

en la universidad del oleaje.

No son sólo las conchas trituradas

como si algún planeta tembloroso

participara paulatina muerte,

no, del fragmento reconstruyo el día,

de una racha de sal la estalactita

y de una cucharada el dios inmenso.

Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,

incesante viento, agua y arena.

Parece poco para el hombre joven

que aquí llegó a vivir con sus incendios,

y sin embargo el pulso que subía

y bajaba a su abismo,

el frío del azul que crepitaba,

el desmoronamiento de la estrella,

el tierno desplegarse de la ola

despilfarrando nieve con la espuma,

el poder quieto, allí, determinado

como un trono de piedra en lo profundo,

substituyó el recinto en que crecían

tristeza terca, amontonando olvido,

y cambió bruscamente mi existencia:

di mi adhesión al puro movimiento.

Pablo Neruda

La noche en la isla

Toda la noche he dormido contigo

junto al mar, en la isla.

Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,

entre el fuego y el agua.

Tal vez muy tarde

nuestros sueños se unieron

en lo alto o en el fondo,

arriba como ramas que un mismo viento mueve,

abajo como rojas raíces que se tocan.

Tal vez tu sueño

se separó del mío

y por el mar oscuro

me buscaba

como antes

cuando aún no existías,

cuando sin divisarte

navegué por tu lado,

y tus ojos buscaban

lo que ahora

—pan, vino, amor y cólera—

te doy a manos llenas

porque tú eres la copa

que esperaba los dones de mi vida.

He dormido contigo

toda la noche mientras

la oscura tierra gira

con vivos y con muertos,

y al despertar de pronto

en medio de la sombra

mi brazo rodeaba tu cintura.

Ni la noche, ni el sueño

pudieron separarnos.

He dormido contigo

y al despertar tu boca

salida de tu sueño

me dio el sabor de tierra,

de agua marina, de algas,

del fondo de tu vida,

y recibí tu beso

mojado por la aurora

como si me llegara

del mar que nos rodea.

Pablo Neruda

ODA AL MAR

Aquí en la isla el mar

y cuánto mar

se sale de sí mismo

a cada rato,

dice que sí, que no,

que no, que no, que no,

dice que si, en azul,

en espuma, en galope,

dice que no, que no.

No puede estarse quieto,

me llamo mar, repite

pegando en una piedra

sin lograr convencerla,

entonces

con siete lenguas verdes

de siete perros verdes,

de siete tigres verdes,

de siete mares verdes,

la recorre, la besa,

la humedece

y se golpea el pecho

repitiendo su nombre.

Oh mar, así te llamas,

oh camarada océano,

no pierdas tiempo y agua,

no te sacudas tanto,

ayúdanos,

somos los pequeñitos

pescadores,

los hombres de la orilla,

tenemos frío y hambre

eres nuestro enemigo,

no golpees tan fuerte,

no grites de ese modo,

abre tu caja verde

y déjanos a todos

en las manos

tu regalo de plata:

el pez de cada día.

Aquí en cada casa

lo queremos

y aunque sea de plata,

de cristal o de luna,

nació para las pobres

cocinas de la tierra.

No lo guardes,

avaro,

corriendo frío como

relámpago mojado

debajo de tus olas.

Ven, ahora,

ábrete

y déjalo

cerca de nuestras manos,

ayúdanos,

...

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