Política De Venezuela En El Tercer Milenio

Venezuela, es referencia en el mundo debido a los profundos cambios políticos, económicos, sociales y culturales generados a partir de la Revolución Bolivariana (1.998). Este proceso de cambios se caracteriza por ser una revolución antiimperialista, de liberación nacional y que abre perspectivas al socialismo. La liberación nacional en un mundo dominado por el imperialismo y sus corporaciones transnacionales, no puede concebirse al margen de un proceso de resistencia y acumulación de fuerzas de carácter continental y mundial.

En este marco de ideas, es importante destacar la acertada política internacional venezolana, que ha impulsado la formación de nuevas alianzas y escenarios que fortalecen la multipolaridad a nivel continental y global en función de la definitiva ruptura de la dependencia y la subordinación de la nación frente a los dictados del imperialismo, en particular el estadounidense. Pero sólo una sociedad socialista puede romper con la dependencia y la subordinación de este imperio.

De allí, la necesidad de acelerar la construcción de nuevas relaciones de producción entre el capital y el trabajo, la explotación del hombre por el hombre y consolidar el desarrollo de las fuerzas productivas y en general la economía de la nación. Sólo de esta manera, Venezuela se convertirá en una nación libre, soberana e independiente.

Ante la hegemonía económica y militar del imperialismo estadounidense ¿bastarían estas alianzas estratégicas internacionales y el modelo de Estado que estamos construyendo, para lograr esa ruptura definitiva de dependencia y subordinación del imperialismo norteamericano?

¿Podría la clase dirigente de la Revolución Bolivariana, con la práctica de la ideología burguesa construir una sociedad distinta, basada en el socialismo?

Nuestro país entra en el tercer milenio iniciando un proceso de cambios profundos, fundamentados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Entre ellos destacan las políticas gubernamentales en el área social, con el fin de conseguir la suprema felicidad del pueblo y la política exterior, consustanciada con la realidad internacional en un mundo globalizado.

La inversión social a través de las Misiones, el descenso del desempleo, aumento de salario, incremento de ciudadanos y ciudadanas pensionados (as), acceso a la salud, educación y vivienda para la mayoría de la población históricamente excluida, la lucha por cuidar el ambiente a fin de preservar la vida en el planeta, ha convertido a Venezuela en un hito para los pueblos del mundo, demostrando así que “construir un mundo mejor es posible”.

La exitosa política exterior venezolana ha coadyuvado a la profundización de nuevas relaciones con todos los países y pueblos del mundo sobre la base de la coexistencia pacífica, respeto mutuo, autodeterminación de los pueblos y el fortalecimiento de la lucha por la paz mundial.

La integración latinoamericana y caribeña ha generando importantes espacios de intercambio comercial justo, apoyo mutuo en las áreas políticas, sociales y culturales, alianzas estratégicas entre los pueblos, diversos convenios internacionales, conformándose así un importante bloque suramericano y caribeño, representados en el ALBA, CELAC, UNASUR, PETROCARIBE y los llamados foros de unión inter regionales: Sur-Sur (América), Sur- Africa, Sur-Países Árabes y alianzas con grandes potencias (China, Japón y Rusia) nos permitirá enfrentar las arremetidas neocoloniales del imperialismo. Con estos espacios de integración latinoamericana y caribeña se ha logrado grandes avances, uno de ellos, es la derrota definitiva en la región suramericana del ALCA, convenio comercial estadounidense para legitimar la expoliación de los recursos de las naciones suramericanas y caribeñas.

Pero, en estos catorce años de revolución ¿hemos avanzado en la construcción de la sociedad socialista o estamos construyendo un capitalismo de Estado?

A partir de 1.998, con el nacimiento de la Revolución Bolivariana se reimpulsa la participación del Estado en la economía nacional sin cambiar el carácter de clase del Estado. Este continúa funcionando con una economía rentista que favorece a los grandes capitales nacionales e internacionales. Es la direccionalidad política- económica de clase la que nos diferencia del modelo capitalista de sociedad.

En la actualidad, la política económica estatal beneficia a sectores del capital no monopolista ya existente

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