Practicas Y Discursos

PRÁCTICA, DISCURSO Y TEORÍA

OLGA LUCIA ZULUAGA GARCES

Partiendo del documento “Pedagogía e historia”de Olga Lucia Zuluaga en el texto de “Práctica y discurso” podemos deducir que el maestro es como el funcionario de la práctica pedagógica (al ver, al hablar, al pensar y a otras funciones que involucran el oficio de enseñar), ya que si entendemos que para enseñar hay que decir y ese decir ha de traer a nuestra presencia el discurso transformado en cosas, en una palabra, “materializado”, ya que la pedagogía trata los discursos como objetos. Al pensar que a la pareja enseñanza-aprendizaje corresponde a la pareja“manera de decir”-“ manera de conocer”. Según el decir es el aprender y si “el decir” fundamenta la relación del maestro con el conocimiento entonces quien enseña, sabe decir, y de este modo se define el estatus del maestro el cual está investido del poder que le confiere una institución. En este sentido quien enseña ejerce el poder por medio del discurso. El decir del profesor pone ante el oído y la vista del sujeto que aprende los enunciados de los que habrá de apropiarse: enunciados palpables, captables, aprehensibles, evidentes, familiares, los cuales son materializados de la manera más sencilla a través de la didáctica creando así la posibilidad más cercana de aplicación, de apreciación, de ejemplarización, de discusión. Los discursos y las prácticas van de la mano ya que van ligadas entre sí y por lo tanto no se puede hablar de una y aparte de la otra.

A partir de la práctica pedagógica del siglo XIX en la que se origina el capitalismo, el hombre de la escuela se formó como un ser socio-político,religioso y moral. En donde para Foucault el poder y saber se unen en el discurso: el discurso transmite y refuerza el poder, pero también puede oponerse a él, ya que, según las circunstancias, un mismo discurso puede desempeñar múltiples relaciones con el poder: son como bloques tácticos que operan en el campo de las relaciones de fuerzas con diferentes estrategias, manteniendo una relación discursiva y nunca estable, por lo que “todo es peligroso”. Por lo tanto, no existen ni prácticas ni discursos que sean liberadores: lo son o no según el contexto. Finalmente, consideremos la propuesta de Foucault puede ser de gran utilidad para comprender los dispositivos de formación existentes en nuestro contexto educativo sobre todo para mirar, de qué forma los sujetos se encuentran por estas líneas de saber y poder, y de qué forma se producen procesos de subjetividad, o existen condiciones de posibilidad para que estos procesos se den. A pesar de que se crea, que es en las instituciones educativas donde circulan libremente y donde puede aprenderse todo tipo de discursos, sólo circulan y de modos ritualizados aquellos discursos que sustentan el poder de una cierta forma política dominante.

Para concluir, el maestro enfrenta sus conocimientos

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