Problemas Relacionados Con El Estilo De Educación Familiar
Enviado por berecaramelo • 16 de Septiembre de 2013 • 9.658 Palabras (39 Páginas) • 527 Visitas
MÓDULO III FAMILIA
TEMA 3. DESAFÍOS INTERNOS DE LA FAMILIA
3.1 Problemas relacionados con el estilo de
educación familiar
3.2 Problemas relacionados con conductas destructivas
Introducción
Los desafíos internos de la familia se dividen en dos tipos:
1. Los relacionados con el estilo de educación familiar, como la educación débil, la falta de límites yl el problema de la utilización del tiempo provocado por los cambios de roles.
2. Los relacionados con conductas destructivas como la violencia intrafamiliar (maltrato infantil y abuso sexual) y las adicciones (alimenticias y farmacodependencias: alcoholismo, tabaquismo y drogadicción).
La manera en que una familia logra superar sus desafíos dependerá de su grado de cohesión, flexibilidad y comunicación familiar.
3.1 Problemas relacionados con el estilo de educación familiar
Hemos visto que una de las funciones de la familia, es la personalización,de sus integrantes para que alcancen la madurez y la responsabilidad que les permita incorporarse de manera competente en la sociedad.
De acuerdo con Stenson los siguientes factores educativos contribuyen a formar personalidades maduras, responsables y competentes cuando los padres de familia:
• Están bien informados sobre las fuerzas positivas y negativas que influyen en sus hijos y toman las decisiones y acciones pertinentes.
• Se preocupan por fomentar y desarrollar principios y valores en sus hijos, antes de que éstos lleguen a la adolescencia.
• Son firmes en la educación, establecen límites y no se dejan llevar por las lagrimas y caprichos de sus hijos.
• Mantienen un sano equilibrio entre el afecto y las normas.
• Ponen los medios para superar la visión egocentrista de los niños, se esfuerzan por darle un sentido social a su vida.
Los progenitores que no han logrado encaminar sus acciones educativas en este sentido, por mucho que intenten darle lo mejor a sus hijos, estarán impartiendo una educación débil que tarde o temprano se reflejará en la falta de madurez personal.
Los rasgos característicos de una personalidad inmadura son la ausencia de un juicio claro, la confusión ante los estímulos, la evasión de las responsabilidades y, en muchas ocasiones, la carencia de un proyecto de vida.
3.1.1 Educación débil
Muchos jóvenes seriamente dañados provienen de familias disfuncionales e incluso patológicas en las que no se les brinda afecto, o bien, son víctimas de la agresión y el descuido. Sin embargo, hay otros jóvenes con características similares, cuyas familias son estables y lo han recibido todo.
Las preguntas surgen inmediatamente: ¿Por qué se comporta así, si se le ha dado todo?, ¿por qué ha sucedido esto, si fue a la escuela?, ¿qué busca al utilizar drogas?, ¿cómo es posible que mi hija esté embarazada?.
Aunque los datos de las investigaciones no pueden aplicarse de manera absoluta, pues el ser humano tiene libertad de elegir, se han encontrado algunos factores de riesgo mucho más sutiles y difíciles de detectar que el deterioro familiar, social o económico.
Factores de riesgo
1. No existen metas, normas ni objetivos claros.
2. Los padres ceden y admiten lo que no aprueban.
3. Prevalecen los sentimientos y deseos, más que el pensamiento.
4. No se tolera la incomodidad ni el sufrimiento.
5. Hay quejas constantes.
6. Los niños ruegan; los padres conceden.
7. Los hijos consumen lo que quieren y cuando quieren.
8. Los padres no dan ejemplo de una vida plena de sentido.
9. El padre o la madre se ausenta, no participa o delega.
10. Se maneja la vida de los niños y se les resuelve todo.
11. Los padres controlan el tiempo de sus hijos.
12. No se fomenta el sentido de pertenencia.
13. No hay conversaciones íntimas.
14. No se respeta a los demás.
15. Los padres no son los modelos adecuados.
16. No tienen aficiones.
17. Las opiniones y las creencias son superficiales.
18. Los niños no tienen interés por aprender.
Estas características y formas de tratar a los niños, los hacen parecer bien adaptados, agradables, simpáticos y desinhibidos, acostumbrados a relacionase con los adultos como iguales, sin represiones ni trabas.
Cuando los padres han tratado de darle todo a sus hijos: afecto, cuidados, estudios, satisfactores diversos, con la idea de hacerlos felices, resulta inconcebible el hecho de que los hijos se conviertan en adolescentes y jóvenes problemáticos y en adultos inmaduros.
¿Qué es lo que no funciona en esos hogares aparentemente encantadores, pero en el fondo de alto riesgo?, ¿por qué a esos niños los absorbe tan fácilmente cualquier influencia negativa?, ¿qué errores han cometido los padres?
Según las investigaciones de Stenson y de sus colaboradores, hay un patrón común de errores al que los padres obedecen involuntariamente, y con la mejor voluntad.
Veamos algunos de los elementos que configuran ese patrón, en relación con los padres:
• No piensan suficientemente en la clase de personas que les gustaría que sus hijos llegaran a ser.
• Se concentran en lo que sus hijos harán, no en lo que serán.
• Pocas veces se preguntan si serán reconocidos y estimados por su integridad, su trabajo y responsabilidad como padres o ciudadanos; si serán personas virtuosas, capaces de tener relaciones estables y de formar una familia; si tomarán buenas decisiones y serán personas de bien.
• Determinan las enseñanzas y la disciplina del hogar de acuerdo con ciertas prioridades, por lo que sus esfuerzos y estilo de vida se encaminan a satisfacerlas. Por ejemplo, si lo más importante es la carrera se centrarán en las calificaciones.
• Piensan poco en preparar a sus hijos para su futura vida familiar. No se plantean cuán difícil será para sus futuros yernos y nueras vivir con una persona caprichosa que sólo piensa en sí misma, incapaz de controlar su vida, que carece de buenos hábitos, no piensa en los demás y es inmadura.
Evidentemente, no se puede controlar la vida de los hijos; pero es un error grave reducir su educación a los aspectos intelectuales, menospreciando la formación socio-emocional. Así se deja a los niños inermes y no se forja su personalidad, por lo que se convierten en presa fácil de cualquier peligro, sin capacidad para resolver las dificultades
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