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Prosas Añejas


Enviado por   •  31 de Octubre de 2012  •  351 Palabras (2 Páginas)  •  362 Visitas

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Hoy he vuelto a caminar por el desgastado concreto que lleva hacia aquel lugar que alguna vez juramos jamás profanar. Aún están las piedras pintadas de pasado, encarceladas entre las hojas secas que los árboles resignan al invierno. Parece como si el tiempo se hubiera detenido ante la mirada atenta de la brisa, del ruidoso romper de las olas y de toda la escenografía que nos regala el mar. Todo está tan fresco, que me resisto a pensar que ya han pasado doce años desde aquella vez en que acordamos presenciar el hermoso atardecer naranja del horizonte porteño; Todo un espectáculo para los ojos. El destino había confabulado para hacer de estas horas, momentos imborrables en la historia de nuestras vidas, ni que decir del escuadrón de hormigas que nos volvió a la realidad. Debo reconocer que de no ser por aquellos diminutos hermanos de la naturaleza, nos hubiésemos entregado al sueño de alguna forma.

Sentado sobre la yerba crecida, te escuchaba susurrar en mi oído, con tu tono jovial y espontáneo, que no cambiarías nada del mundo banal por una escena como ésta, porque aquí eras natural, respirabas calma y te olvidabas del agitado y confuso sentido de la vida moderna. Aquí se renovaban tus sueños, o se hacían más grandes o nacían unos nuevos. Recuerdo la expresión de tu rostro cuando convencida me mirabas y sentenciabas lo pequeños que éramos con tan inmenso panorama, y a decir verdad, lo somos.

Pero faltas tú.

Tu ausencia es el argumento de la tarde en que se basa la pena que denuncian estas letras. Nada es igual sin aquella fragancia que destilaba tu presencia al caer la tarde. Cada abrazo, cada caricia, cada palabra tuya, transformaban los colores de aquellas horas que aún se tiñen de frescura. Te extraño inmensamente en este silencio que abre las puertas de la noche, y aunque caminas lejana mientras escribo esta prosa, he de confesar que todavía sostengo la promesa de mantener nuestro lugar tan improfanable, tan de nosotros, tan tuyo. Hoy he sacado cita al destino, y te espero con las ansias de siempre. No tardes.

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