Pruebas estandarizadas ¿Las pruebas estandarizadas miden la calidad y los aprendizajes en los niños?

Taller de especialidad

Pruebas estandarizadas

¿Las pruebas estandarizadas miden la calidad y los aprendizajes en los niños?

Lucia Añazco, Camila Araya, Erick Rodríguez

1) Introducción

- Presentación del tema

Los sistemas de medición tradicionales que se han instaurado y proyectado en la Educación en Chile sobre los aprendizajes de los alumnos en los establecimientos educativos no han experimentado impactos significativos sobre ellos,  básicamente porque poseen una visión reduccionista de los contenidos que se pretenden evaluar. El proceso de aprendizaje y enseñanza (como todo acto educativo), no es ni puede ser algo neutral, pues involucra otros aspectos suscitados desde  los contextos educativos específicos donde se desenvuelven los alumnos, intrínsecamente ligado a un contexto cultural y social. Ante esto, el aprendizaje debe ser visto como un proceso reflexivo, en donde este debe tener un rol fundamental para fortalecer las ideas acerca de una educación pública y democrática y una retroalimentación que ayude a construir mejores prácticas docentes. Sin embargo, en nuestra educación actual el eje fundamental de los procesos de enseñanza-aprendizaje se ha entendido desde una mirada más instrumental, y no desde la complejidad que suponen los procesos educativos.  Desde este mismo contexto, las pruebas SIMCE y PSU son el mayor ejemplo de cómo el Estado y la sociedad en general, tienden a instrumentalizar los procesos educativos.

El presente trabajo, se ha construido baja la idea de que las pruebas estandarizadas no miden aprendizajes, y lo fundamentamos a través de la bibliografía y la reflexión propia que hemos hecho acerca del tema. Por lo que habría que precisar, que los autores consultados ocupan el término “calidad” para referirse a variadas aristas del proceso d enseñanza aprendizaje. Un texto ocupado en este trabajo del observatorio chileno de políticas públicas (OPECH) ilustra muy bien este concepto: señalar qué se entiende por educación de calidad es, básicamente, un ejercicio que debe llevar a explicitar qué tipo de escuela queremos, sobre qué valores la construiremos, qué procesos pedagógicos se privilegiarán (en el más amplio sentido) y qué vínculos estableceremos entre calidad educativa y proyecto de sociedad (2009:108).

Problematización

El problema a tratar en el presente ensayo es sobre las pruebas estandarizadas y su relación en el aprendizaje en los estudiantes, en cuanto a su capacidad para incidir o no incidir en al aprendizaje.

Hipótesis

Las pruebas estandarizadas no miden calidad de educación (entendiendo esta idea de “calidad en la educación” desde el proceso de enseñanza -  aprendizaje).

2.   Desarrollo

 Profundización y caracterización del tema

Para insertarnos de lleno al problema a tratar, es necesario explicar qué entendemos por pruebas estandarizadas. Como señala Popham: una prueba estandarizada es cualquier examen que se administra y califica siguiendo un procedimiento estándar predeterminado (1999:2) Estas pruebas muestrean los conocimientos y/o las destrezas de una esfera o dominio de contenidos pero deja de lado cosas tan relevantes como las habilidades de  oratoria, reflexión reduciéndolo a preguntas de selección múltiple donde los resultados quedan herméticos y los alumnos no se enteran de qué hay que reforzar y retroalimentar con ayuda del docente.

Si lo situamos para el caso chileno, estas pruebas no han tenido a lo largo de los años un alza significativa en sus resultados, sino que más bien demuestra y confirma  la brecha de desigualdad socio-económica entre colegios particulares y municipales. El planteamiento de este ensayo se enfoca principalmente  en las pruebas SIMCE y PSU, y las razones por las cuales estas pruebas estandarizadas no reflejan las complejidades del proceso de enseñanza y aprendizaje. La primera de estas razones tiene que ver con que estas pruebas no determinan la eficacia de un establecimiento y particularmente minimizan la labor docente en el aula.  La segunda es que estas pruebas terminarían por  comparar a los alumnos en base a sus resultados, seleccionando y segmentando dentro del grupo curso. Como tercer punto es que estas pruebas estandarizadas no debiesen ser sinónimo de calidad de enseñanza dentro de los establecimientos  sino que más bien una aproximación de los aprendizajes de los alumnos, sirviendo como medio de reforzamiento ayudado por el docente para retroalimentar los contenidos.

Tanto los padres como los educadores suelen atribuir demasiada precisión y exactitud a los puntajes de los estudiantes en las pruebas estandarizadas. Varios factores pueden hacer que los puntajes fluctúen. El que estos puntajes se presenten en cifras no significa que se les puede atribuir una precisión no garantizada. Los puntajes de las pruebas estandarizadas de logros deberían ser tomados como aproximaciones gruesas al status de un estudiante respecto a la esfera de contenidos representada en la prueba. (4:1999 Popham James)

Estas pruebas si bien hacen una excelente labor suministrando la evidencia necesaria para hacer interpretaciones referidas a normas, dejan de lado los contextos a los cuales estas se aplican. Las pruebas estandarizadas son, en realidad, bastante notables, si tomamos en cuenta las dimensiones de las esferas o dominios de contenido que están representadas y el número limitado de ítems que los diseñadores de pruebas tienen a su disposición. Hacen lo que se supone deben hacer. Pero las pruebas estandarizadas no deberían ser usadas para evaluar la calidad de la educación pues sólo representan saberes específicos para un determinado fin (obtener buenos puntajes para un establecimiento educativo o entrar a una carrera universitaria), pero no dan cuenta de la variedad de elementos que configuran la cultura dentro de las escuelas. Por ejemplo, vemos en la mantención del SIMCE como Sistema de Evaluación de la Calidad de la Educación refuerza una visión estrecha y reduccionista respecto a la calidad de la educación, contradictoria con los propios supuestos de la reforma, ya que lo que se mide en esta prueba es el logro de ciertos objetivos de aprendizaje, posibles de ser estandarizados, en determinadas áreas.

El sistema de medición de la calidad de la educación (SIMCE) se ha instalado progresivamente como un elemento central de las políticas educativas a partir de 1990. En el marco fijado por la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE) en 1989, se consagra un sistema de medición que guarda completa coherencia con principios básicos que sustentan el actual sistema educativo, como son el rol subsidiario del estado, la regulación por mercado y competencia, la privatización del sistema( OPECH 2 :2006)

...