Publicidad y apariencias
Enviado por DarknessSora • 16 de Febrero de 2018 • Reseña • 731 Palabras (3 Páginas) • 113 Visitas
Publicidad y apariencias.
En la actualidad, vivimos en un mundo en el que una amplia variedad de productos nos rodea, algunos bastante útiles y necesarios, otros que pueden ser llamativos, pero, en realidad, sería una tontería comprarlos. Aun así, muchos de los millones de habitantes de este inmenso planeta se dedican a gastar su dinero en estos.
Pienso en dos razones que justifiquen este tipo de situaciones. La primera razón es la publicidad. Constantemente vemos a nuestro alrededor, ya sea en panfletos, durante los cortes de comerciales en la TV, o, incluso, provenientes de la boca de otras personas, la promoción de diferentes productos que ante nuestros ojos empiezan a convertirse en una necesidad.
Como Ospina nos menciona en su ensayo (1994), “Llegamos a sentir que esa bebida gaseosa nos hará bellos, que esa crema nos hará jóvenes, que esa bicicleta estática nos hará perfectos, que ese alimento nos hará inmortales” (párr. 3), la publicidad ha logrado hacernos creer que sus productos realmente son necesarios, que van a generar un gran cambio en nosotros. Sin embargo, la realidad es que a los pocos días de haberlo comprado nos damos cuenta del engaño en el que caímos por seguir “la voz de las sirenas”.
Aún, a pesar de los diferentes ensayos que hablan del problema del consumismo, muchas personas siguen cayendo en las redes de la publicidad. “Las técnicas de la seducción sólo exigen afectar gratamente los sentidos y producir en el público la sensación intensa de que sus necesidades serán satisfechas por el producto del que se trate” (Ospina, 1994, párr. 12).
Así es como muchos terminan comprando un auto lujoso pensando que este es un activo necesario, pues así lo describe la publicidad. La verdad es que ni siquiera cuenta como “activo”, pues, según la definición de Robert Kiyosaki “activo es aquello que pone dinero en tu bolsillo” (1997), si bien, a menos que utilices tu auto como un medio para transportar a otras personas (como un taxi) para obtener dinero, este solo traerá deudas considerando los costos de repuestos, su depreciación, la compra de seguros, el mantenimiento, entre otros gastos o pérdidas que causa este.
La segunda razón se trata de la importancia que una persona les da a las opiniones de quienes le rodean. Aquella tendencia a comprar las cosas solamente por aparentar ha incrementado aún más el consumismo en esta sociedad. Compramos el celular más caro solo porque es de una marca famosa, compramos los zapatos más costosos no por su utilidad sino por su apariencia y un conocido logo. Muchas veces, en el mercado, existen productos más económicos que pueden servir igual o, incluso, más que aquellos de una empresa reconocida y aún así compramos los más costosos pensando en el “qué dirán”.
Actualmente permanecemos en un mundo de apariencias, donde las personas compran objetos innecesarios porque están de moda y si no lo tienes los demás van a mirarte mal. Se ha convertido en una obligación comprar aquellos objetos sobrantes para poder ser aceptados en nuestra sociedad consumista. Como ejemplo de lo anterior podemos mencionar la gran tendencia que obtuvo aquel aparato llamado “Spinner”. No puedo decir que este juguete es algo inútil, pues como en una de las publicaciones de CNN se menciona “Los pequeños dispositivos fueron diseñados originalmente para ayudar a estudiantes con desórdenes como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)” (2017). Sin embargo, a menos que padezcas estrés por autismo, déficit de atención, gran ansiedad o depresión, no encuentro la utilidad en un aparato que solamente se encarga de girar. Es así como muchas personas compraron diferentes modelos de este juguete, unos más caros que otros, solo por obtener aquello que estaba de moda y que probablemente les haría “populares” en su barrio, escuela o algún otro lugar.
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