QUÉ SON LOS RINCONES DE ACTIVIDAD.
Enviado por emmagongora • 10 de Diciembre de 2013 • Examen • 4.830 Palabras (20 Páginas) • 330 Visitas
QUÉ SON LOS RINCONES DE ACTIVIDAD.
Organizar la clase por rincones es una estrategia pedagógica que responde a la exigencia de integrar las actividades de aprendizaje a las necesidades básicas del niño, es un intento de mejorar las condiciones que hacen posible la participación activa del niño en la construcción de sus conocimientos.
Para llevar a cabo este planteamiento, es necesario cambiar la organización del espacio, escolar y la estructura del grupo tradicional, donde todos los niños realizan la misma tarea bajo la supervisión del maestro. Trabajar por rincones quiere decir organizar la clase en pequeños grupos que efectúan simultáneamente actividades diferentes. ¿Cómo se puede llevar a la práctica y qué características tienen?
A nivel general, podemos decir que:
• Se permite que los niños escojan las actividades que quieren realizar, dentro de los límites que supone compartir las diferentes posibilidades con los demás. Para que esta situación sea viable, conviene que el maestro tenga previstos los recursos que quiere ofrecer y las propuestas se aprovechen al máximo.
• Se incorporan utensilios y materiales no específicamente escolares, pero que forman parte de la vida del niño y de las diferentes formas de trabajo de nuestra cultura.
• Se considera al niño como un ser activo que realiza sus aprendizajes a través de los sentidos y la manipulación.
Para acabar, queremos añadir que en esta etapa educativa (0-6 años) no creemos necesario establecer diferencias entre rincón y taller. Hay autores que definen el “rincón” como el espacio donde el niño realiza todo tipo de juego espontáneo, individual o en pequeños grupos y “taller”, como el espacio donde se adquieren unos aprendizajes de carácter más escolar, a través de consignas más o menos delimitadas.
Teniendo en cuenta las características del niño de estas edades, pensamos que es artificial romper la simbiosis que existe entre jugar y aprender, en continua interacción con los otros niños y con los adultos.
Un poco de historia
Los rincones/talleres tienen una larga tradición en la escuela y, aunque la cuestión no es nueva, si es actual. Autores que podríamos enmarcar, grosso modo, dentro del movimiento de escuela activa, tales como Dewey, Pestalozzi y Freinet, han hecho aportaciones al respecto. Dewey, por ejemplo, cita más de treinta actividades para realizar en la escuela, desde el trabajo con madera hasta la narración de cuentos, pasando por la cocina, jardinería, imprenta, dramatización o tejido. Freinet, después de hacer el estudio psicológico y social de las necesidades de los niños de su época, fija en ocho los talleres especializados de trabajo: cuatro a los que él llama trabajo manual de base, y cuatro más de actividad “evolucionada, sociabilizada e intelectualizada”.
Tonucci describe dos tipos de escuela, “la escuela de las actividades”, el niño se expresa libremente utilizando diversos lenguajes; el espacio físico se abre y se articula en lugares comunes: talleres y laboratorios. Los diferentes ambientes provistos de materiales adecuados permiten que el niño pinte, trabaje con barro, se disfrace, haga teatro, cuide los animales o realice actividades lógicas, tipográficas o de cocina. Sin embargo Tonucci piensa que, a pesar de los atractivos y vistosos resultados de esta escuela, en la que el niño puede escoger las actividades, el proceso a menudo se vuelve pobre y repetitivo.
Consideraciones psicopedagógicas
Hemos oído a menudo comentarios de maestros que manifiestan trabajar por talleres en sus clases, cuando en realidad no están hablando de la misma cosa. Respecto de la organización del aula por rincones o talleres, se pueden establecer, a grandes rasgos, dos líneas bien diferenciadas:
a) Los rincones o talleres, entendidos como complemento de la actividad del curso;
b) Los rincones o talleres, entendidos como un contenido específico.
La educación de la autonomía
Cuando la escuela ofrece diversidad de actividades, que previamente han sido valoradas y consideradas adecuadas para el aprendizaje y el desarrollo de la personalidad del niño, ha de tener también en cuenta el hecho de que el niño necesita aprender a tomar responsabilidades.
. La discusión y el contraste del propio pensamiento con el de los demás y el intercambio basado en la colaboración-ayuda, actúan como elemento de formación intelectual y social.
Individualización
La entendemos en el sentido de permitir, a través de la organización por pequeños grupos, un seguimiento individual de cada niño con unos matices más ricos que en un grupo más numeroso. Consideramos así la actitud ante el trabajo específico, ante el grupo, los avances y progresos que realiza, etc. Y la posibilidad de determinados niños de llevar a cabo un programa adecuado a sus necesidades.
Ruptura entre trabajo intelectual y trabajo manual
Se rompe la dicotomía establecida en la escuela al hacer una valoración positiva de las actividades “intelectuales” (matemáticas, lectura, etc.) frente a otras más prácticas, más devaluadas, de carácter expresivo o creativo; ello significa ofrecer a los niños nuevas posibilidades, no sólo de trabajo, sino también de valoración personal.
El papel del maestro
La sensación que da a primera vista una clase organizada por rincones es de continuo movimiento.
• ¿Qué actitud debe tomar el maestro? Lo primero que se debe plantear es cambiar su concepto de orden y confiar en que cada niño será capaz de realizar la actividad que libremente escogió. Por lo tanto, tendrá que organizar y anticipar las condiciones indispensables para que el niño pueda jugar y desarrollar su potencial investigador y creador.
El hecho de que no ejerza un control directo sobre la clase y abandone el protagonismo clásico, en el que él era el único “conocedor” del saber, y facilite la creación de una red de interacciones entre los alumnos y el adulto, requiere confianza en sí mismo y en sus alumnos. Y esto sólo se consigue paulatinamente.
• ¿Cuándo ha de intervenir? En el juego espontáneo debe “dejar jugar”, no “hacer jugar”. Cómo jugar, cuándo, por qué, con quién y cuánto tiempo, lo ha de establecer siempre el niño.
El maestro, mientras observa su actividad, toma nota de las relaciones que se establecen y está atento a las actividades que surgen, a los conflictos. Estos datos ayudan a efectuar un correcto seguimiento y evaluación de los niños y de la actividad
• ¿Cómo ha de intervenir el maestro? Ha de dinamizar un rincón cuando parece que el interés y la curiosidad decaen; ha de ayudar a planificar un proyecto; ha de pedir y dar información
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