¿Que hace a nuestro sistema penitenciario obsoleto?

Universidad de Guanajuato

Lic. en Administración Pública

Alberto Romero Gutiérrez

NUA: 311394

Materia: Planeación Estratégica Del Sector Público

¿Que hace a nuestro sistema penitenciario obsoleto?

Desde que tengo memoria, he visto al sistema penitenciario como sinónimo de “encierro” o “castigo”, sin duda alguna, la visión generalizada de la población en México tiene al sistema penitenciario, o “cárcel”, como la mayoría nos referimos a él, como al escalón más bajo que puede llegar una persona en su estatus social. Hemos sido testigos, ya sea de primera línea o simplemente sabemos de casos en los que las personas que han salido de los centros penitenciarios no logran reinsertarse en su vida cotidiana, debemos indagar cuales son las causas por las que  los centros penitenciarios no cumplen con su principal objetivo, que es precisamente lograr que el recluso supere su etapa delictiva y lo provea de herramientas para que al salir del centro penitenciario pueda reincorporarse a la vida cotidiana, estar con su familia conseguir un empleo, esto lo encontramos en el artículo 18 de la CPEUM^[1], en el que se resume lo siguiente:

Sólo por delito que merezca pena privativa de libertad habrá lugar a prisión preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las penas y estarán completamente separados.

El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley.

El sistema penitenciario mexicano, se basa en cárceles y en su población interna, pero no ha crecido más allá, los centros penitenciarios están sobrepoblados, para el año 2006 la CMIC (Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción) determino que había una sobrepoblación que ascendía a 26.27%^[2] además en el mismo informe nos damos cuenta de que, tan solo 7 estados concentraban a esa fecha el 52% de la totalidad de la población privada de su libertad.

Entonces tenemos que, por cada 100 mil habitantes, en México, 173 personas son recluidas en los centros penitenciarios, comparando cifras en América Latina, Haití es el país que menos personas tiene recluidas por cada 100 mil habitantes con tan solo 96 reclusos.

[pic 1] 

En México, no solo hemos descuidado el funcionamiento de estos centros penitenciarios, nos hemos olvidado de ellos, quizá porque creemos que quienes están ahí dentro lo tienen merecido, pero Según estudios realizados por la ENPOL en el año 2016^[3], nos indica que, en los 338 centros penitenciarios, federales, estatales y municipales, existentes en el país, el 29.6% de la población privada de su libertad se encuentra en proceso de sentencia, es decir aún no se ha determinado su culpabilidad  aunque algunos lleven hasta años esperando esa sentencia, lo mejor para las personas privadas de su libertad será que sean  declarados culpables, ya que el tiempo que han pasado recluidos será tomado en cuenta en su condena, caso contrario ocurrirá con quien sea declarado inocente, quien habrá estado recluido sin haber cometido delito alguno.

Esto me hace pensar acerca del sobreuso que tiene la prisión preventiva en nuestro país, ya que, dentro de las cárceles, los reos más allá de tener un proceso de reinserción, viven el caos de la sobrepoblación que se ha mencionado con anterioridad, ya que  el 45.6% de la población ha compartido con más de 5 personas una celda, lo que puede generar inseguridad, la percepción de la misma que hay dentro de los centros penitenciarios es causada principalmente por la corrupción, ya que el estudio realizado por la ENPOL refleja que  a nivel nacional fueron 108 víctimas de corrupción por cada 1,000 personas privadas de la libertad al interior del Centro Penitenciario en 2016, a continuación se presenta una gráfica donde se especifica, el tipo de corrupción del que fueron víctimas los reclusos:

[pic 2]^[4]

Grafica 2

Teniendo en cuanta la corrupción que se vive dentro de las cárceles, la reinserción social de los presos es un fracaso, dentro del estudio mencionado con anterioridad de la ENPOL, podemos darnos cuenta de la cantidad de reincidentes que hay dentro de los centros penitenciarios, pues en 2016, a nivel nacional el 25.9% de la población recluida había enfrentado con anterioridad algún proceso penal, mientras que el 24.7% había estado recluida con anterioridad a su pena actual.

Por otra parte, según la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos) en los centros penitenciarios hay violaciones constantes a los derechos humanos de los internos^[5], si bien algunos de los derechos de estas personas fueron suspendidos mientras cumplen su condena (por ejemplo, los políticos), los derechos humanos deben seguir actuando en función de lograr la  readaptación de los presos^[6] , en cambio tenemos que esta condición de violaciones contra los derechos humanos favorecen el clima de violencia, hacinamiento, que deriva  en la ineficiente cobertura de salud, ya que el deterioro de las instalaciones y la falta de personal médico además de medicamentos hacen imposible que el derecho a la salud pueda ser cubierto a su totalidad.

Dentro del Diagnóstico nacional de supervisión penitenciaria 2016, realizado por la CNDH, se detectó que no hay personal suficiente para garantizar la seguridad de los reclusos, además de la incapacidad de los centros de proporcionar actividades educativas, deportivas, recreativas y laborales para sus internos. En el mismo informe se presenta que las deficiencias detectadas con mayor reiteración es la separación entre procesados y sentenciados, deficientes condiciones materiales, equipamiento e higiene de las áreas de dormitorios, sancionados, sujetos a protección, cocina y comedores, insuficiente personal de seguridad y custodia, hacinamiento, falta de actividades laborales y de capacitación para el trabajo. También se identificaron como deficiencias importantes, las condiciones de autogobierno, así como la falta de prevención y atención de incidentes violentos.

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