RAZONES PARA RECHAZAR LA REELECCIÓN MUNICIPAL EN PERÚ

¡QUE TE REELIJA TU ABUELA!

Luis Antonio Corzo Orihuela

Provoca arcadas la manera en que personajes de la peor estopa han parasitado la mayoría de gobiernos locales en la región Arequipa, reeligiéndose ad infinitum y por supuesto, preparando la “batería seria” para continuar con fuerza en el 2015. Ahí tenemos los patéticos ejemplos de los cargadores de impresentables hombrecitos endiosados, hasta los perros de presa que blindan a alcalduchos acusados de corrupción y perseguidos por la justicia. Total, todo sea por conservar la chamba que consiguieron no con curriculum sino con prontuario, o traficar tranquilo su lote invadido para alcoholizarse el sábado. Es casi un film de cuatreros en el que el Sheriff del pueblo (en este caso el alcalde o presidente regional) se asocia con los criminales para robar impunemente y a manos llenas. Muérete de envidia Cilnt Eastwood.

Pero no podemos resignarnos y bajar la cabeza, pues como ciudadanos responsables tenemos la obligación de impulsar una verdadera democracia en la que existan la participación ciudadana y la alternancia en el poder como principios básicos. Esto nos lleva a que pensemos en un país con una activa participación de los diferentes municipios como medios de desarrollo y no como pequeñas dictaduras que se reparten botines millonarios entre la gentita del alcalde, mientras los pueblos continúan pobres y atrasados. ¿De qué sirve el canon minero y el tan mentado crecimiento económico si la plata se la roban estos fulanos?

La reelección es una alternativa antidemocrática por cuanto privilegia al caudillo en desmedro de otras propuestas programáticas. Por ello, se debe potenciar los proyectos de reforma constitucional que han quedado detenidos por lobby político, tales como el proyecto de la hoy ministra Carmen Omonte, para modificar el artículo 191, que permite la reelección perpetua de las autoridades regionales. Este proyecto, que debe extenderse a los alcaldes y regidores, permitirá evitar el surgimiento de caudillos que conviertan sus jurisdicciones en sus chacras, al incurrir en el uso irresponsable de recursos públicos para ganar votos de gente que, elige al candidato cuyo mejor "argumento político" y "plan de gobierno" son el kilito de arroz, la bolsa de fideos o el billetito de 20 soles.

Algunas autoridades con ínfulas de moralistas niegan con cinismo incurrir en esos gastos y se inflan la papada señalando que Contraloría puede dar fe de ello. Sin embargo, es práctica común que los regalitos electoreros sean financiados por empresarios sin escrúpulos que apoyan a los alcaldes-candidatos a cambio de ser luego proveedores o de “ganar” las licitaciones, con lo que "formalmente" no existe desvío de recursos públicos, pero si una especie de “arreglito” por “chambitas a futuro”.

Lo mismo pasa cuando el dirigente

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