REFLEXION FINAL: MEDICINA Y ECONOMIA

REFLEXION FINAL: MEDICINA Y ECONOMIA

El economista tiene mucho que aprender de la medicina moderna, empezando por un cierto sentido de humanidad como resultado de la poca comprensión que hoy en día tenemos frente a muchos de los problemas que nos rodean.

Jeffrey D. Sachs (2005) en su reciente libro “El Fin de la Pobreza”, identifica 5 lecciones principales de la medicina que pueden ser de gran utilidad para un ejercicio como el que realizamos en este capítulo, que es una versión de economía clínica para Colombia:

1.El cuerpo humano es un sistema complejo:

Hoy en día sabemos que el cuerpo humano abarca múltiples procesos biológicos y bioquímicos de gran complejidad, así como una gran cantidad de sistemas interconectados, nervioso, circulatorio, respiratorio, digestivo, endocrino, inmunológico y reproductivo, entre otro.  Las fuentes de enfermedades pueden involucrar infecciones (virales, bacteriales, etc.), anormalidades genéticas, desnutrición o combinación de estas causas.

La economía también está compuesta por un complejo sistema, en este caso de interrelaciones entre mercados y última instancia, entre individuos.  Ignorar estas interrelaciones puede conducir a recomendaciones erróneas quien, en vez de resolver los problemas, los puede agravar.

2.La complejidad requiere un diagnóstico diferencial:        

Es decir, un mismo síntoma –como una fiebre- puede tener causas muy variadas que el médico debe poder diferenciar para así adoptar el tratamiento adecuado.  Para ello, la medicina clínica utiliza listas de chequeo, que son preguntas sencillas pero ordenadas de manera lógica a partir de unos principios básicos.  Unos de estos principios es que el diagnostico no debe demorar el tratamiento.

Esto quiere decir que los economistas deben diferenciar las causas de los problemas.  Con demasiada frecuencia, el tratamiento sugerido a los problemas económicos parte de las recomendaciones generales que no tiene en cuenta el contexto especifico en el que se desenvuelve un país.  Un buen ejemplo son las privatizaciones, que por mucho tiempo fueron apoyadas sin reservas por la banca multilateral.

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