RELATO LOS MALDITOS DEL PUENTE

Los Malditos del Puente

“Sí hijo, la leyenda es cierta. Uno de mis familiares desapreció durante la época en que los gringos llegaron para construir los puentes y rieles del ferrocarril. Era un primo de nombre  Ángel López, quien junto a otros trabajadores  que pertenecían al pueblo del Porvenir, fueron sacrificados por los extranjeros para ser enterrados vivos debajo de las construcciones.” Mi bisabuela Micaela López de Gavidia a pesar de sus 93 años, recuerda con nitidez aquellas misteriosas desapariciones, parece que tuviera un anecdotario en la cabeza donde están registrados cada uno de los hechos que marcaron su vida.  Su relato, aunque inverosímil, envolvía la certeza del nombre de una víctima de aquella masacre humana, cuyo propósito era enterrar personas vivas y de pie en los muros de los puentes ferroviarios para que estos resistieran la inclemencia del tiempo, y el peso de las locomotoras y vagones.

La primera vez que oí esta tremebunda historia fue durante una reunión familiar. Mi abuelo, ensalzado por su descendencia, empezó a contar anécdotas de su natal pueblo de Santa Rosa (Pallasca), que nunca antes se le había escuchado.  La más aterradora, y por ende la que acaparó toda mi atención fue aquella que  narraba los pormenores de la construcción del Ferrocarril Chimbote – Huallanca. “El tren trajo el progreso a los pueblos por donde pasaba, pero también trajo la desgracia durante su construcción”, contaba. “Cuando empezaron a levantar el ramal desde Chuquicara hasta la Galgada, Ahí, para hacer que el puente resista, dejaban un pequeño espacio en los muros para enterrar de pie a las personas, algunos eran trabajadores de por ahí, de pronto desaparecían, y ya todos se imaginaban lo que les había pasado. Por puente sacrificaban a dos, uno a cada extremo.”

La imaginación me traicionó en ese momento. ¿qué rituales habrían traído esos gringos de sus país?, ¿a qué sectas cultistas pertenecerían? Situando un poco estas truculencias en el contexto histórico, fue en el año 1919 que empezó el boom ferroviario de la mano con el inicio del gobierno de Leguía, el oncenio de Leguía. Ya para ese entonces existía el ferrocarril de Chimbote que llegaba hasta la estación La Limeña, pero antes de llegar a la Limeña se encontraba la estación de Chuquicara, que fue a partir de ahí donde se construyó otro ramal con las intenciones de llegar hasta Cajabamba (Cajamarca), pero éste sólo llegaría hasta La Galgada donde según consta en el libro Historia del Ferrocarril de Fernando Bazán, fueron cuatro puentes los construidos en ese tramo, es decir, sacando mi cuenta: ocho sacrificios. Pero para sorpresa de Uds. Amigos lectores, no sólo fueron ocho, fueron más.

En ese entonces le llamaban graneros a la acumulación de ripio que había en los cerros, y que bloqueaban las carreteras, para eso se construían unos muros a las faldas del cerro que lo impidieran. Eran esos muros también los testigos de esos momentos de terror, pues para que resistiera igual, también enterraban a uno ahí. Algunos cuentan que los gringos eran tan perversos que les contrataban para hacer su propia tumba. “Mira amigo, tengo un trabajo para ti, has hueco acá, para qué hora estará, lo necesitamos rápido, te pagaremos bien. ¿A medianoche? Ya… Ya terminaste, es un buen trabajo, ¿caberás en ese hoyo?...” El secreto era enterrarlos vivos para que funcione.

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