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Reflejos de un espíritu triunfador


Enviado por   •  26 de Abril de 2013  •  Ensayo  •  1.264 Palabras (6 Páginas)  •  400 Visitas

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Reflejos de un espíritu triunfador

Cuando decidimos triunfar y sacar algo adelante casi siempre pensamos que todo se encuentra en el cuerpo, en lo externo; buenas herramientas, dinero, personal (equipo de trabajo). A propósito del personal, es paradójico ver los rótulos de aquellos departamentos que en una empresa, institución, etc., se encargan de contrataciones, nómina; los llamados: “Recursos Humanos”. Ahora algunas empresas, con visión prospectiva, los llaman “Talento Humano”, en fin, hablo del departamento que se encarga del personal que no obstante su etiqueta pasan por encima del personal. Los tratan como dice la narradora de “A la Carga”; con menor valor que a la materia prima, olvidándose que son los trabajadores el alma de una empresa y no sólo los clientes como ese lema que poco comparto “el cliente siempre tiene la razón”. Pero aquí no hablaremos de esto sino de lo importante que es para una empresa contar con un equipo de personas que se sientan bien, que su espíritu refleje ganas, interés, amor por lo que hacen.

Al leer la tan buena historia de la señorita Sclair y su amigo Andy Longclaw, en “ A la Carga”, de cómo pudieron salvar a una empresa de la quiebra, me inquieta aún mas el hecho de que se quede sólo en una etiqueta eso del “Talento Humano” cuando muchas veces no se reconoce. Por eso comparto mucho cuando en el texto “ A la carga” se habla de los tres espíritus donde es el del ganso el que cumple la función de encender fuego de la gasolina que representan el espíritu de la ardilla y el del castor. ¿Qué es lo que enciende? Los graznidos de los gansos, es decir, la motivación, el reconocimiento sincero, “cacarear el huevo” como he escuchado en ocasiones. Que el mundo sepa lo que se está haciendo que quien lo hace sepa que lo está haciendo bien que quien lo supervise sepa que es productivo. Son importantes, entonces, no sólo las cosas externas que alimentan el cuerpo sino aquellas que alimentan el espíritu pues qué seria de un cuerpo atlético y saludable sino tiene ganas de hacer algo, si no tiene los suficientes motivos para luchar por algo.

Todo lo anterior, me recuerda apartes de lo planteado por Covey en su libro sobre los siete hábitos cuando habla de la victoria privada. Esa que se logra cuando la persona deja de ser voluble, reconoce sus fallas y sus fortalezas y las pone al servicio de los demás. Lo importante de la relación entre lo público y lo privado; lo que tengo para dar, lo que tienen otros para dar y la sinergia que se debe tener para que un equipo saque adelante una empresa. Vemos entonces que se da relación entre los siete hábitos de Covey y los tres espíritus que se destacan en “A la carga”. Esa relación la determina el personal, no lo material. Por tanto para poder ser excelentes administradores de nuestras vidas y de la empresa a nuestro a cargo, es importante contar con un buen equipo y confiar en él así como los castores confían en lo que hacen los demás.

Muchas veces los administradores piensan que realmente son los que dirigen, pero a veces sólo es importante saber delegar y confiar; eso si, sin aislarse dejando su responsabilidad en los demás. Como administradores debemos dar la importancia que merecen nuestros subalternos saber que las empresas tienen un espíritu y que ese espíritu lo representan su planta de trabajadores y no la materia prima o los recursos físicos que si bien son necesarios no serían nada sin alguien que los manejara. Por tanto, se hace imperante alimentar

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