Reglamento De La Vida Escolar
Enviado por paolamancinas • 9 de Junio de 2013 • 2.946 Palabras (12 Páginas) • 635 Visitas
EL REGLAMENTO DE VIDA ESCOLAR
Manuel Álvarez, Lázaro González, Tarsicio Tozaño, Roberto Rey y Miguel, Ángel Torre mocha
En alumnos centros de línea activa, progresista, después de intentar funcionar durante varios años en un ambiente de disciplina en el que predominara la espontaneidad y el diálogo entendido como un esfuerzo por parte del profesor para convencer al alumno de lo erróneo de su conducta, se llega por caminos diferentes a la misma necesidad expresada por alumnos y padres: hacer entre todos un reglamento de vida escolar en el que se ofrezca: primero, la línea pedagógica del centro a través de los grandes principios ideológicos que animan a la vida del mismo. Segundo, la estructura de gestión participativa. Tercero, los derechos y deberes de padres, alumnos y profesores. Cuarto, las normas de convivencia general y su forma de control. Y quinto, las actividades que ya se han hecho costumbre y que marcan un estilo de vida educativa.
Todos terminan llegando a esta decisión porque, como dice André Vergé: "El reglamento por duro y frio que sea es más soportable que la voluntad personal de la autoridad posiblemente arbitraria y subjetiva".
NECESIDAD DE LA NORMA Y DE LA SANCIÓN
Durante años se ha discutido hasta la saciedad sobre el valor de las normas escolares y sus correctivos, aplicados a los alumnos adolescentes (de 12 a 17 años). Influidos por lecturas excesivamente rápidas de Neills, Lapasade y demás autores vanguardistas del momento, se llegaba con excesiva precipitación a asentar principios de la pedagogía libertaria basada en la ausencia de la norma y por consiguiente de toda sanción, considerando a quien se atrevía a defender lo contrario como represor, autoritario y demás clichés igualmente represivos, pues no permiten el saludable y democrático derecho de la libertad de expresión.
Se pretende con muy buena voluntad, por otra parte, hacer funcionar un centro pasivo de 800 o 1000 alumnos con el único criterio de que los conflictos de convivencia se solucionaban dialogando las partes afectadas; igualmente se piensa que el alumno por el hecho de ser persona humana posee el sentido de la responsabilidad inhalo; por consiguiente, no es necee año controlar la asistencia a clase, ni el trabajo recomendado para casa. Se parte del autocontrol como única norma valida y ante situaciones límites de insolidaridad o antisociales deben ser los mismos alumnos-compañeros quienes decidan las medidas a tomar.
El resultado en un primer momento es la desorganización más anárquica que pueda pensarse. Sin embargo, con el tiempo, los alumnos van exigiendo a los profesores que asuman la obligación de control: la situación suele producir una angustia en los alumnos que se proyecta en forma de agresividad contra los profesores más permisivos.
No se cae en la cuenta de que los intereses de los niños no coinciden con los objetivos instructivos ni formativos que los profesores habían programado. Ellos iban al colegio contra su voluntad; sus intereses eran pasarlo lo mejor lo mejor posible y aprobar para sacar un título. Los de los profesores eran formar ciudadanos responsables, libres y cultos.
Por otra parte, una programación basada en principios libertarios y de autogestión, que teóricamente sigo considerando (a pesar del fracaso) como la pedagogía más seria y liberadora que se haya pensado, exige una dedicación profesional absoluta.
El tiempo no cuenta, ni cuenta las obligaciones familiares ni el descanso del fin de semana, ni los intereses laborales del profesor. He aquí la gran contradicción!
Las contradicciones que genera el proyecto educativo frente a los intereses de los padres, la legislación vigente y las condiciones físicas y laborales de trabajo suelen llevar a los claustros a la necesidad de revisar su medio de trabajo y adecuar los principios educativos a la realidad cultural y social en que se mueven.
SON NECESARIAS LAS NORMAS ESCOLARES?
El fin de un centro de enseñanza, subvencionado por el Estado y con medios escasos, es provocar a los alumnos a una instrumentalización básica que les posibilite, en un primer momento, acceder a la cultura, con lo cual le permitirá realizarse en la vida a graves del trabajo manual o intelectual si puede llegar a la Universidad. Cuanto más acervo cultural posea más posibilidades tendrá para realizarse libremente.
Para conseguir este objetivo es necesario crear en el centro un ambiente de trabajo que posibilite el máximo rendimiento escolar a nivel instructivo, así como el clima que permita al alumno sentirse libre, valorado, respetado y a gusto.
Cualquier grupo humano, para entenderse, para hacer algo en común, para convivir, sencillamente, necesita una normativa que, por consenso, refuerce los derechos de los más débiles, impida los abusos de los más fuertes y anule el los privilegios de los más "listos".
El ambiente de trabajo intelectual presupone, para conseguir el mínimo rendimiento de grupo, cierto silencio, orden y respeto que permita concentrarse, reflexionar y pensar. Partiendo de este hecho consideramos necesarias las normas escolares.
¿QUIEN DEBE DESTITUIR LAS NORMAS?
La eficacia de una norma se fundamenta en tres cualidades. Primero: que el individuo a quien afecta a la norma la "sienta" necesaria, es decir, la asuma e interiorice. Segundo: que participe, ya sea directa o indirectamente a través de sus representantes, en su definición. Y tercero: que exista alguien, aceptado por todos, que exija su cumplimiento y sancione de una forma justa y objetiva su incumplimiento.
Es responsabilidad de toda la comunidad educativa establecer la normativa que posibilite un ambiente de trabajo y un clima de convivencia.
Los alumnos coordinados por el tutor deben analizar y discutir las necesidades que plantea el grupo, las condiciones mínimas que necesita para rendir en su trabajo, los problemas y conflictos que surjan más frecuentemente; y a partir de ahí, crear la normativa que haga más eficaz el trabajo y más agradable la convivencia.
Los profesores, a través de las reuniones de nivel de tutoría, deben participar, revisando periódicamente el funcionamiento del curso, construyendo los mecanismos de control, ya sea con la participación del grupo de alumnos, a través de comisiones de convivencia. Ya sea ellos solos, cuando el grupo de alumnos no asume el autocontrol.
Los padres deben conocer la normativa escolar y opinar sobre el sentido pedagógico de las normas, su funcionamiento, control y eficacia.
QUIEN DEBE CONTROLAR LAS NORMAS DE CONVIVENCIA
Partiendo del principio de que el claustro de profesores es el último responsable de la formación instructiva de los alumnos, es obvio que son
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