Reporte de la Catedral de México
Michelle RubioReseña10 de Noviembre de 2015
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Universidad nacional autónoma de México
Escuela nacional preparatoria
Plantel no. 5
“José Vasconcelos”
Alumna: rubio Rufino
Joeline MICHELLE
GRUPO: 509
MATERIA: HISTORIA DE MÉXICO
PROFESOR: Torres nava Emigdio David
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México se ubica frente a la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Las medidas aproximadas de este templo son 59 metros de ancho por 128 de largo y una altura de 60 metros hasta la cúpula.1 Es también una de las obras más sobresalientes del arte hispanoamericano.2 Construida con cantera gris, cuenta con cinco naves y 16 capillas laterales. Está dedicada a la Asunción de la Virgen María.
En el tiempo de la ciudad de Tenochtitlán el área en donde se encuentra la actual catedral estuvo ocupada por un pequeño templo dedicado a xitle3 o quizá por el templo de Quetzalcóatl, un templo dedicado al sol y otras edificaciones menores.
Tres años después de concluida la conquista, Hernán Cortés mandó construir una iglesia en el lugar aprovechando material de los templos aztecas. Esta iglesia fue convertida en catedral por Carlos V y el papa Clemente VII según la bula del 9 de septiembre de 1534 y nombrada metropolitana por Paulo III en 1547. Pronto quedó clara su insuficiencia y por mandato de Felipe II se derribó en 1552. Los trabajos de construcción de la nueva no comenzaron sino hasta 1571 cuando el virrey Martín Enríquez de Almansa y el arzobispo Pedro Moya de Contreras colocaron la primera piedra de su sucesora, la actual catedral.
La suma del costo de la obra hasta la dedicación de 1657 fue de 1.759.000 pesos. Dicho costo fue cubierto en buena parte por los reyes Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Luego, hubo un concurso para designar al arquitecto que terminaría la fachada. El proyecto ganador de dicho concurso fue el neoclásico presentado por el veracruzano José Damián Ortiz de Castro, que se antepuso a los de José Joaquín de Torres (barroco) e Isidro Vicente de Balbás. Ortiz de Castro procedería a terminar las torres, parte de la cúpula y obras al interior. La muerte de Ortiz de Castro dejaría las obras en suspenso un breve tiempo. En 1793 el arquitecto valenciano Manuel Tolsá recibe el encargo de finalizar las obras de construcción de la Catedral, que no concluyen sino hasta 1813.
Entre los arquitectos que intervinieron en las obras de la catedral a lo largo de los siglos, estuvieron Claudio de Arciniega, que trazó el proyecto inicial, y Juan Miguel de Agüero. Informaron sobre el proyecto, desde el otro lado del Atlántico, Alonso Pérez de Castañeda y Juan Gómez de Mora. Juan Gómez de Trasmonte realizó la mayor parte de su actividad profesional como maestro de obras de la Catedral en la primera mitad del siglo XVII, al tiempo que intervenía en la Catedral de Puebla.
Como consecuencia del temblor que hubo en la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985 la Catedral Metropolitana sufrió daños considerables, ya que por la gran magnitud, provocó que desde entonces año tras año se hunda cada vez más este recinto tan importante para la identidad mexicana. Si se observa el edificio desde algún punto de la Plaza de la Constitución claramente se nota la inclinación que ha sufrido.
Las capillas
- Altar principal:
Éste desapareció en los años cuarenta del siglo xx. Con motivo del Santo Jubileo del Año 2000, se realizó una nueva mesa del altar mayor para sustituir a la anterior. Esta fue construida en estilo modernista por el Arquitecto Ernesto Gómez Gallardo
- Altar de los Reyes
Fachada principal actualmente
El Altar de los Reyes se encuentra en el ábside del templo, detrás del Altar Mayor. Es obra del insigne Jerónimo de Balbás, autor del Altar del Perdón de esta misma catedral, y del desaparecido Altar Mayor de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Sevilla, entre otras.
Este bello altar, que se puede considerar un monumento dentro de otro monumento, es la obra cumbre del estilo churrigueresco español o barroco estípite, y se considera la obra maestra de su destacado autor. Mide 25 metros de altura, 13 de ancho, y 7 metros de fondo; se eleva al fondo de Catedral ocupando el ábside.
Es una talla formada por tres calles verticales, dos laterales y una al centro, adornada con los cuadros La Asunción de la Virgen, y La Adoración de los Reyes, del pintor Juan Rodríguez Juárez. Éste último, es el que da nombre al altar, además de una serie de esculturas de bulto de reyes y reinas canonizados (santificados), que posan a lo largo y ancho del altar.
Fue realizado en maderas preciosas policromados, en una exuberante composición de pilastras y columnas, follaje, guirnaldas y querubines. El conjunto está estofado, revestido con hoja o lámina de oro, lo cual le confiere majestuosidad a la obra. Está cerrado por una doble bóveda, y en lo más alto del conjunto, se haya una representación de Dios Padre, presidiendo el magno conjunto.
- Las capillas laterales
- Capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Granada:
La capilla sirve de asiento a la torre más antigua del templo, fue techada entre los años 1624 y 1627. En su retablo lateral derecho cuenta con una pintura del flamenco Martín de Vos que representa a Tobías y el ángel. En el siglo XIX perdió su banco original y todavía en 1964 le fue colocado otro elaborado por Miguel Ángel Soto, por encargo de la Comisión Diocesana de Orden y Decoro. Al parecer su retablo principal fue mutilado en el siglo pasado. Una escultura que albergaba de San Felipe de Jesús se encuentra ahora en Tepotzotlán y un lienzo de San Nicolás obispo de Bari se integró a la colección pictórica del Sagrario, ahora desmantelada.
- Capilla de San Isidro
Conocida también como capilla del Santo Cristo Negro, El Señor del Veneno. También terminada entre 1624 y 1627, comunica internamente a la Catedral con el Sagrario, debido a que el Cabildo decidió abrir un acceso que la convirtió en “simple pasadizo”. Cuenta con una portada barroca en cantera gris, obra de Lorenzo Rodríguez (de fines de 1767 y principios de 1768) que hoy día se encuentra gravemente fracturada, debido a una severa grieta que apareció en la nave procesional oriente y que partió a toda la capilla. El parentesco de esta portada “va más con los marcos de las ventanas que... con las portadas exteriores del edificio”, debido a la composición del coronamientos de los marcos.
- Capilla de la Inmaculada Concepción
Terminada su bóveda durante el período constructivo de 1624-1648, contó originalmente en su testero con un “retablo reticulado, con soportes salomónicos datable en el último tercio del siglo XVII” dedicado a Santa Ana y con 6 tablas de Juan Sánchez Salmerón. Tan sólo se conservan en la iglesia dos pinturas colocadas en la capilla de la Divina Providencia: la Anunciación a Santa Ana y Los desposorios de la Virgen. Las telas dedicadas a La Purísima con San Joaquín y Santa Ana, La aparición del Arcángel a San Joaquín y El nacimiento de la Virgen se localizan ahora en el Museo del Virreinato.
El 21 de julio de 1752 el canónigo Joaquín Zorrilla regaló a la capilla una importante lámpara de plata que fue fundida en 1847. El sacristán mayor, bachiller Ventura López, no se quedó atrás y también donó un “nicho de vidrios azogados, dentro del cual había dos ceras de Agnus y algunas reliquias; más un Santo Niño recostado en una cruz de madera, con dos chapetas de plata sobredorada”, además de esmeraldas y perlas finas. No se sabe el destino de estas piezas.
El arzobispo michoacano Labastida y Dávalos –quien decidió su nueva advocación- ordenó la primera remodelación de la capilla, colocando un altar neoclásico de alabastro proveniente de la Hacienda de los Negros en Guadalajara, y que fue compartido con la Capilla de San José. Finalmente reconstruido fue enviado al templo de la Asunción en la colonia Industrial, donde desapareció en 1985.
En pleno siglo XX la capilla obtuvo nuevamente un retablo barroco de la modalidad anástila (sin columnas), el del Altar de San José localizado primeramente en el muro oriente de la portada norte. Este altar contiene obras de Simón Pereyns, Baltasar de Echave Orio y José de Ibarra.
Desaparecieron de la capilla un medio punto del siglo XVII que representaba a Jesús en gloria y una pintura de la Asunción de la Virgen de José Ibarra, además de las esculturas representativas de Santa Ana, San Joaquín, San Antonio de Padua, San Lorenzo, San Nicolás Tolentino y dos santos niños.
- Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe
Fue techada en la tercera etapa de cerramiento del edificio, entre 1653 y 1660, y utilizada antes de la segunda consagración catedralicia, primero como bautisterio y después como sala de juntas de la archicofradía del Santísimo Sacramento y de la Caridad.
Contó con retablos del siglo XVII ensamblados entre 1670 y 1675, que fueron renovados en 1754 mediante un contrato entre la archicofradía y José Joaquín de Sáyago, incluyendo el retablo de Guadalupe y los costados dedicados a San Juan Bautista y lienzos de Cristo Nuestro Señor. En 1807 se decide intervenir nuevamente estos retablos en virtud de que “ya están muy antiguos, están notablemente deteriorados e indecentes por lo que no corresponde al decoro de la misma Santa Iglesia ni al esplendor de un cuerpo tan ilustre y distinguido como la Archicofradía”. La obra es realizada entre 1807 y 1809 (conforme al dictamen de la Real Academia de San Carlos), por José Martínez de los Ríos, con la colaboración, para diecisiete esculturas, de Clemente Terrazas.
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