Resumen. Arrue-kalinsky
Enviado por tamiita6533 • 25 de Mayo de 2017 • Resumen • 2.704 Palabras (11 Páginas) • 191 Visitas
DE “LA MEDICA” Y EL TERAPEUTA.
Willie Arrue – Beatriz Kalinsky
Un panorama comparativo de las prácticas de salud.
No pretendemos agotar aquí la mención de los elementos que diferencian los ámbitos oficial y popular de salud.
Creemos que la forma y peculiaridad que han tomado regionalmente se debe justamente al tipo de vínculos que mantienen entre sí, y no a pesar de ellos. Relación que tiene como nota central, estructural, una desigualdad intrínseca: uno, el sistema oficial, domina; el otro es subordinado.
La nota crucial que define la diferencia entre ambas prácticas de salud es un desacuerdo ideológico; esta es la base de la tensión existente entre ellos.
Así, en la cosmovisión a la que adhiere generalmente la medicina oficial se da una construcción restrictiva de la enfermedad y de la enfermedad mental. La enfermedad suele ser entendida como una perturbación, desequilibrio o lesión que afecta a un órgano o sistema más analítico, como alteraciones bioquímicas.
El estatuto que adquieren, en esta visión, las especializaciones y sub-especializaciones surge con claridad. El curador oficial se transforma en un experto, y generalmente muy eficiente, de fracciones del cuerpo o de la mente: progresivamente sabe más de un menor espacio que, a su vez, se desliga del conjunto.
Por otro lado, el médico, en la práctica, suele ser intermediario de los laboratorios de exámenes complementarios y de productos farmacéuticos de patente, así como de los productores de aparatos de diagnóstico y tratamiento; elementos que inundan el quehacer, especialmente en la alta complejidad médica.
La concepción restrictiva de la enfermedad también refleja el vínculo medico/paciente la desigualdad estructural planteada. Ella alude a lo que se suele llamar “poder médico”, una de las tantas versiones que asumen los modos generales de distribución social del poder. Pero para que la desigualdad se efectivice es necesario la contraparte. El paciente no solo acepta, sino que a veces exige dicha delegación de poder, pues no se hace cargo del cuidado de su salud. Quizá debido al temor que provoca la enfermedad o la muerte, propia o de alguien significativo.
El cuerpo de la medicina oficial está lejos de constituir una unidad, esta caracterización toma muy diversas versiones.
Uno de los polos del espectro es el conformado por los equipos de atención primaria de la salud los cuales están usualmente integrados por médicos generales y agentes sanitarios, enfermeros, etc.; y su ámbito lo constituye el hospital de complejidad básica, centros periféricos, puestos sanitarios, instituciones de la comunidad y, en especial, los domicilios de los pobladores.
En el campo de las prácticas populares del cuidado de la salud predomina una conceptualización inclusiva de la salud y la enfermedad.
Es nuestra intención detenernos un poco más en el campo de la medicina tradicional mapuche, la menos conocida fuera de nuestra región. La hemos elegido, entre conjunto actual de las prácticas populares, porque constituye un hito y ha influido definitivamente en el perfil que fueron tomando, paulatinamente, las practicas posteriores.
Los hombres de la tierra (“mapu”: tierra; che: gente) habitan el suelo. Los dioses están en el cielo, junto con las almas de los antiguos. Si bien en la cosmovisión mapuche no existe el infierno, hay espíritus del mal (entidades “huekufú”) que moran en un cielo intermedio (“anka wenu”). Las fuerzas del mal (“kalku”) y las de los dioses y espíritus protectores se confrontan en las personas, la comunidad, la naturaleza toda. Cuerpo, alma, individuo, grupo constituyen un todo, aunque no siempre armónico.
En principio, la enfermedad es el producto del “daño”. El cuerpo y el alma están estrechamente vinculados. El debilitamiento de este vínculo es la enfermedad. Y la muerte es el cese de este vínculo. El alma va al “wenu-mapu”, y pasa a formar parte de “los antiguos”, quienes rigen las conductas de las personas, a la vez que las protegen. Ante la pregunta de por qué se hace o dice algo, el “porque así lo hacían los antiguos” es más suficiente para dar cuenta, constituyendo en sí misma una interpretación de la vida. El “daño” es producto de la envidia que genera una persona en otra, quien recurre a los servicios de un brujo capacitado para producirlo, utilizando las fuerzas del “kalkú”.
Los “machis” son los encargados de resolver el problema utilizando procedimientos mágicos que incluyen la música, la danza y la oratoria. El “machi” es el intermediario entre el hombre y los dioses, con quienes se comunica a través del trance extático. El éxtasis se logra mediante cantos, bailes, gritos e inhalaciones de yerba alucinógenas. Los instrumentos musicales más comunes son el “kultrún” y la “trutruca”, de percusión y de viento respectivamente. Otro recurso al que se apela es el de las hierbas medicinales y sus derivados.
Según la concepción mapuche, la enfermedad se transmite directamente o a través de intermediarios: pelos, uñas, huesos, limaduras de huesos, animales como lagartijas, sapos y gusanos, etc. Estos elementos extraños se introducirían, ellos mismos, en el cuerpo de las personas o a través de comidas y bebidas.
Una “construcción inclusiva de la salud y la enfermedad” no solo involucra los aspectos biológicos, psicológicos y sociales, sino, y fundamentalmente, una dimensión trascendental con fuertes matices religiosos, en oposición a la “concepción restrictiva” que se centra más que nada en una relación de causa-efecto (enfoques analíticos).
Ahora, por supuesto, se han incorporado y se usan muchos elementos diagnósticos modernos, como las fotografías.
En el sistema oficial por el contrario se ve una mayor utilización del examen físico y de los exámenes complementarios, a la vez que una menor apelación a la palabra. A expensas del avance tecnológico, se da un desplazamiento de la relación interpersonal curador/paciente. A su tiempo, esto se corresponde con la representación que tiene la población en general del acto médico; esta atribuye más calidad a la mayor complejidad, uso más intenso de aparatos de diagnóstico y tratamiento, entendiendo que no puede haber curación sin medicación. Así la promoción del consumo de medicamentos de patente y aparatología no solamente tiene su impacto en los profesionales médicos.
El poblador recurre al curador popular cuando necesita ser escuchado, o comprendido.
Respecto de la prevención cobran relevancia los elementos llamados “contra”, que tienen la cualidad de espantar al “huekufú”: amuleto, el cráneo de equino en el techo de la casa, la sal en el fuego, etc. No obstante, desde el punto de vista comunitario es, sin duda, la rogativa, o “nguillatún”, la ceremonia que tiene una connotación de prevención global (es decir, no solo sanitaria) más crucial. En ella se concentran los pobladores de un paraje, que componen la Agrupación.
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