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Resumen Ejecutivo Sobre La Lecto-escritura


Enviado por   •  30 de Agosto de 2013  •  10.061 Palabras (41 Páginas)  •  544 Visitas

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RESUMEN EJECUTIVO

En esta propuesta vamos a preferir hablar de problemas del aprendizaje, y es debido

a ellos que se presenta este fenómeno de la reprobación y deserción de estudiantes

y se va a seguir presentando mientras no se atienda dicha dificultad. La razón de

esta preferencia es que el término "problemas del aprendizaje" engloba una serie

más extensa tanto de características, por lo cual se hace más necesario su

abordaje dentro de la problemática a nivel escolar y siendo más trascendentalitas,

hablaríamos incluso de escalas sociales.

En términos generales, el problemas del aprendizaje, de uno de los conocimientos

básicos relacionados con la comprensión o el uso del lenguaje, sea hablado o

escrito, y que puede manifestarse como una deficiencia para escuchar, pensar,

hablar, leer, escribir, deletrear. Se originan por problemas socio-culturales.

De todos los tipos de problemas del aprendizaje, tal vez el más común de ellos es la

dificultad de lecto-escritura. Por ello en el presente trabajo vamos a abordar

específicamente las dificultades de lecto-escritura, su descripción, evaluación y

rehabilitación, no sin antes dar un vistazo a las generalidades de las dificultades del

aprendizaje, para poder tener un fondo teórico más rico sobre el cual trabajar.

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La problemática de la lecto-escritura, en muchos niños llega al final de la educación

primaria sin poder leer o escribir adecuadamente. Poseen demasiados errores

ortográficos, no diferencias sonidos entre consonantes (p, b – s, z por ejemplo)

Dentro de esta concepción de la infancia, enseñar a leer no es enseñar a descifrar o

decodificar palabras. Es transmitirles a los niños el placer por la lectura, la necesidad

de comunicarse y de ser comunicados. Enseñar a leer es contagiar una pasión. Si el

ideal es que nuestros niños alcance la competencia de saber leer y escribir bien,

queda al aire la pregunta de ¿qué cosa estamos haciendo mal?

Y no tenemos que partir de la premisa de que los niños no saben. ¿Cómo que no?

Los niños con los que trabajamos han nacido en ambientes iletrados y por lo tanto

saben que los libros son para leerlos y desde muy temprana edad, en sus hogares,

cogen cualquier texto, en cualquier posición, y hacen como si leyeran. (¿o leen?)

¿Acaso, cuando están en la calle, no van señalando letreros y diciendo en voz alta lo

que dice? Si es que hay transmisión de significados, entonces indudablemente

estamos hablando de lectura.

Los niños algunos no reconocen su nombre, que es lo más cercano a ellos, desde

los dos años, y poco tiempo después, reconocen el nombre de sus compañeros.

Para ellos, los grafemas convencionales tienen distintos nombres: al grafema M no

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lo llaman "eme" sino por ejemplo: esa es la letra de mi mamá o esa es la letra de

Mateo. Sin embargo, hacemos caso omiso a todos sus aprendizajes y creemos que

no saben nada.

Algo similar sucede con la escritura. Sus primeros trazos los consideramos casi

"despectivamente" como garabatos. Pensamos que arruinaron la pared con plumón,

arruinaron un trabajo o el libro del hermano. Debemos reflexionar al respecto,

porque por lo general, los primeros intentos de escritura espontánea del niño, son

reprimidos por el adulto y hasta a veces castigados.

Las fallas de los más pequeños nos causan alegría e hilaridad. Pero cuando el niño

hace su ingreso escolar todos, padres y maestros, nos volvemos menos tolerantes

e inhibimos la voluntad del niño, olvidando que es precisamente esta, la que ha

mantenido a la raza humana a través del tiempo: arriesgando, tratando nuevas

posibilidades y ofreciendo diversas respuestas.

Pensemos y reflexionemos: ¿Alienta la escuela la posibilidad de arriesgar y de

cometer errores en los niños? Personalmente, creemos que no lo hace, y en ello,

estamos vulnerando no sólo su derecho a aprender sino su estilo innato de

aprendizaje.

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En la escuela hemos fragmentado el lenguaje, creyendo que así era más fácil para

los niños, lo hemos hecho más difícil, pues hemos pospuesto su propósito natural

que es la transmisión de significados.

En nuestro sistema educativo, tanto en lectura como en escritura priorizamos los

aspectos superficiales, y no a la comunicación. De muchas maneras, prohibimos que

los niños cometan errores y así reprimimos de una manera muy eficaz, los deseos

del niño de comunicar y esto lamentablemente lo hace inseguro y dependiente.

El niño no aprende a leer y a escribir para hacer tareas o para ser promovido de

año. El futuro no es algo que a un niño le preocupe. Un correcto proceso educativo

debería preocuparse siempre por el presente, intentando no arruinar lo que se ha

hecho en el pasado y utilizarlo en todas sus potencialidades.

El niño, por lo tanto, necesita aprender cosas que le sean de utilidad hoy y no

mañana. ¿Y para qué? Para resolver pequeños problemas, para sentirse feliz, pleno,

satisfecho y capaz.

Un gran número de niños aprende a leer y a escribir con una moderada eficazmente.

Sin embargo, han aprendido a considerar a la lectura y a la escritura como

actividades aburridas y agotadoras, que se deben hacer sólo cuando es

absolutamente necesario. Pueden leer y escribir, pero no eligen hacerlo libremente.

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Siguiendo con esta línea, la de tratar de enmarcar una nueva aproximación a la

lecto-escritura teniendo en cuenta una real cultura de infancia, entonces tenemos

que el niño requiere aprender a leer y a escribir en situaciones reales de lectura y

escritura, como procesos constructivos y dinámicos y no como una secuencia de

pasos sin sentido, que se tornan rápidamente en desagradables y tediosas.

Para concluir, formulamos la siguiente pregunta: ¿Por qué muchas veces la lectura y

la escritura se hacen tan difíciles de aprender en nuestras aulas?, Y creemos que

ello obedece a que muchos de los docentes, en su gran mayoría no se hallan

plenamente identificados con el problema, por el contrario dejan de lado la

preocupación y asumen que el niño será reforzado en casa y que son los padres

quienes deberían inculcar a sus hijos el amor por la lectura y la escritura.

Consideramos que podemos mejorar el desarrollo de la lecto escritura

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