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Resumen Y Versión De R. Borroto Cruz Y R. Aneiros Riba De Kemmis S. Action Research. 1992. Escuela Nacional De Salud Pública, 2002.


Enviado por   •  26 de Julio de 2013  •  6.303 Palabras (26 Páginas)  •  974 Visitas

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INVESTIGACIÓN-ACCIÓN

Resumen y versión de R. Borroto Cruz y R. Aneiros Riba de Kemmis S. Action Research. 1992. Escuela Nacional de Salud Pública, 2002.

La Investigación-Acción (I-A), constituye una importante alternativa en los métodos de investigación cualitativa. Este término, introducido originalmente por Lewin, implica una forma de búsqueda realizada por los propios participantes en una determinada situación social, con el objetivo primordial de mejorar

• el desarrollo de la propia prác¬tica educacional o social de que se trate,

• su comprensión o entendimiento de estas prácticas, y

• el contexto situacional en el que estas prácticas se desarrollan.

En la I-A se producen un conjunto de espirales cíclicas de planeamiento, acción, obser¬vación y reflexión que son consustanciales a esta aproximación. Lewin describió este proceso basándose en tres aspectos centrales: el planeamiento, el hallazgo de hechos (observaciones) y la ejecución (acción).

El planeamiento generalmente comienza con una idea general. Por una u otra razón parece ser deseable alcanzar cierto objetivo. Frecuentemente no queda muy claro cómo precisar este objetivo y como alcanzarlo. El primer paso, enton¬ces, es examinar la idea cuidadosamente a la luz de los medios disponibles. Ello puede conllevar la búsqueda y hallazgo de nuevos hechos. Si este primer período de planeamiento es exitoso, surgen entonces dos aspectos: un “plan general” de como alcanzar el objetivo y una decisión con respecto al primer paso de acción a tomar. Usualmente este planeamiento ha modificado la idea original de alguna forma.

El próximo período está dedicado a la ejecución del primer paso del plan general. En campos muy desarrollados de la dirección de la sociedad, tales como la geren¬cia de una fábrica o la ejecución de una guerra, este segundo paso es seguido por las observaciones. Por ejemplo, en el bombardeo de Alemania, se ha escogi¬do alguna fábrica como primer objetivo, después de considerar cuidadosamente varias prioridades y los mejores medios de alcanzar este blanco. A punto de parti¬da de esta decisión sigue un plan de reconocimiento con el fin de determinar, en la forma más objetiva y precisa posible, la nueva situación.

Este reconocimiento tiene cuatro funciones: debe evaluar la acción y mostrar si lo que se ha logrado está por encima o por debajo de las expectativas. Debe servir como base para planear correctamente el próximo paso. Debe servir de base para modificar el plan general y finalmente, brinda a los planeadores la posibilidad de aprender, esto es, desarrollar una nueva introspección, por ejemplo, en relación a las fortalezas o debilidades de algunas armas o técnicas de acción.

El próximo paso nuevamente está conformado por un ciclo de planeamiento, eje¬cución y reconocimiento con el propósito de evaluar los resultados del segundo paso, para preparar las bases racionales del tercer paso y quizá para modificar nuevamente el plan general (Lewis, 1952).

Lewin documentó el papel que juegan las decisiones grupales para facilitar y mantener los cambios en la conducta social y enfatizó el valor que tiene la inclusión de todos los participantes en cada fase de la I-A. Consideró la I-A como esencial para el progreso de la investigación social básica. Destacó que con el fin de desarrollar interiorizaciones mas profundas en las leyes que gobiernan la vida social, se requeriría un análisis teóri¬co de problemas matemáticos y conceptuales y de forma importante, que la investiga¬ción social básica tendría que incluir investigación de campo y en el laboratorio.

Previó tres características importantes de la I-A moderna: su carácter participativo, su impulso democrático y su contribución simultánea tanto a la ciencia como al cambio so¬cial. En la década de los años 80 los investigadores dedicados a la I-A, reanalizaron la formulación de Lewin relativa a la significación de la I-A. En primer lugar, valoraron el papel de las decisiones grupales como un elemento conceptual de principio más que un hecho meramente técnico, es decir, no sólo como un medio efectivo en la facilitación y mantenimiento del cambio social sino también como factor esencial para lograr un com¬promiso de acción social. En segundo lugar estimaron que la I-A no debe considerarse como una receta o técnica democratizante, sino más bien como un cuerpo de principios democráticos en el trabajo investigativo y finalmente, objetaron el lenguaje en el que Lewin describe los propósitos teóricos y métodos de la ciencia social (“desarrollar inte¬riorizaciones más profundas en las leyes que gobiernan la vida social” a través de análi¬sis conceptuales y matemáticos e investigaciones de campo y de laboratorio); este len¬guaje se describiría ahora como perteneciente a la ciencia positivista (determinista, tec¬nicista) e incompatible con los propósitos y métodos de una visión adecuada y coheren¬te de la ciencia social, especialmente la educacional.

Carr y Kemmis (1983) consideran cinco requerimientos formales para una ciencia edu-cacional adecuada y coherente:

1. rechazar las nociones positivistas de racionalidad, objetividad y verdad;

2. emplear las categorías interpretativas de los educadores (parti¬cipantes directos de las prácticas bajo estudio);

3. suministrar vías para distinguir ideas e interpretaciones que sistemáticamente son distorsionadas por la ideología de aquellas que no lo son;

4. identificar y exponer aquellos aspectos del orden social existente que frustran el cambio y ser capaz de ofrecer basamentos teóricos que permitan a los edu¬cadores (y otros participantes) estar alertas de cómo pueden ser superadas y,

5. ba¬sarse en el reconocimiento explícito de que es práctica, en el sentido de que el cuestio-namiento de su verdad será determinado por la forma en que se relacione con la prácti¬ca.

Los últimos 50 años

Los trabajos iniciales de Lewin en la década del 40 en el campo de la investigación-acción se relacionaron con cambios en actitudes y conductas en varias áreas de preo¬cupación social. Sus ideas fueron llevadas tempranamente al campo educacional cuan¬do sus colaboradores, e incluso en ocasiones él mismo, comenzaron a trabajar en as¬pectos tales como la construcción curricular y el desarrollo profesional de los educado¬res. Después de una década de crecimiento, la I-A educacional declinó en los EEUU en las postrimerías de los 50. Sanford (1970) consideró que este declinar podía atribuirse a la separación creciente de la investigación y la acción (o como podríamos decir hoy día, de

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