Rol del o la educadora diferencial
Enviado por Romina Pérez • 6 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 1.791 Palabras (8 Páginas) • 1.066 Visitas
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Rol del Educador Diferencial
ROMINA IVONNE PÉREZ DEJEAS
UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA
FACULTAD CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DICIEMBRE, 2015.
INTRODUCCIÓN
En el ámbito educacional chileno, se pretende lograr – a través de las políticas públicas - mejorar la calidad de la misma, por esto el Ministerio de Educación (MINEDUC) quiere brindar una mejoría de oportunidades, tanto en educación regular como en educación especial, por lo que, en el Decreto 170 (2010) plantea una serie de requisitos, procedimientos y características relevantes hacia niños y niñas con Necesidades Educativas Especiales[1] dentro de la educación diferenciada.
Entonces, a partir de este decreto[2] mencionado, podemos definir a una persona con necesidades educativas especiales como, aquel sujeto que va a requerir apoyos y recursos adicionales (humanos, materiales o pedagógicos) para enfrentar las barreras que se les presentan día a día y asi puedan acceder de manera más efectiva a su propio desarrollo y aprendizaje para así cumplir con las metas y objetivos que hoy se propone la educación.
Dentro de estas necesidades, podemos encontrar o clasificar dos tipos según el Decreto 170. Primero, las NEEs permanentes serán aquellas barreras que presentan niños y niñas durante toda su etapa escolar y es producto de alguna discapacidad diagnosticada por profesionales, y son aquellos que se les va a brindar recursos que aseguren el aprendizaje de la persona. Y las NEEs transitorias, estarán presentes en algún momento o tiempo determinado en la etapa escolar, producto de un trastorno o una discapacidad diagnosticada, por profesionales, quienes se le otorgaran recursos y apoyos para facilitar el acceso y progresos en el curriculum.
Hoy en día, no está ajeno encontrar a niños, niñas o jóvenes con alguna necesidad educativa dentro del sistema escolar, por esto la institución que lo acoge debe estar preparada para atenderlos y apoyarlos en el proceso educativo. Peña y Parada (2011, p. 12) definen la escuela como institución educacional rica en culturas. Esta diversidad se ve plasmada en el profesorado, los estudiantes, padres y apoderados, ambientes, entre otros. Todos estos actúan de manera colaborativa, trabajando y conviviendo dentro de un espacio de aprendizajes y enseñanzas para brindar un mejor desarrollo y potencialidad de las habilidades y capacidades de los educandos. Es aquí donde aparece el o la educadora diferencial, con un rol esencial, específico y no menos importante dentro de la educación del niño.
Tanto las instituciones como el rol del docente han manifestado cambios en su enfoque, de un ambiente segregado[3], a uno integracionista[4], acercándonos hoy a uno inclusivo[5]. La educación debe proporcionar ayudas y recursos necesarios para que el alumno (con o sin necesidades educativas especiales) puedan avanzar y progresar, potenciando al máximo sus capacidades, en relación a los aprendizajes establecidos en el curriculum.
ROL DE LA EDUCADORA DIFERENCIAL
El profesor debe ser capaz de ir descubriendo, desarrollando y potenciando su propia práctica pedagógica para asi lograr mediar su quehacer educativo. Como dicen los autores Catalán y Fernández (2011) es necesario que el docente tenga una actitud de optimismo y compromiso en su labor como guía y mediador de conocimientos y aprendizajes nuevos centrándose en las habilidades, aptitudes y valores de sus estudiantes.
El o la educadora diferencial debe reflexionar sobre su práctica pedagógica, ya que esta le ayudara a comprender el trabajo que realizará con sus estudiantes. Debe tener el poder y la habilidad de “construir su saber pedagógico”[6] a beneficio de sus estudiantes. Además, cabe destacar que el alumno, es sujeto de derechos y potencialidades, por esto, nosotros como profesores, debemos tomar un rol activo y transformador para la toma de decisiones respecto a los aprendizajes óptimos que deben presentarse a los alumnos.
Hay autores como Del Carmen, L., et al. (2004)[7] entre otros, que señalan un nuevo rol para el educador diferencial, como un profesor de “métodos y recursos”, ejerciendo su rol como un apoyo para los profesores, otorgando consejos, ayudas, apoyos y recursos para la enseñanza de todos los niños y niñas. Este nuevo enfoque nos permite como profesionales diferenciales apoyar y colaborar con los profesores, padres y otros profesionales u organizaciones (equipo multidisciplinario) para asegurar el proceso de enseñanza – aprendizaje de los estudiantes. Porter (1991) comparte esta posición, reafirmando la colaboración y la relación con el personal de la escuela, los padres y apoderados, y con organizaciones externas; desarrollando programas y supervisión para el crecimiento personal y su desarrollo profesional.
Nuestro rol es un todo. Debemos ser guías, mediadores y docentes a la hora de trabajar con un estudiante con necesidades educativas especiales; acompañamos al niño en un proceso de reducción de barreras que limitan su aprendizaje, un proceso que con esfuerzo, perseverancia y evaluación pueden sacar adelante a un alumno catalogado como “fracaso”, “tonto” o “flojo” de un círculo vicioso donde el autoestima y la motivación afectan el desempeño de este. Por eso, a la hora de apoyar al alumno, no solo es con recursos educativos en lectura, escritura o matemáticas; sino también, en el concepto propio del alumno, emocional – motivacional, y una diversidad de factores que pueden o no detonar alguna necesidad educativa, sin necesidad de encasillarlo con una categoría o un diagnostico sobrevalorado.
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