SECUENCIA DIDÁCTICA: CUENTOS DE LA SELVA – HORACIO QUIROGA
Enviado por mariaestell • 8 de Agosto de 2019 • Trabajo • 2.851 Palabras (12 Páginas) • 2.092 Visitas
PRÁCTICAS DEL LENGUAJE- QUINTO AÑO
SECUENCIA DIDÁCTICA: CUENTOS DE LA SELVA – HORACIO QUIROGA
DOCENTE: Jorge Grissón
CONTENIDOS Y MODOS DE CONOCER:
-Usar el conocimiento sobre el género, el autor y el mundo para interpretar el texto.
-Comentar las obras leídas grupal y colectivamente.
-Leer textos informativos en torno a la obra antes y/o después de la lectura
INICIO: Horacio Quiroga es un autor que está entre los grandes de la literatura hispanoamericana, suscita interés y cuenta con una producción de indudable calidad, por lo que considero enriquecedor analizar y disfrutar sus obras. Además, sus relatos, concretamente sus cuentos de animales, ofrecen la ventaja de adaptarse perfectamente a los perfiles más diversos de los alumnos.
A través de esta propuesta el alumno podrá expresar su propio yo y gestionar en cierto modo su aprendizaje y además del componente motivador que para muchos puede suponer esa libertad de expresión, es muy importante la consideración de la literatura como vehículo de acercamiento a la lengua y cultura de un pueblo, y, sobre todo, como máxima expresión de una lengua.
LECTURA DE SU BIOGRAFÍA
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HORACIO QUIROGA
(Salto, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires, 19 de febrero de 1937) fue un cuentista,dramaturgo y poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves, que a menudo retratan a la naturaleza bajo rasgos temibles y como enemiga del ser humano, le valieron ser comparado con el estadounidense Edgar Allan Poe.
En 1903 trabaja como profesor de castellano y acompaña, como fotógrafo, a Leopoldo Lugones en una expedición a la provincia de Misiones. El viaje lo deslumbra y vivirá allí durante largos años, lugar donde encuentra el escenario y los personajes de los cuentos que lo hicieron famoso.
En 1906 publica su relato Los perseguidos, adelanto de lo que después se conocería como literatura psicológica. En 1909 contrae matrimonio con Ana María Cirés y se van a vivir a San Ignacio. Dos años después es nombrado juez de Paz. En el año 1915 se suicida su mujer. Regresa a Buenos Aires en 1916.
En 1918 dio a conocer el libro Cuentos de la selva, considerado un clásico de la literatura para niños en América Latina. Le preocupó más el valor expresivo de la palabra que lo puramente gramatical y académico, por lo que se le ha tachado muchas veces de "escribir mal". En 1927 se casa con María Bravo. En 1932 se traslada a Misiones. En 1936 su mujer lo deja y vuelve a Buenos Aires. Su carrera se abre en la poesía, dentro del ámbito del modernismo, con Los arrecifes de coral (1901), obra sin mayor consecuencia.
Una vida dramática, siempre cercana a la estrechez económica, matrimonios conflictivos, experiencias con el hachís y el constante cerco del suicidio, alimentan su tarea cuentista. Horacio Quiroga muere en Buenos Aires el 19 de febrero de 1937 por ingestión de cianuro poco después de enterarse que sufre de cáncer gástrico. En octubre de 1938 se suicida Alfonsina Storni por quien sostuvo una profunda pasión. En 1939 se suicida su hija Egle. Años después, su hijo Darío también haría lo mismo.
Bibliografìa
www.wikipedia.com
ESTUDIANDO LA VIDA DE HORACIO S. QUIROGA, RECORDAMOS QUE ES UNA BIOGRAFÍA.
Retomo saberes previos, indago “qué es una biografía”
Entre todos hacemos el registro de la definición de BIOGRAFÍA, en el pizarrón y luego en sus carpetas.
¿Qué es una BIOGRAFÍA?
Es, sencillamente, la historia de una vida. Nos relata los acontecimientos de una persona desde su nacimiento pasando por su infancia, adolescencia, servicio militar, guerras vividas, estudios realizados, su vida profesional, su matrimonio, hijos y sus logros más destacados. Además de una serie de anécdotas, recuerdos, viajes y momentos felices. Es la herencia más preciada que podemos legar al mundo y, principalmente, a nuestra familia. Una biografía preserva una vida en su totalidad, estableciendo un puente entre las generaciones con nuestros nietos, bisnietos, inculcando en ellos un sentido de orgullo y pertenencia
ABORDAJE DE CONTENIDOS:
Para investigar y conversar.
• Lean la biografía de Horacio Quiroga. Investiguen qué lo motivó a escribir estas historias.
• Lean el índice. ¿Cuáles de los animales que se mencionan en los títulos, conocen? ¿Cuáles no?
• Averigüen cómo es la vida en una selva: qué animales habitan en ella y qué trabajos puede realizar el hombre allí
INVESTIGAR:
¿CUÁL ES EL PAÍS DE ORÍGEN DE HORACIÓ QUIROGA?
1. ¿Qué sabemos de Uruguay?
A. Intenta situar este país en un mapa de América ¿Con qué países limita?
B. Marca las afirmaciones correctas y corrige las incorrectas
a) La capital de Uruguay es Montevideo. V / F
b) La mayor parte de su población es de origen español e italiano. V / F
c) La palabra Uruguay significa «río del pájaro» en guaraní. V / F
d) Tiene una reducida población indígena. V / F
e) Se divide en 19 comunidades autónomas. V / F
f) La moneda es el dolar uruguayo. V / F
g) Es más grande que España. V / F
h) Su población no supera los cinco millones de habitantes. V / F
i) Está bajo un régimen político democrático. V / F
Una posible fuente de investigación: http://www.turismo.gub.uy
2. 2. Lectura del texto Antes de pasar al texto, lee el título:
¿De qué crees que va a hablar el cuento? Haz alguna hipótesis.
Las medias de los flamencos
Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y a los sapos, a los flamencos y a los yacarés y a los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río los peces estaban asomados a la arena, y aplaudían con la cola. Los yacarés, para adornarse bien, se habían puesto en el pescuezo un collar de bananas, y fumaban cigarros paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de pescado en todo el cuerpo, y caminaban meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban muy serios por la orilla del río, los peces les gritaban haciéndoles burla. Las ranas se habían perfumado todo el cuerpo, y caminaban a dos pies. Además, cada una llevaba colgada, como un farolito, una luciérnaga que se balanceaba. Pero las que estaban hermosísimas eran las víboras, todas sin excepción, estaban vestidas con traje de bailarina, del mismo color de cada víbora. Las víboras coloradas llevaban una pollerita de tul colorado; las verdes, una de tul verde; las amarillas otra de tul amarillo; y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con rayas de polvo de ladrillo y ceniza, porque así es el color de las yararás. Y las más espléndidas de todas eran las víboras de coral, que estaban vestidas con larguísimas gasas rojas, blancas y negras, y bailaban como serpentinas. Cuando las víboras danzaban y daban vueltas apoyadas en la punta de la cola, todos los invitados aplaudían como locos. Solo los flamencos, que entonces tenían las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz muy gruesa y torcida, solo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca inteligencia no habían sabido cómo adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de las víboras de coral. Cada vez que una víbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y haciendo ondular las gasas de serpentinas, los flamencos se morían de envidia. Un flamenco dijo entonces: –Yo sé lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las víboras de coral se van a enamorar de nosotros. Y levantando todos juntos el vuelo, cruzaron el río y fueron a golpear en un almacén del pueblo. –¡Tan-tan! –pegaron con las patas. –¿Quién es? –respondió el almacenero. –Somos los flamencos. ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras? –No, no hay –contestó el almacenero–. ¿Están locos? En ninguna parte van a encontrar medias así. Los flamencos fueron entonces a otro almacén. –¡Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras? El almacenero contestó: –¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias así en ninguna parte. Ustedes están locos. ¿Quiénes son? –Somos los flamencos –respondieron ellos. Y el hombre dijo: –Entonces son con seguridad flamencos locos. Fueron a otro almacén. –¡Tan-tan! ¿Tienes medias coloradas, blancas y negras? El almacenero gritó: –¿De qué color? ¿Coloradas, blancas y negras? Solamente a pájaros narigudos como ustedes se les ocurre pedir medias así. ¡Váyanse enseguida! Y el hombre los echó con la escoba. Los flamencos recorrieron así todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos. Entonces un tatú, que había ido a tomar agua al río, se quiso burlar de los flamencos y les dijo haciéndoles un gran saludo: –¡Buenas noches, señores flamencos! Yo sé lo que ustedes buscan. No van a encontrar medias así en ningún almacén. Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrían que pedirlas por encomienda postal. Mi cuñada, la lechuza, tiene medias así. Pídanselas, y ella les va a dar las medias coloradas, blancas y negras. Los flamencos le dieron las gracias, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron: –¡Buenas noches, lechuza! Venimos a pedirte las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el gran baile de las víboras, y si nos ponemos esas medias, las víboras de coral se van a enamorar de nosotros. –¡Con mucho gusto! –respondió la lechuza. Esperen un segundo, y vuelvo enseguida. Y echando a volar, dejó a los flamencos; y al rato volvió con las medias. Pero no eran medias sino cueros de víboras de coral, lindísimos cueros recién sacados a las víboras que la lechuza había cazado. –Aquí están las medias –les dijo la lechuza. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa: bailen toda la noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de pico, de cabeza, como ustedes quieran; pero no paren un momento, porque en vez de bailar van, entonces, a llorar. Pero los flamencos como son tontos, no comprendían bien qué gran peligro había para ellos en eso, y locos de alegría se pusieron los cueros de las víboras de coral, como medias, metiendo las patas dentro de los cueros, que eran como tubos. Y muy contentos se fueron volando al baile. Cuando vieron a los flamencos con sus hermosísimas medias todos les tuvieron envidia. Las víboras querían bailar con ellos, únicamente, y como los flamencos no dejaban un instante de mover las patas, las víboras no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias. Pero poco a poco, sin embargo, las víboras empezaron a desconfiar. Cuando los flamencos pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien.
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