Saber Escuchar En La Práctica Docente De Freddy H. Wompner G
Enviado por pixienash • 9 de Enero de 2015 • 2.955 Palabras (12 Páginas) • 304 Visitas
SABER ESCUCHAR EN LA PRÁCTICA DOCENTE
Freddy H. Wompner G.
Resumen
La práctica de la actividad docente exige varias habilidades, sin embargo quizás una de las más importantes de todas es la de saber escuchar.
Saber escuchar a los alumnos, a quienes representan el publico o auditorio es fundamental para lograr una buena comunicación y por ende la transmisión efectiva y fecunda de los conocimientos de los que somos portadores.
En el presente ensayo se describen los principales argumentos que avalan la importancia de saber escuchar en la práctica docente, la comunicación entre docentes y alumnos y en este contexto se analiza el proceso educativo donde el alumno juega un rol protagónico y el docente tiene la oportunidad de plasmar su propio carisma sobre el proceso educativo.
La importancia de saber escuchar
En esta oportunidad quisiera compartir una sencilla reflexión ustedes y tiene que ver con el peligro que tiene el docente de caer en una práctica unilateral y a veces mecanicista donde el profesor actúa desde su posición, en un extremo de la sala, transmitiendo conocimientos e información a un alumnado, en el otro extremo, que pasivamente escucha y trata de internalizar estos nuevos conocimientos. No puedo sino lamentar y condenar esta práctica que es contraria a mi forma de entender el proceso educativo. Creo el rol del profesor debe contemplar una relación mucho más cercana y directa con sus alumnos, en la teoría de la comunicación se diría que para que un orador captura la atención de su público y comience a ser escuchado debe ser capaz de sintonizarse primero con la audiencia. Esto nos lleva a pensar en metodologías mas personalizadas de realizar la labor docente, donde el docente comienza por centrar su atención en conocer poco a poco a sus alumnos, recordemos que esta misma metodología (sin contar lo de usar la risa como terapia) llevada al campo de la medicina le valió a Pach Adams el premio Nobel, entonces conviene preguntarse ¿por qué no?, ¿Por qué no conocer mejor a cada uno de nuestros alumnos, sintonizarse con ellos y transmitir nuestro conocimiento a quien está abierto a escucharnos y confiar en nosotros como un verdadero guía y líder intelectual. ¿Por qué no? Si uno de los mejores regalos que podemos dar a otro ser humano es nuestra presencia incondicional. Para hacerlo bien, debemos poder ser receptivos, sin
Prejuicios o expectativas, poniendo a un lado nuestras propias necesidades o preocupaciones y quedando verdaderamente disponibles en forma cordial y empática. Vivimos hoy en una cultura que nos enseña y premia exactamente lo contrario: ser reactivos, defensivos, egoístas y autorreferentes. Como resultado, mucha gente escucha con pasividad y poco interés. También nos ha enseñado esta cultura a vivir distraídos, distantes de la conexión íntima con los demás. Si bien hoy como nunca podemos comunicarnos rápida y eficazmente con personas de todo el mundo, esto no sustituye la presencia humana incondicional que mencionábamos.
Entonces ¿podremos aprender a estar totalmente presentes con y para nuestros alumnos? Podemos hacerlo aprendiendo a escuchar de verdad, con atención, concentración y apertura a lo que el auditorio quiere decir. Cuando lo hacemos, estamos totalmente disponibles y presentes para detectar esas señales que en el desarrollo de clase se pueden observar. No tenemos nociones preconcebidas sobre lo que le está ocurriendo con los demás. Nos acercamos con naturalidad, abriéndonos a lo que quieran trasmitirnos. No estamos ocupados en la forma en que refutaremos lo que nos dicen, o buscando el paralelo con nuestras propias experiencias, esperando el momento de interrumpir para decir lo nuestro. No tenemos necesidad de defendernos o mostrar que somos brillantes, profundos o ingeniosos. Tenemos, por el contrario, el deseo ardiente de entregar a la otra persona lo mejor de nosotros, sin pedir nada a cambio. Esto permitirá a los demás abrirse, confiar, y mejorará sustancialmente la relación entre docentes y discentes. Nos permitirá conocer mejor aún a quienes creemos conocer al dedillo, y la respuesta del resto también será más abierta y receptiva a la transmisión del conocimiento. Muchas veces una mala comunicación lleva al deterioro de la relación entre alumnos y profesores, entonces la capacidad de decepcionar un nuevo conocimiento y analizar sus alcances o aplicaciones se interrumpe abruptamente. En esta situación lo que debemos hacer es precisamente lo contrario; soltarnos intelectual y emocionalmente y entregarnos generosamente a la construcción de una experiencia nueva e irrepetible como se puede entender a cada nuevo episodio de clases.
En palabras del V.M. Samael Aun Weor,”Si queremos saber escuchar, si queremos aprender a escuchar para descubrir lo nuevo, debemos vivir de acuerdo a la filosofía de la momentaneidad. Es urgente vivir de momento en momento, sin las preocupaciones del pasado y sin los proyectos del futuro. La verdad es lo desconocido de momento en momento. Nuestras mentes deben estar siempre alertas, en plena atención, libres de prejuicios, preconceptos, a fin de ser realmente receptivas. Los maestros y maestras de escuela deben enseñar a sus alumnos y alumnas la profunda significación que se encierra en eso de saber escuchar.
Es necesario aprender a vivir sabiamente, refinar nuestros sentidos, refinar nuestra conducta, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos. “De nada sirve tener una gran cultura académica si no sabemos escuchar, si no somos capaces de descubrir lo nuevo de momento a momento”
La comprensión del proceso educativo
El punto básico está en intentar comprender como experimenta cada uno de nuestros alumnos su propio proceso educativo, antes de buscar ser comprendidos en los conocimientos que debemos transmitir. Entreguemos a los demás el hermoso regalo de nuestra presencia incondicional. Haciéndolo, crearemos la oportunidad de alcanzar una mayor profundidad en la comunicación y sintonía en la bella tarea de enseñar. Recién entonces descubriremos que aprender fue primero que enseñar. Si enseñar correctamente es crear condiciones para producir conocimiento nuevo, entonces el que enseña aprende, y también, quien aprende enseña. Enseñar no existe sin aprender. Aprender fue primero que enseñar. Enseñar correctamente es crear condiciones para producir un conocimiento nuevo. El que enseña aprende, y también, quien aprende enseña. Enseñar no existe sin aprender.
Nuestro conocimiento es incompleto, inacabado y debemos aprender permanentemente. Al reconocer esto nos volvemos educables. Lo que nos hace educables no es la educación, sino reconocer lo inconcluso de nuestro conocimiento.
Al comparar, repetir, dudar, curiosear, experimentar, las personas
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