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Enviado por Mariamgo • 8 de Octubre de 2013 • Informe • 1.159 Palabras (5 Páginas) • 251 Visitas
Política
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La palabra "Política" proviene del vocablo griego polis que, esencialmente, significa "ciudad" y, por extensión, "asentamiento permanente de seres humanos".
La Historia nos relata que la estructura política de la antigua Grecia se hallaba construída sobre la base de pequeñas comunidades, altamente independientes y virtualmente soberanas, nucleadas alrededor de los más importantes centros urbanos. La urbe, es decir: la polis, se convirtió así en la unidad orgánica esencial de las comunidades aglutinadas a su alrededor. En consecuencia, toda la actividad relacionada con la organización de esas comunidades se refería principalmente a la polis misma. De allí el nombre de política que se le dio a la ciencia, estudio o tratado relacionado con la vida de la polis.
En ese ámbito de comunidades reducidas y en gran medida independientes, la ciencia política no podía pasar de ser una disciplina que analizaba (en forma más o menos sistemática) las estructuras que regulaban la vida social de la época. De hecho, para los griegos, Política, Ética y Economía formaron parte de lo que llamaron la "filosofía práctica".
Debe destacarse, sin embargo, que desde la óptica política de los griegos de hace más de 2.000 años atrás, resultaba igualmente válido basar la especulación política sobre hechos abstractos que fundamentarla en hechos concretos. La clásica disputa de Platón y Aristóteles es, probablemente, el mejor ejemplo de ello.
Mientras que en la Politeia de Platón hallamos la descripción de un Estado ideal, en la Política de Aristóteles encontramos un riguroso sistema de datos aportados por la observación, la comparación y la investigación de la realidad. Así, Platón nos describe un Estado hipotético, con sus artesanos, sus sabios y sus guerreros; su ordenamiento eugenético y económico; culminando el esquema en la figura de un "rey filósofo" que representa probablemente uno de los imposibles políticos más estupendos que jamás se hayan imaginado. Aristóteles, por el contrario, nos habla de las distintas "formas" concretas del Estado; de las distintas Constituciones vigentes en su época y del proceso dinámico de cambio que ya se observaba en aquellos tiempos, con regímenes políticos que oscilaban entre monarquías, aristocracias y repúblicas, con sus respectivas desviaciones patológicas de tiranías, oligarquías y demagogias1.
De este modo, desde el mismo origen de nuestra cultura venimos arrastrando dos enfoques sustancialmente distintos de la Política. Uno de ellos, desde una óptica normativa, pone énfasis en los objetivos de la polis; el otro, desde una visión pragmática, se concentra prioritariamente en las condiciones, las posibilidades y los límites impuestos a la voluntad de organizar esa misma polis.
A este planteo dialéctico lo podemos rastrear en Occidente a todo lo largo y ancho de la Historia de la Política. Tanto en el relato histórico de los hechos políticos como en el devenir de las tendencias, doctrinas o ideologías políticas, siempre hallaremos, o bien cierta preminencia de la especulación normativa, o bien un mayor énfasis pragmático. Esta tensión, establecida entre los extremos virtualmente opuestos de lo deseable por un lado y lo posible por el otro, es quizás el factor principal que hace de la Política algo dinámico, polémico, deliberativo y frecuentemente controvertido.
Partiendo, pues, de la realidad y recordando, además, lo que se expuso en relación al término polis, se puede apreciar que podemos hablar de Política allí dónde se verifican - como mínimo - dos fenómenos:
Un conjunto de seres humanos que conviven compartiendo el mismo destino, y
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