Sistema Mixto

El sistema mixto.

Derivado de los métodos inhumanos que identificaba el sistema inquisitivo, se elevaron voces que pugnaban por un cambio en el enjuiciamiento criminal, tales como las de Montesquieu, Voltaire y Becaria, cuyos ideales fueron retomados ante la inminente transformación del absolutismo en un sistema republicano, teniendo como antecedente fundamental el derecho ingles común, que hasta entonces no había sido invalido por la inquisición, pues conservaba el régimen acusatorio, así como el antiguo derecho romano republicano.

Si bien el derecho francés fue el que vino a dar mayor consolidación al sistema inquisitivo, no menos cierto es que en Francia comenzó también la renovación del proceso penal, para abolir el sistema que hasta antes de su revolución regía en Europa continental, siendo dicho movimiento social un parteaguas para el enjuiciamiento penal.

Sus principales ideales de cambio fueron anular la secrecía de la investigación y que tan luego fuera señalada una persona como imputada, debía posibilitarse la lectura de la denuncia y demás pruebas recabadas en la investigación [nótese como aun se preservaba una investigación inicial a espaldas del imputado]. Con tales principios se retornaba de nueva cuenta a la publicidad del juicio, el cual se desarrollaría ya no ante un inquisidor, sino ante un tribunal de jurados [como regía en el reino ingles] con plena igualdad entre el acusador y la defensa, estableciendo taxativamente la división de de funciones entre acusar y juzgar. No obstante lo anterior, se continuo con la persecución penal pública, al estimarse que era la única forma de eficientarla, pero esa situación se pretendió contrarrestarla con otros principios propios del sistema acusatorio, en aras del respeto a la dignidad y libertades humanas.

Terminaron por abolirse los métodos inhumanos para la obtención de las confesiones, como la tortura o el tormento, tornándose ahora el interrogatorio un medio de defensa, y ya no una opción para la averiguación de la verdad. Además, la declaración del imputado en ningún caso podía otorgarse bajo protesta, como sucedió en el anterior sistema. Surgió también la posibilidad de aportar prueba a favor del imputado, lo que no sucedía en el sistema inquisitorial, ya que en éste la prueba recabada que podía ser valorada en el juicio era únicamente la recolectada por el inquisidor, negando toda posibilidad al acusado de ofrecer prueba alguna para desvirtuar la acusación.

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