TRASCENDENCIA DEL AMOR EN LA EDUCACIÓN AGROECOLOGICA

TRASCENDENCIA DEL AMOR EN LA EDUCACIÓN AGROECOLOGICA

Por: Ronel Guatarasma

Es indudable que más de alguna vez nos hemos preguntado ¿Qué es el amor? ¿Cómo definir algo tan complejo, contradictorio, fascinante y que al mismo tiempo nos hace sentir tan vivos? No puede observarse bajo un microscopio, no se puede tocar y hay quien lo define en términos químicos y quiénes hacen poesía de él. Decía Mahatma Gandhi que “donde hay amor hay vida”, una definición sencilla pero completa; según la ciencia, es una tormenta química conformada por neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la oxitocina; los psicólogos lo consideran como una experiencia afectiva conformada por un conjunto de variables muy concretas: necesidad de vincularnos a alguien, necesidades de intimidad, pasión, sexualidad y otras. En fin existen infinidad de acepciones acerca del amor y todas nos llevan a que es el motor que mueve al mundo, las sagradas escrituras en las cartas del Apóstol Pablo nos dice: “Tres cosas durarán para siempre la fe, la esperanza y el amor, y la mayor de las tres es el amor” 1 Corintios 13,13. Sin amor no hay nada, el amor trasciende, sin importar la tarea específica que realicemos, nos hace capaces de participar en la mejora del planeta y en la promoción de la dignidad humana, de hacer la diferencia y dejar una huella en este mundo. Es por ello que desde mi experiencia como docente, creo que el amor es fundamental para el proceso educativo. Es absolutamente necesario que nos pongamos el corazón en la mano y apartemos la mezquindad, el egoísmo y la indiferencia y empecemos a tratar a la población estudiantil como seres humanos que necesitan ser formados integralmente. La educación es mucho más que transmitir conocimientos y saberes, como maestros y padres, tenemos que poner el Amor en el centro de nuestras vidas y también en el ámbito educativo, es decir, en las aulas. Por tanto, es requisito indispensable que amemos lo que hacemos y que sea ese amor, cariño y ternura lo que envuelva a todo lo demás. Ya lo decía Santa Teresa de Calcuta, “la diferencia no está en lo que hacemos sino en el Amor que ponemos en lo que hacemos”. Y esto, extrapolado a nuestro ámbito, a la educación, nos lleva a que no es lo que sabemos sino el Amor y la pasión que le ponemos a la hora de transmitir lo que sabemos. Educar no es contratar un servicio o un producto como si de una mercancía se tratara. Podemos contratar la mejor formación y excelentes profesionales y ofrecer las mejores metodologías y los contenidos curriculares más actuales pero sin Amor no avanzamos hacia la esencia de la educación que es la transformación. La educación desde la  práctica del amor y la ternura propicia las condiciones ideales para ambientes sanos, cálidos, humanos, amorosos en los cuales los estudiantes desarrollan al máximo sus habilidades y destrezas, para ello,  las  escuelas  como  espacio  que  reúne  los  actores  educativos y el lugar por excelencia para generar los procesos de aprendizajes y enseñanzas, han de promocionar una educación mas que inclusiva, donde a los educando se les tome en cuenta sus talentos y cualidades para ser involucrados en los diferentes grupos estables como son el teatro, la música, el arte, el deporte, la danza, manos a la siembra entre otros; y de esta manera sean motivados a desarrollar su potencial e ir a la transferencia de conocimiento en todas las áreas académicas. El docente debe ser emprendedor, tratar de no perder nunca el buen humor, actuar con jocosidad y dominar las técnicas del trabajo en grupo, debe ser un integrante más del grupo y sus relaciones con los estudiantes deben ser cordiales y amistosas, de modo que se produzcan relaciones interpersonales profundamente fraternales y tiernas que despierten sentimientos de trabajo solidario, curiosidad por el conocimiento, interés en el estudio y la investigación. Debemos ser docentes cariñosos, tiernos, afectivos, amables, amorosos con nuestros estudiantes No debemos negarle ni una sonrisa, una sonrisa negada a un estudiante puede convertirse en una silla vacía en un aula de clases. Para influir educativamente en los estudiantes, es vital salvar el prestigio y la estima de ellos, pues en ocasiones solemos criticarlos delante de los otros, descubrimos sus defectos en público y le proferimos amenazas, sin reparar que a veces herimos sus sentimientos de orgullo. Si por el contrario, contribuimos a que los alumnos se sientan importantes; es decir, considerados, reconocidos y estimados lograremos en ellos una mayor complacencia para realizar las tareas docentes que le sugerimos. Esto es de gran importancia a la hora de orientar al estudiante en lo concerniente al desarrollo de habilidades cognitivas o destrezas manuales, sobre todo en el área agropecuaria. El aprendizaje ecológico conlleva al estudiante a formarse en valores solidarios y cooperativos para el trabajo en equipo. En tal sentido, se propone desarrollar una estrategia donde se apliquen diversos métodos y técnicas vinculadas a la vida cotidiana de los participantes. Esto incluye el trabajo productivo en el campo agroalimentario, la vinculación con la naturaleza (bosques, ríos, flora, fauna) relación con los monumentos históricos y el patrimonio de las comunidades, la conexión con el arte y la alegría (canto, baile, poesía, etc.) enmarcado en la construcción de una cultura participativa y colectiva, contribuyendo a transformar la realidad de nuestro entorno y de esa manera construir una escuela de enseñanza y aprendizaje que genere conocimientos básicos, técnicos, científicos y agroecológicos desde la práctica pedagógica y así garantizar el desarrollo de una educación de calidad en los procesos humanos en el aprender a ser, a saber, a hacer y a convivir en el ámbito (escuela-familia y comunidad) estimule el desarrollo de la conciencia, valores y competencias que favorezcan la participación activa y efectiva de los estudiantes en su formación integral para el trabajo agrícola, pero de forma amigable con el ambiente; dirigido hacia la conservación de los recursos naturales y la equidad social.

...