Talpa Juan Rulfo

Talpa Juan Rulfo

Este cuento empieza en Zenzontla donde vive Natalia una mujer joven con un cuerpo espectacular, su esposo Tanilo que estaba enfermo de unas llagas que le salían en las piernas y manos de las cuales le salía un agua amarilla y espesa que olía muy mal y le dolían, y el hermano de Tanilo un hombre traicionero coqueto fuerte.

Tanilo le dolían mucho las llagas así que les decía a su esposa y a su hermano que lo llevaran a ver a la virgen de talpa que era milagrosa y ella tenia el poder de lavarlo todo y dejarlo como nuevo el tenia la esperanza de que la virgencita curara sus males. Natalia y el hermano de Tanilo lo querían llevar para darle fin a su vida pues sabían que no soportaría el viaje y moriría así ellos podrían amarse y seguir sus vidas sin el estorbo que era Tanilo para ellos el hermano de Tanilo, tenía que acompañarlo porque era su hermano y Natalia tendría que ir también pues era su mujer.

Cuando lo llevaban a Talpa en las noches tanto la esposa como el hermano buscaban un lugar obscuro donde Tanilo no les viera para poder amarse sabían que él no aguantaría el viaje, antes de la mitad del camino Tanilo les pidió regresarse pues sintió que era inútil seguir y ellos lo obligaron a seguir adelante, lo llevaron a empujones, lo levantaban del piso para obligarle a seguir caminando diciéndole “"Está ya más cerca Talpa que Zenzontla”

Así fue como llegaron a Talpa, cantando el Alabado en los últimos días de marzo cuando ya algunas personas iban de regreso, Tanilo quiso hacer penitencia, se amarró con las mangas de su camisa unas pencas de nopal pensando en que su paso se haría mas desesperado, después quiso llevar una corona de espinas, se vendó los ojos y en lo ultimo del camino se hincó en la tierra y así andando sobre los huesos de sus rodillas y con las manos cruzadas hacia atrás llegó Tanilo Santos, lleno de cataplasmas e hilos de sangre, que dejaba al pasar un olor agrio como de un animal muerto, de pronto lo vieron danzando dando golpes fuertes con sus pies amoratados y descalzos, parecía enfurecido como sacando su coraje y como haciendo un último esfuerzo por vivir un poco más, tal vez quiso revivir su antigua fuerza de cuando iban a Tolimán a danzar por el novenario del Señor, así Natalia y el hermano lo vieron alzar sus brazos y azotar su cuerpo contra el suelo con la sonaja repicando entre sus manos ensangrentadas, lo sacaron arrastrado esperando salvarlo de los pisotones de los que danzaban sin parar.

Como tullido Natalia lo arrodilló junto a ella una vez adentro de la iglesia y frente a la Virgen de Talpa, Tanilo mientras rezaba dejó salir una lágrima grande apagando la vela que Natalia le había puesto en sus manos pero siguió rezando a gritos para escucharse el mismo cuando rezaba . el cura daba su sermón pero Tanilo ya no lo escuchó, estaba quieto con su cabeza recargada en sus

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