Tan Solo una Noche (Cuento Breve)

Tan sólo una noche, Yolanda C. Aguiar M.

Su mayor ilusión era regresar, volver a encontrarse, después de diez años, con esa ciudad de las mil caras, ciudad abierta y cosmopolita traidora. Escondida entre monumentos e historia que se está reinventando constantemente a sí misma y en la que no dejan de emerger nuevos lugares, nuevos barrios, nuevos museos, nuevas arquitecturas...

        Después de haber ahorrado lo suficiente como para planificar unas vacaciones de unasemana en París, Laura y Roberto estaban listos para volver para disfrutar del París de siempre, aquella ciudad que los sorprendió y cautivó con esa magia fascinante que solo ella puede despertar.

        En esos tiempos, como cualquier estudiante universitario, la idea de descubrir nuevos destinos en plan de mochileros, resultaba toda una aventura, sin embargo ahora sus intereses eran otros porque acostumbrados a ciertas comodidades, la idea era poder regresar y estar en un buen hotel, una queotra cena en algún restaurant de moda, visitar las tiendas chic, más vanguardistas y porque no, darse el lujo de comprar ese caprichode comprar esa cartera Louis Vuittonpara ella, y la bufanda de seda de Hermèspara él.

        Ambos querían, ahora como marido y mujer, disfrutar de una increíble y variadísima oferta cultural y un maravilloso centro histórico, lleno de románticos rincones, esos que fueron testigos de su amor de juventud.

        Estás listaporque no tenemos mucho tiempo para llegar al aeropuerto?

        Dame unos cinco minutos mientras termino de arreglarme. Estoy tan emocionada que poco pude dormir y ahora tango que ver cómo oculto estas ojeras que ni yo, ni tu queremos ver.

        Te ^[a]quiero con o sin ojeras es más, te quiero al natural… Después de estar más de doce años juntos, unas ojeras no van a hacer cambiar esto que siento por ti.

Tú siempre tan cariñoso. Ya estoy lista, tomemos nuestros abrigos y bajemosque el taxi nos está esperando.

Una vez en el aeropuerto de Barajas y ya sentados en las butacas del avión, solo los separaba un poco más de mil kilómetros y una hora y media de vuelo para llegar.

Llegaron aal aeropuerto Charles de Gaulle a la hora estimada, pasadas las cinco de la tarde. Para ese día Roberto, que había sido la persona de planificar la mayoría de las rutas a visitar, le tenía una sorpresa a Laura… Después de recorrer la RueHuchette, una de las más transitada y concurridas, en el corazón del Barrio Latino,  merendarían unos de esos croissants de Nutellaque tanto le gustan a Laura en la Boulangerie Saint Michel, para luego cenar en La Braserade, acogedor y pintoresco restaurant, espectador silente de tantos momentos que, diez años después Laura y Roberto volverán a vivir.

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