Te estoy empezando a querer, bajito, sin que se entere nadie

Te estoy empezando a querer, bajito, sin que se entere nadie.

Y ay de mí y de ti, y de todos los momentos que perdí, por ti, y no para mi, las cosas que hice para ti, y no por mí. Quisiera tus brazos para envolver mi silencio y gritarte, muy bajito que te estoy empezando a querer, que mi corazón está esforzándose, el doble por latir por ti, y créeme que no es tarea fácil alimentar algo que lleva sin tener hambre demasiado.

Me hago fuerte cuando vienes y me debilito cuando te vas y es que estás convirtiendo tu ir y venir en la única constante de mi vida, y no quiero depender de ti, ni que mi felicidad lo haga de tu sonrisa, pero hay imposibles demasiado deliciosos como para no devorarlos, y devorarte el alma, adentrarme en tu pecho para localizar tus sentimientos y a tu corazón, escribir metáforas en tus pulmones y que me susurres silencios, bajar hasta tu ombligo para ser el centro de tu universo, terminar dibujándote corazones y crearle sonrisas a tus lunares.

Te quiero como se quiere en un sueño, como si los protagonistas siempre fueran dos niños intentando luchar por quién se columpia primero, hasta que uno lo consigue y termina sonriendo, porque sentirá que ha tocado el cielo, aunque sea con la punta de un dedo, qué pena que ese sueño tenga dosis de realidad y que yo sea la niña que se queda sin probar el columpio, ni el cielo, ni a ti.

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