Temperamento
Enviado por cychristian • 21 de Septiembre de 2012 • 396 Palabras (2 Páginas) • 483 Visitas
LOS TEMPERAMENTOS Y LA TIPOLOGÍA DE JUNG
POR PABLO MARTÍNEZ VILA Y PALMIRO VIÑAS CIRUELOS1
EL TEMPERAMENTO, LA PERSONALIDAD, EL CARÁCTER Y LAS
CIRCUNSTANCIAS DEL MOMENTO
¿Por qué me cuesta tanto decir ¡Te quiero!? ¿Por qué muchas veces me siento
hipócrita si lo digo? ¿Por qué me es difícil sentir emociones?
Estos interrogantes tan frecuentes en la práctica reflejan una realidad: nuestra
vida se ve afectada por circunstancias que no son sólo cosa del pensamiento o
del corazón. En líneas generales podemos reducir a tres los factores que van a
influir poderosamente en nuestra vida emocional desde el punto de vista
psicológico. Dos de ellos tienen un influjo permanente, continuo: nuestro
temperamento y nuestra personalidad. Están fuertemente vinculados al
carácter, forman parte de nuestra manera de ser. El tercer factor, las
circunstancias del momento, va a depender de aspectos pasajeros; su influencia
queda limitada en el tiempo.
Vamos a analizar cómo estas realidades afectan nuestros sentimientos a dos
niveles: en el proceso en sí de comunicarnos, y en el contenido de nuestra
comunicación. En otras palabras, nuestro temperamento, nuestra personalidad
y las vivencias del momento influyen activamente en cómo nos comunicamos y
en qué comunicamos.
1 Pablo Martínez es médico psiquiatra y Palmiro Viñas es grafoanalista.
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Desde luego no podemos llegar a pensar que la vida queda prácticamente a
merced de factores emocionales y circunstanciales. Ello sería caer en el
determinismo psicológico, error importante en el que históricamente han caído
diversas escuelas de psicología. Tanto el psicoanálisis ortodoxo de Freud como
el conductismo de Skiner, por citar dos escuelas fundamentales, sostienen que
la mente regula nuestra conducta y nuestra vida casi sin margen para otras
influencias.
El hombre es una unidad de cuerpo, mente y espíritu y estas partes están
inextricablemente unidas entre sí. Cuando el cuerpo sufre, afecta a la mente y al
espíritu. Cuando la mente arrastra cicatrices del pasado, sea por complejos,
traumas, o vivencias dolorosas, ello va a pasar factura a nuestra vida espiritual e,
incluso, a nuestra salud física. No podemos aislar este todo somático-psíquicoespiritual
de la influencia del entorno circundante. Nadie puede ser tan
espiritual como para afirmar que a él "lo psicológico" no le afecta. Ello sería tan
osado, o tan ingenuo, como exclamar: "yo soy todo espíritu". Nos parece
esencial este aspecto en nuestros días cuando resurgen con fuerza corrientes de
neoplatonismo revestidas de espiritualidad. Concluimos que el hombre -en
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