Teologia del cuerpo.

La Vida Cristiana

La Sagrada Escritura, pero concretamente los santos evangelios son y deben ser el libro de cristiano, porque es ahí donde Jesús nos habla y nos llama directamente; quienes hemos recibido el Bautismo ya hemos sido llamados por Jesús a través de nuestros Padres y por tanto le pertenecemos, independientemente del estado de vida al que el Señor nos llame, no pensemos que los pasajes del evangelio tienen destinatarios particulares, nooo, no son para los ministros del Señor o aquellos (as) que han recibido una vida particular de entrega.

Las Exigencias de la vocación apostólica, es un título que nos dice algo importante y esencial, que la llamada de nuestro Señor es exigente, Jesús no se conforma con un seguimiento a medias, mediocre o temporal, si eres cristiano, si has recibido esa llamada del Señor hay que serlo de una pieza y para toda la vida.

Jesús nos puede exigir estos por dos razones:

1. Porque Él lo ha dado todo por nosotros, nos ha redimido de nuestros pecados muriendo en la cruz.
2. Porque cuando nos hace un llamado junto con la vocación nos ofrece todos los medios para que lo podamos realizar y podamos ser fieles para toda la vida, el Señor es justo y hace su parte, después nos toca a nosotros hacer la nuestra.

En el evangelio de san mateo encontramos varios pasajes de la predicación de Jesús sobre el Reino de los cielos y contemplamos al Señor en pleno trabajo apostólico, predicando, realizando milagros y consolando a las personas que se le acercan pidiendo la salud física y espiritual. Nos dice el evangelio que Jesús se encontraba rodeado de la muchedumbre, ya le siguen muchos, atraídos por su palabra, porque predicaba con autoridad no como los escribas y fariseos, otros fascinados por los milagros y curaciones y otros porque encontraban en El un consuelo que no descubrían en otros maestros.

Entre estos que le seguían se adelanta un escriba, experto de la ley y le dice “te seguiré a donde quiera que vayas” otro discípulo le dice: Señor permíteme que vaya antes a enterrar a mi Padre. Çlas respuestas del Señor son muy radicales y exigentes y se refieren sea al desapego de las cosas como al desprendimiento de los afectos, son dos aspectos de nuestra vida que están en el corazón, todos tenemos una tendencia a poseer porque esto nos da seguridad nos hace vivir nuestros días con serenidad sabiendo que tenemos nuestra vida solucionada, lo contrario, nos deja intranquilos e inquietos.

También existe una tendencia muy fuerte del corazón por experimentar y mostrar afecto por las personas que queremos bien, y eso nos llena el corazón y nos realiza. El Señor no pide que sacrifiquemos nuestra posesiones y nuestros afectos, Jesús lo que nos pide es que no pongamos nuestras posesiones y afectos humanos por encima de la vocación cristiana, es decir, que aquí sigue rigiendo el primer mandamientos de la ley de Dios: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas sobre todas las cosas.

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