Teoria Administrativa
Enviado por atyto • 9 de Noviembre de 2013 • 272 Palabras (2 Páginas) • 267 Visitas
Clodio, su incansable enemigo, no se dio fácilmente por vencido. Aunque no comprendía a la
humanidad de modo tan profundo como Julio César, la comprendía a su manera y sobre todo sus
extravagancias, prejuicios y caprichos. Pronto descubrió Cicerón que de nuevo estaba perdiendo favor
entre el pueblo y aunque no dejaba de recordar la versatilidad de sus paisanos, siempre creía
incansablemente que podrían ser inducidos a la justicia y a la razón. Así que quedó asombrado cuando
Clodio, al persuadir a declarar al pretor, que era su hermano Apio, que los pontífices habían decidido en
favor de Clodio, pero que Cicerón, desdeñando su arbitraje y manifestando desprecio por la religión, iba a
apoderarse del terreno de su casa «por la fuerza», ¡hubo mucha gente que lo creyó sin hacer una pregunta!
El Senado se dispuso a llevar a la práctica el dictum de los pontífices, pero mientras tanto Clodio se las
arregló para echar a Cicerón la culpa de la creciente escasez de grano, diciendo que con él había venido
tanta gente de los pueblos y del campo, al regresar de su exilio, que por ello el hambre se había agravado.
El asunto quedó en suspenso. Muchos de los tribunos y de los representantes del pueblo eran
partidarios de Clodio y vetaron la devolución del solar de la casa de Cicerón, basándose en que ahora era
suelo sagrado. Las personas cínicas, que no creían en los dioses, fueron las que más vociferaron en
defensa de su «santidad». Pero Cicerón no dejó de recordarles lo que había decidido el Colegio de
Pontífices, que eran los custodios de la religión. Sin embargo, el pueblo prefería la controversia y fastidiar
a un hombre grande, al que hacía poco habían aclamado
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