Teorías Contemporáneas del Estado.
Enviado por mario JAYO • 28 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 1.671 Palabras (7 Páginas) • 305 Visitas
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Ensayo Final
Profesor: Luis Oro Tapia.
Alumno: Mario Jayo S.
Catedra: Teorías Contemporáneas del Estado.
Introducción.
En este ensayo, he querido plasmar ideas referentes al fragmento que más abajo se detalla, estudiando diferentes autores que hacen reflexionar algunos conceptos e ideas que pueden tener diferente apreciaciones, no obstante es la oportunidad de referirse a los pensamientos propios, leer autores relacionados a la materia, como también defender puntos de vistas del estudiante que realiza el ensayo.
Relacionado a lo anterior, he querido referirme a la violencia que efectúa el estado hacia la comunidad, desde el contextos social y la forma que aborda los temas de relevancia, de cómo el Estado a través de sus formas de comunicación pretende vender una imagen de paz, no obstante tiene más armas y elementos de violencia física y social que todo el conjunto de una población.
Desarrollo.
Fragmento: "Quien controla el Estado dice hacerlo en aras del Bien Común. El gobierno de turno tiene que combatir los egoísmos particulares que están en la oposición, puesto que ellos obstaculizan la consecución de dicho bien. Pero, en realidad, el gobierno no defiende ni los intereses reales de los individuos ni su suma, sino que los de su propio grupo. El Bien Común es la coartada del beneficio particular" (P. Lot).
El Estado y la violencia se relacionan directamente; de esta forma lo establece Weber al inicio del siglo XX, quien criticó al Estado desde el punto de vista de esta relación, la cual no está lejos de la realidad. En nuestros días, la crítica que muchos hacen del Estado y sus instituciones pasa por esta característica: el monopolio de la violencia concentrado en sus manos.
El Estado y sus componentes se caracterizan y se define de diferentes maneras, sin embargo, la menos confusa es aquella que lo precisa por su medio concreto, la “violencia”. La población es educada en la idea de que la violencia es mala, pero se producen acciones contradictorias si visualizamos los contextos sociales y la forma de abordar los temas de relevancia, el Estado a través de sus formas de comunicación y extrapolación pretende vender una imagen de paz, no obstante tiene más armas y elementos de violencia física y social que todo el conjunto de una población, está violencia es directamente proporcional al poder que puede tomar el Estado, deslegitimando la violencia ajena a sí mismo, pero en ningún caso deja de hacer uso de la violencia para autosustentarse.
El fenómeno de la delincuencia que utiliza la violencia para arrebatar lo ajeno, y el estado para demandar a alguien una cierta cantidad de dinero, sin poder oponer ninguna resistencia, si el ciudadano se opone, el Estado ejecutará libremente o legalmente la violencia sobre él, estableciendo penas de cárcel, incautación de propiedades, pérdida de derechos civiles, etc, no obstante se debe mencionar que en un Estado democrático son sus ciudadanos los que legitiman al Estado y le entregan voluntariamente el monopolio de la violencia.
En este contexto nos referiremos a la necesidad de las mentiras[1], el pueblo va a ser feliz si sabe que sólo existe un derecho natural, el derecho de los superiores a gobernar a los inferiores, el derecho del amo sobre el esclavo, el del esposo sobre la esposa y el de los sabios sobre el vulgo, las mentiras son, por tanto, necesarias para proteger a la minoría de superiores de la mayoría del vulgo. El efecto de las enseñanzas de Strauss es convencer a sus acólitos de que ellos eran la elite gobernante natural y minoría perseguida. Y no hacía falta ser muy inteligente para inferir que estaban en una situación de gran peligro. En este contexto asimilamos las mentiras y las necesidades de ellas para manipular y poder ejercer el poder a través del Estado, ideando estrategias y muchas veces objetivos ocultos para el logro del sometimiento de las masas gobernadas.
Una forma de poder contextualizar la idea del poder del Estado, es ilustrando un comportamiento histórico antes que existiera Estado como tal, como son las haciendas en Chile[2], sistema que establece el poder y la gobernación total de una sociedad y de un país, coartando todo tipo de desarrollo económico, social y educacional para las minorías, no lejano a las imposiciones actuales, pero bajo una mirada moderna y mentirosa que se esconde bajo otro título o nombre. (Mucho para pocos, poco para muchos).
Si observamos las ideas de la razón de Estado en la edad moderna, y vinculamos al poder al ámbito político, y su relación donde el estado dice al político lo que tiene que hacer, como un medio del estado, a fin de mantener al estado sano y robusto, el político se ve forzado por el hambre de poder a deambular dentro de los límites y por valores éticos y jurídicos y puede verse amenazado por el quebrantamiento de los valores morales y jurídicos, de esta manera, el político puede verse movido al poder y la elección de medios para conseguirlo, bajo la presión de motivos ideales y utilitarios, el político recorre las fronteras del derecho y de la ética y limita su impulso en la conquista de más poder, vinculando sólo los beneficios propios y no entregándose a la labor fundamental “servir a la ciudadanía y no servirse de ella”, es ahí donde reiteramos que en este contexto asimilamos las mentiras y las necesidades para manipular y poder ejercer el poder a través del estado y de su política, ideando estrategias y muchas veces objetivos ocultos para el logro de la manipulación de las masas gobernadas. La razón del estado es una máquina del poder, y su representante “el político” debe oscilar entre la luz y las tinieblas.
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