Trabajo Práctico - Historia de la Cultura General

Historia de la Cultura General

Trabajo Práctico N° 1

Explique porque son significativas las figuras del monstruo humano, el individuo a corregir y el niño masturbador en la configuración de la anormalidad a principios del siglo XIX.

Según Michael Foucault, el colectivo de anormales y la anormalidad se configuraron a partir de tres elementos (el monstruo humano, el individuo a corregir y el niño masturbador) cuya constitución no ha sido exactamente sincrónica. Los monstruos hacen referencia a las leyes naturales y a las normas sociales; con su existencia violando tanto el pacto cívico como las regularidades naturales. Es, de algún modo, un doble registro de infracción que puede calificarse en un campo jurídico y biológico. Por otra parte, el monstruo aparece como un fenómeno extremo, excepcional, como manifestación del derrumbe de la ley y de la salud.

El incorregible o individuo a corregir es, al contrario que el monstruo, un fenómeno corriente. Tan corriente es que presenta la característica de ser regular en su irregularidad. De estos incorregibles se encargarán, paradójicamente, los nuevos dispositivos de domesticación del cuerpo. Paradójico porque estos individuos a corregir aparecerán en los márgenes de las técnicas de “encauzamiento”.

El niño masturbador es una figura que da pábulo. Ya desde el siglo XVIII, la aparición de este elemento estuvo ligada a una campaña orientada al disciplinamiento de la familia moderna en correlación con todo un conjunto de instituciones de control, toda una serie de mecanismos de vigilancia y de distribución. Con esta compaña se establece una inversión del sistema de obligaciones familiares (que antes iban de los hijos a los padres y que ahora tienden a hacer del niño el objeto primero e incesante de los deberes de los padres, asignándoles la responsabilidad moral y médica de sus hijos). Además, aparece el principio de salud como ley fundamental de los vínculos familiares, la distribución de la célula familiar alrededor del cuerpo –y del cuerpo sexual- del niño donde se anudan de manera compleja el deseo y el poder. Se establece la necesidad de un control y de un conocimiento médico para arbitrar y modular estas nuevas relaciones entre la vigilancia obligatoria de los padres y el cuerpo de los niños.

En esta trayectoria, el individuo “anormal”  deriva a la vez de la excepción jurídico-natural de monstruo, de la multitud de incorregibles en los aparatos de encauzamiento y del secreto universal de las sexualidades infantiles. En cada una de estas figuras comenzarán a inscribirse y operar diferentes corrientes autónomas de referencia científica tendientes a legitimar un saber, un control y castigo de los seres. Por ejemplo, la embriología y teratología asociadas al monstruo; la psico-fisiología de las sensaciones de la motricidad y de las aptitudes para el incorregible, y la teoría de la sexualidad asociada al niño masturbador. De este modo, lo antinatural y el terror al monstruo medieval son ahora desplazados por la sexualidad universal de los niños bajo la forma de las pequeñas anomalías cotidianas.

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