Tradiciones peruanas EL PADRE PATA
Enviado por juliozallo • 11 de Abril de 2017 • Trabajo • 1.239 Palabras (5 Páginas) • 7.519 Visitas
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EL PADRE PATA
Cuando San Martín desembarcó en Pisco con el ejército libertador, no faltaron ministros que, como el Obispo Rangel, predicasen atrocidades contra los patriotas. Que vociferen los que arriesgan la pelleja es justo; pero no que los ministros de Dios aticen el fuego. Como aquel que en una catástrofe daba alaridos: “¡Cállese, marica! ¡Quejarse por un pie torcido cuando ve muerto que no chilla!”,
Tras el curato de Chancay estaba el franciscano Fray Matías Zapata, un godo que después de la misa dominical exhortaba a los feligreses para \que se mantuviesen fieles al rey: Refiriéndose al generalísimo, predicaba así: “El nombre de ese insurgente de
San Martín es una blasfemia y está en pecado mortal lo que pronuncie: ¿Qué tiene de santo el malvado? ¿Llamarse así, con agravio del caritativo San Martín de Tours?...
Confórmese con llamarse Martín, - añadió - por lo semejante con el hereje Martín Lutero, que debe arder en el infierno. Declaro excomulgado a todo el que grite: ¡viva San Martín!, porque es mofarse de nuestro Dios.
Los patriotas ocuparon Huacho y Chancay, y entre los caídos en chirona se encontraba Fray Matías. Llevaron al frailuco ante San Martín:
- ¿Es cierto que me ha comparado con Lutero, - le dijo San Martín - y que le ha quitado una sílaba a mi apellido?
El cura tembló y apenas si hilvanó que había cumplido órdenes y que predicaría devolviendo la sílaba.
-No me devuelva nada, -dijo el general- pero sepa usted que yo, en castigo de su insolencia le quito también la primera sílaba de su apellido, y lo fusilo el día que firme Zapata. Desde hoy no es usted más que el padre “Pata”.
Y, hasta 1823, no hubo en Chancay documento parroquial que no llevase por firma “Fray Matías Pata”. Vino Bolívar, y le devolvió el uso de la sílaba eliminada.
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MENSAJE
En esta tradición nos enseña que debemos respetar a los demás sobre todo nuestros apellidos pues nadie tiene derecho a burlarse de ellos mucho menos a quitarle alguna silaba. San Martin lo que hizo fue castigarlo con “ojo por ojo, diente por diente” es decir darle de su propia medicina.
AL RINCÓN QUITA CALZÓN
Esta obra narración del gran tradicionista Ricardo Palma, tiene como personaje principal al obispo de Arequipa, Chávez de la Rosa. El obispo que tomo gran empeño en el progreso intelectual del seminario .El obispo realizaba un visita semanal al colegio cuidando con celos que los profesores cumplieran con sus labores y los alumnos fueran correctamente educados .Una mañana llego el obispo en sus acostumbrada visita y descubrió que el profesor de latín había faltado a clases ,y decidió remplazar al titular , aquellos tiempos regía aquel pensamiento que sentenciaba que la letra con sangre entra y era común el azote a los desaplicados .Un Alumno se equivocó al responder una pregunta y el señor Chávez ordenó:¡AL rincón !¡Quita Calzón!, que significa ser castigado. Luego otro alumno fue condenado a la misma pena y luego fueron unas docenas los que tuvieron que pasar ¡AL rincón! ¡Quita Calzón!, hasta que llegó el turno a un revejido que ante la pregunta de su señoría, guardó silencio que fue interpretado como ignorancia y nuevamente la frase ¡AL rincón! ¡Quita Calzón! Se dejó escuchar .El chico obedeció murmurando entre dientes, y el obispo intrigado decidió averiguar que mascullaba el pequeño, y le encaró hasta que el muchacho le confeso que él también quería hacer una pregunta y se lanzó al ruedo con la venia de su ilustrísima .La pregunta fue: ¿Cuánto Dominus Vobiscum tiene la misa? el obispo no supo responder la pregunta y todos los castigados fueron amnistiados. Desde entonces su señoría se convirtió en protector de aquel niño que era de familia muy pobre. Con el paso de los años aquel niño fue uno de los prohombres de la independencia y uno de nuestros más prestigiosos oradores .Su nombre fue Francisco Javier de Luna-Pizarro.
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