Trastornos Alimentarios
Enviado por laureyesromero1 • 17 de Noviembre de 2012 • 1.987 Palabras (8 Páginas) • 778 Visitas
TRASTORNOS ALIMENTARIOS EN EL DEPORTE, UNA REVISIÓN DE LA BIBLIOGRAFÍA
Introducción:
Los trastornos alimentarios se muestran con frecuencia en deportes en los que es importante el control del peso corporal, tales como gimnasia rítmica, patinaje artístico o deportes de resistencia. Entre los factores de riesgo se dan los intentos de perder peso, los incrementos del volumen de entrenamiento, rasgos de la personalidad que llevan a preocupación excesiva por la imagen corporal, o lesiones y traumatismos.
“Los desordenes alimentarios han ocurrido en la sociedad durante miles de años. Sin embargo, la incidencia de estos trastornos ha alcanzado niveles preocupantes en los países industrializados (2-4%), y estos valores continúan en aumento. Últimamente han saltado algunas alarmas debido al aumento de anorexia entre deportistas jóvenes.” (“Trastornos alimentarios y deporte, 2011)
En el siguiente documento se realizara una revisión de la bibliografía de los trastornos alimentarios en el deporte, basándose en diferentes autores que fundamenten relación entre el deporte y los trastornos alimentarios.
Metodología:
La metodología utilizada para realizar la presente revisión bibliográfica acerca de los trastornos alimentarios en el deporte, se llevó a cabo mediante el análisis de la literatura existente encontrada a través de la bases de datos en la Biblioteca de la Pontificia Universidad Javeriana.
Para esta revisión se utilizara la diferentes bases de datos dedicadas a temas de la salud, a través de la cuales se filtrara la información a partir del año 2000 hasta el 2012 para limitar la información. A partir de esto se seleccionara una muestra de 10 documentos de los cuales se analizaran y resumirán sus diferentes puntos de vista acerca del fenómeno a revisar.
Trastornos alimentarios en el deporte:
“La información de la que se dispone en la actualidad acerca de la relación entre deporte y trastornos alimentarios es todavía insuficiente. Las principales razones podrían resumirse en la escasez de estudios con poblaciones de deportistas, la inadecuación de las muestras, escasas o poco representativas, y la ausencia de criterios estrictos a nivel diagnóstico y medición” (Márquez, 2008, p.184). La literatura encontrada es poca y diversa pero llegan a la conclusión de que los trastornos alimentarios se presentan con mucha frecuencia en deportistas y se presentan debido a las exigencias que presenta cada actividad física. Sin embargo, también dentro de la literatura encontrada se muestra como la actividad física es importante en tratamientos como trastornos psicológicos y alimentarios además de la depresión; así lo muestra Lawlor (2001):
“La literatura temprana sobre el ejercicio como tratamiento para la depresión y trastornos de ansiedad y alimenticios fue positiva. Sin embargo, estos estudios sufrieron de una variedad de fallos metodológicos y pudo haber disminuido el entusiasmo hacia la aplicación práctica de ejercicio en la rutina de cuidado y tratamiento. En la última década, sin embargo, ensayos clínicos controlados se han realizado, examinando la administración de la práctica de ejercicio en el tratamiento de depresión y algunos trastornos de ansiedad.” (2001, p.19)
“El deporte puede convertirse en factor de riesgo si genera trastornos alimenticios como ansiedad, perfeccionismo o alta dependencia al ejercicio, que en casos extremos llevarían a la anorexia o bulimia en los ejercitantes, señaló Gilda Gómez Pérez-Mitré, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM” (“El deporte puede generar trastornos alimenticios, 2005) . Análogamente a esta afirmación también se presentan distintos autores que hablan de trastornos alimentarios y el deporte Como Kling y Simon (2000), quienes afirman lo siguiente:
“Los atletas de alta competición acostumbran a ser perfeccionistas, un rasgo común entre enfermos de TCA. Deportes de "apariencia", tales como la gimnasia y el patinaje artístico, y deportes de resistencia, como el senderismo y la ruta a campo través, dan a las mujeres un riesgo particular para la anorexia. El éxito en el ballet depende asimismo del desarrollo de un cuerpo fuerte y extremadamente esbelto. Se estima que el nivel de TCA entre atletas y actores oscila entre el 15 y el 60%. Por otra parte, los luchadores y los llamados pesos-ligeros presentan también un riesgo por una dieta excesiva” (2000, p.5).
Igualmente años atrás, Davis (1990) menciona que la actividad física puede jugar un papel central en el rol de la patogénesis de algunos trastornos de la conducta alimentaria. Este hallazgo posee importantes implicaciones clínicas a la luz de una gran proporción de individuos que combinan dieta y ejercicio en un intento para perder peso y el progresivo reconocimiento de efectos adversos de una actividad física enérgica en individuos mal nutridos (Citado por Behar y Hernández, 2001, p. 2).
Mas adelante, Davis (1994) señala que la participación en programas para guardar la figura corporal puede estar relacionada con la excesiva preocupación por el peso y la dieta. A medida que el enflaquecimiento avanza en la anorexia nerviosa, comienzan a añadirse síntomas como la hiperactividad física, la distorsión de la imagen corporal, sensación de bienestar y comodidad y temor a presentar sobrepeso, todos los cuales a su vez, refuerzan la motivación a perder peso. (Citado por Behar y Hernández, 2001, p. 2).
Así mismo, Kling y Simon (2000) muestran que el ejercicio controlado se puede asociar a la recuperación de personas que padecen de trastornos pero deben ser controlados:
“Para los enfermos de anorexia el ejercicio excesivo es, a menudo, un componente del trastorno original. Durante el programa de recuperación pueden utilizarse regímenes de ejercicio muy controlados como recompensa por desarrollar buenos hábitos alimentarios y como medida para reducir el trastorno digestivo que asocia la recuperación. No deben practicarse ejercicios si continúan existiendo problemas médicos graves y el paciente no ha ganado un peso significativo.” (2000, p.17)
Por otra parte, Behar y Hernández (2001) enuncian deportes en los cuales se generan trastornos alimentarios:
“Aquellos deportes en los cuales la delgadez o esbeltez de la silueta son condiciones importantes para el óptimo rendimiento, tales como atletismo, gimnasia, carrera, pugilato y fisicoculturismo, son los más riesgosamente relacionados con probables afecciones alimentarias. A su vez, los síntomas de los desórdenes de la alimentación en los deportistas pueden estar significativamente influenciados por la interacción de las presiones socioculturales que enfatizan la figura esbelta, el desempeño deportivo y la autovaloración
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