Tres Problemas Para Las Politicas Docentes
Enviado por diclaya • 1 de Diciembre de 2013 • 3.209 Palabras (13 Páginas) • 471 Visitas
TRES PROBLEMAS PARA LAS POLÍTICAS DOCENTES1
Flavia Terigi
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Me propongo plantear tres asuntos sobre la cuestión docente en el marco de los
cambios sociales y educativos, asuntos que he seleccionado para esta presentación
porque ligan con las condiciones de trabajo y de salud de los docentes, con lazos que es
necesario visibilizar:
1. El problema del cambio en las condiciones de funcionamiento del sistema
educativo, y de las respuestas de las políticas educativas frente a ellos, en
particular considerando la posición que asignan a los docentes.
2. El problema de la insuficiencia de medios para la enseñanza en las complejas
condiciones de funcionamiento del sistema educativo, y de la necesidad de
producir medios para la enseñanza.
3. El problema de la autoridad de la docencia y la necesidad de construir un
nuevo posicionamiento para los docentes.
El problema del cambio en las condiciones de funcionamiento del sistema
educativo:
La literatura contemporánea acerca de la crisis de la función docente subraya
insistentemente la cuestión del cambio en las condiciones de funcionamiento de los
sistemas escolares y de las respuestas de las políticas educativas frente a estos cambios
(por ejemplo, Esteve, 2005). Quisiera plantear la idea de que de ningún sistema puede
esperarse que funcione en condiciones completamente diferentes de aquellas para las
que fue desarrollado. Quizás sea eso lo que estamos esperando de la escuela; quizás sea
eso lo que debemos replantearnos.
Un ejemplo externo a la escuela puede permitir entender lo que quiero decir
(Terigi, 2006). En setiembre de 2005, las pantallas de la TV mostraban las imágenes de
la evacuación preventiva de la ciudad de Houston ante la proximidad del huracán Rita.
Se había temido que los posibles efectos de Rita sobre Houston repitieran los
devastadores del huracán Katrina sobre la ciudad de New Orleans. Las imágenes
transmitidas desde Houston mostraban cómo, en las salidas de la ciudad, se atascaban
durante horas miles de autos, camiones, micros y otros medios de locomoción por ruta,
obligados por la fuerza de su propio número a huir lentamente de un fenómeno
meteorológico que se acercaba aceleradamente.
1 Panel “Docentes, ¿víctimas o culpables? Una mirada renovada sobre la cuestión docente en el marco de
los cambios sociales y educativos”. Encuentro Internacional “La docencia, ¿una profesión en riesgo?
Condiciones de trabajo y salud de los docentes”. Organizado por la OREALC, Oficina Regional de
Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe. Montevideo, 22, 23 y 24 de junio de 2006.
En esos días, se sostuvieron duros debates sobre la capacidad o la
responsabilidad del Gobierno Federal de los Estados Unidos en cuanto a prever y
afrontar estos fenómenos, meteorológicos pero también urbanísticos. Más allá de esos
debates, la imagen del atascamiento vehicular en las salidas de la ciudad sirve para
expresar la siguiente idea: las ciudades pueden estar mejor o peor planificadas, pero
ninguna está diseñada previendo que todos sus habitantes quieran abandonarla en un
mismo momento.
Una reflexión análoga puede hacerse sobre estas otras organizaciones que
conocemos bien: las escuelas. Como las ciudades, son sistemas preparados para
funcionar en ciertas condiciones; alteradas esas condiciones, existen posibilidades de
adaptación, pero ningún sistema (incluyendo a la escuela) puede responder
adecuadamente a una completa alteración de sus condiciones usuales de
funcionamiento.
Los análisis sobre los cambios sociales sugieren que la alteración en las
condiciones de funcionamiento de las escuelas podría haber llegado ya a ese punto en el
que los desajustes se hacen irremontables. Los cambios en las expectativas con respecto
a las finalidades de la escuela; la imposibilidad de muchas familias de asegurar a sus
hijos ciertas condiciones de crianza; la deslocalización del saber que hace imposible su
monopolio por los docentes: ante la envergadura de estos cambios, es lógico que se
produzca una crisis en la escuela.
Frente a esa crisis, las políticas educativas suelen responder con demandas a las
escuelas para que éstas afronten las dificultades generando respuestas pedagógicodidácticas.
La atención a la diversidad, la innovación educativa, los agrupamientos
flexibles, son algunos ejemplos de estas demandas. Ahora bien, si esas demandas no son
debidamente medidas en relación con los cambios que están ocurriendo en las
condiciones de funcionamiento del sistema escolar, se termina cargando en las espaldas
de los docentes, individual o institucionalmente considerados, la responsabilidad de
encontrar los medios para dar las respuestas demandadas, y se termina produciendo su
culpabilización cuando tales medios no se encuentran.
Pensemos por ejemplo en las recientes apelaciones a que las escuelas deben ser
capaces de “atender a la diversidad”, de desarrollar formas de enseñar que no sólo
respeten las diferencias sino que respondan a ellas. Cabe preguntarnos si es posible que
un dispositivo estructurado bajo la lógica de la homogeneización de la población sea
capaz de dar respuestas educativas a la heterogeneidad. Cuando lo que estamos
considerando es la dificultad y aún la imposibilidad de resolver la enseñanza en
condiciones completamente alteradas, demandar a los docentes que sean ellos los que
produzcan respuestas pedagógico- didácticas que el sistema institucional de enseñanza
no ha podido generar es parecido a pretender ordenar con más semáforos la salida de la
ciudad de Houston en pleno huracán.
Ciertas transformaciones que pretendemos en la enseñanza son improbables sin
cambios sustantivos en las condiciones en que tiene lugar la escolarización. Algunos de
los problemas que afrontan los docentes en nuestras escuelas no tienen solución en el
marco del dispositivo escolar tal y como lo conocemos. Si pese a ello seguimos
considerando a la escuela como el dispositivo institucional de mayor escala para la
transmisión intergeneracional, se hace necesario asumir, como parte de las políticas
referidas a la cuestión docente, la generación de condiciones que hagan razonables
las demandas
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