Unidad 1. Aprender y enseñar: una mirada desde la Psicología
Enviado por serri • 11 de Noviembre de 2015 • Resumen • 3.818 Palabras (16 Páginas) • 135 Visitas
Aprendizaje y desarrollo de la personalidad.
Unidad 1. Aprender y enseñar: una mirada desde la Psicología.
En las sociedades occidentales la educación y la formación abarcan un amplio período de tiempo, siendo habitual hablar de la necesidad de una formación continua a lo largo de la vida. En nuestro país el período de formación obligatorio es de los 6 a los 16 años.
La complejidad de los aprendizajes, el enorme tiempo necesario para adquirirlos, la gran cantidad de personas que deben realizar esos aprendizajes y los enormes recursos que se necesitan para que todo lo anterior sea posible contribuyen a hacer compleja la educación en nuestras sociedades.
Ahora bien, la educación tiene muchos aspectos, económicos, sociológicos, culturales, etc. Sin embargo, aquí nos centraremos en los aspectos psicológicos de la educación, el núcleo de los cuales son los procesos de aprender y enseñar. Esto es así porque una situación educativa es aquella en la que un profesor (real o virtual) desarrolla unos procedimientos de enseñanza con la intención de que unos aprendices aprendan unos conocimientos o destrezas.
- Por qué sólo los humanos tenemos enseñanza?
Todos los humanos tenemos sistemas de enseñanza para llegar a ser miembros competentes y adultos de la cultura en la que vivimos.
Entendemos por enseñanza al conjunto de actividades de los miembros de una comunidad o grupo social encaminados a transmitir conocimientos culturales a otros miembros de esa cultura. Esta transmisión cultural que llamamos enseñanza se concreta en situaciones que tienen estas tres características:
- Unos comportamientos que son aprendidos por todos los individuos del grupo.
- Los comportamientos que manifiestan los miembros jóvenes del grupo tras el aprendizaje han de ser similares a los de los adultos.
- Como consecuencia de la enseñanza, las tradiciones culturales deben mostrar una acumulación de modificaciones a lo largo de generaciones.
Para que haya enseñanza o instrucción intencional es necesario que el que enseña quiera que el aprendiz aprenda algo, y no sólo quieran que haga algo.
Así, las intenciones pedagógicas de los humanos se manifiestan tanto en la propensión adulta a mostrar a los niños cómo hacer las cosas, como en las expectativas de que los niños llegarán a ser autosuficientes y competentes.
Por qué sólo los humanos tienen la capacidad de enseñar? Los primates no humanos tienen dos limitaciones psicológicas que se traducen en una ausencia completa de pedagogía:
- No son capaces de recuperar sus representaciones mentales a voluntad.
- Carecen de habilidades sociales cognitivas, que son dominadas tempranamente por humanos antes de la escolarización, si bien no se diferencias de los niños en habilidades cognitivas relativas al mundo físico.
Los niños aprenden muy temprana y fácilmente a imitar a los adultos cuando solucionan problemas simples, a usar claves comunicativas acerca de dónde dirigir la atención, o a comprender las intenciones de los adultos. Estas capacidades cognitivas, en apariencia simples, son claves para operar de forma adecuada en un entorno social.
Los humanos no sólo entrenan a otros sino que dedican muchas horas a entrenarse a sí mismos, practicando habilidades hasta que logran un buen dominio, sin recompensa externa. Además, los humanos tienen una disposición natural para compartir experiencias.
Existe pues, una estrecha relación entre las capacidades psicológicas de los humanos, especialmente aquellas relacionadas con la inteligencia social, y la enseñanza. Los humanos adultos se implican en múltiples actividades de enseñanza para conseguir que los niños adquieran capacidades que por sí mismos no pueden adquirir. Los adultos y los niños no crecen en el mismo mundo. Los adultos son conscientes de ello y hacen lo posible para llevarlos a su mundo, al mundo de la cultura.
- El desarrollo de la capacidad de aprender.
El aprendizaje de la cultura o aprendizaje cultural requiere prácticas pedagógicas por parte de los adultos y capacidades cognitivas por parte de los aprendices. Entender ese desarrollo nos ayudará a entender mejor los aspectos psicológicos de lo que significa aprender en el seno de una cultura. Se pueden distinguir tres etapas en el aprendizaje cultural entendidas como tres formas progresivamente más complejas de poder aprender y que dependen del desarrollo sociocognitivo de los niños:
Etapas en el aprendizaje cultural:
- Aprendizaje por imitación: Cabe distinguir la emulación de la imitación. La emulación es anterior evolutivamente y se caracteriza porque se reproduce la conducta de otros, pero no se entiende su meta. Sin embargo, para que haya imitación se requiere no sólo reproducción sino además comprensión de la intención del modelo, Este aprendizaje por imitación emerge hacia el final del primer año de vida (9 meses) y se va consolidando y ampliando a partir del segundo año en acciones dirigidas a objetos y en el uso de símbolos comunicativos. Este tipo de aprendizaje surge en un contexto de comunicación adulto-bebé. Los adultos quieren que los niños vayan adquiriendo comportamientos adultos. Por eso constantemente manifiestan intenciones comunicativas acordes con sus deseos llamando su atención hacia objetos, personas, incitándoles a repetir lo que ellos mismos hacen, etc. A ello se une una capacidad nueva en los niños que surge en estos momentos, la percepción de que los adultos son personas, es decir, individuos con intenciones. Esto hace que los bebés se esfuercen por entender las intenciones comunicativas de los adultos.
Una manifestación clara de estas nuevas capacidades comunicativas es lo que se conoce como atención coordinada a objetos o seguimiento de la mirada de los adultos[1]. Todos estos comportamientos son manifestación de una intención declarativa. Es el percusor de las expresiones verbales de los niños.
A partir de esta edad los niños pueden aprender a través de la perspectiva de los adultos de una forma auténticamente intersubjetiva, es decir, captando intenciones de los adultos. Así, cuando imitan no sólo repiten acciones o verbalizan lo que han oído, sino que además entienden que los adultos tienen una intención al hacer esas acciones o verbalizar, y son capaces de captar esa atención. Esta capacidad psicológica hace que durante el segundo y tercer año de vida se produzca una explosión de aprendizajes en todos los campos.
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