Uno No Sabe Lo Que Tiene Hasta Que...

Uno no sabe lo que tiene hasta que ...

Por Enola

Las mujeres pasamos la mayoría de nuestros días idealizando al príncipe perfecto, ese caballero, lleno de cualidades, cortes, inteligente, audaz, simpático, valiente, que te haga reír, que te haga soñar, podemos agregar un sin fin de virtudes, que hacen cada vez más del plano de lo imaginario nuestro amado, que el de la realidad. Sin embargo, podemos encontrar por raro que nos parezca, alguien que nos parece que tiene todo ese despliegue de calificativos que le hemos añadido a nuestra valiosísima ensoñación, pero hay algo que le falta, algo que no sabemos que es, ¿Por que a veces nos mostramos re acidas a nuestro gallardo príncipe si por tanto tiempo le hemos soñado? ¿Por que decimos cuando por fin conocemos a alguien afine a esta descripción, que es demasiado bueno para nosotras?

Dos posibles respuestas hay en mi parecer a estas preguntas, una de ellas es que ciertamente no sabemos lo que queremos, aunque en apariencia lo hayamos definido año tras año, la vida no se presta para planificación, ni mucho menos las relaciones sociales, por algo Ud. puede escuchar que cuando Ud. dice una y otra vez quiero un hombre que sea así y asa, la gente le dice seguramente Ud. terminara casándose con lo contrario que acaba de describir. La vida suele sorprendernos, no sabemos qué virtud, que cualidad pueda cautivarnos sin aviso, sin haber sido imaginado y nos puede llevar amar con locura y pasar por alto defectos que antes ni por la cabeza se nos pasaría que podríamos soportarle a un ser humano.

Otra cuestión que siempre he discutido con mis amigas, es que a las mujeres por esencia nos gusta “rehabilitar gamín”, no digo que todas , pero en algún momento de vuestras vidas, te enamoraras, de una criatura perdida en sus sueños de revolución, en sus ideales de antaño, te enamoraras de sus locos caprichos, de su forma cruel e indiferente, de lo tosco, de lo peor que puede ser un hombre cuando dice amar una mujer.

Nos encanta, no sé porque, asumir una actitud de madre de Calcuta, que añora reformar a ese ser humano rebelde e indomable, nos place ser quien lleva esta ovejita descarriada por el buen camino, pero sinceramente podemos ver que mucha de las veces, las que terminamos descarriadas y domadas somos nosotras, sencillamente somos una vaina bien jodida, porque nos gusta sufrir por hombres que vaya que no valen ni el polvo que nos dan.

Por eso cuando nos encontramos con alguien tan “perfecto” tenemos que poner algún contra lo que sea, puede ser la cosa más absurda, que tiene un lunar que no nos gusta, o que camina de un modo extraño, que se pone ropa que no van con la temporada etc... pero otra cosa es cuando vemos que este hombre maravilloso, ha dejado de estar detrás de nosotras, ha cambiado , ya no es tan atento, ya no asume pasivamente

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