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VALORES ETICOS


Enviado por   •  7 de Mayo de 2013  •  6.102 Palabras (25 Páginas)  •  289 Visitas

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LA HUMILDAD COMO VALOR MORAL

Humildad: es la conciencia que tenemos acerca de lo que somos, de nuestras fortalezas y debilidades como seres humanos, y que nos impide por lo tanto creernos superiores a los demás. Los que son humildes no se sobreestiman ni maltratan a los menos favorecidos desde el punto de vista social, económico o de educación.

Saben más que nadie que esto se debe a las desigualdades de nuestras sociedades y que la suerte de haber nacido en un hogar con más oportunidades que otros no les da derecho a creerse superiores ni mejores que aquellos que no tuvieron fortuna.

¿COMÓ SURGE LA HUMILDAD?

Humildad parte del desprendimiento de toda raíz de orgullo y arrogancia dejando la persona libre de no tener necesidad de grandeza y reconocimiento desmedí para mostrar su yo como superior a los demás. Librando del deseo humano de competir y ganar para ser el primero y eso da valor y fuerza por que no es necesario demostrar cuan capaces o exitosos podemos ser. Sino que por el contrario vemos a todo el mundo igual.

COMO DESARROLLAR LA HUMILDAD

Es el valor humano que le permite al hombre celebrar con alegría, inocencia, naturalidad y humildad, los logros, triunfos conquistas, sin vanagloriarse ni olvidarse de que su éxito depende de sus dones, talentos, habilidades, pero también de quienes estuvieron a su lado para apoyarle.

El hombre sencillo, busca el equilibrio, aun en el último peldaño, porque es consciente que para permanecer en la cima requiere de fe, perseverancia, humildad y de las personas que se encuentran en los escalones más bajos.

La persona más sencilla, es atractiva, produce confianza a quienes les rodean, es feliz, disfruta de las cosas grandes y pequeñas inclusive de las insignificantes.

En el rostro del hombre sencillo se observa la humildad, en su mirada la transparencia de su alma, en su sonrisa el candor de su alegría, en su forma de vestir la decencia, en la forma de hablar la honestidad, en su manera de andar la armonía de su interior.

LOS OBSTACULOS PARA LA HUMILDAD

En la vida del creyente hay un obstáculo para la humildad: el orgullo. Pensar en uno mismo como superior a los demás, es opuesto a la humildad de corazón que Dios nos pide. El orgullo es engañoso, posiblemente no lo reconozcamos en nuestro corazón. Aún más peligrosa es la persona que es orgullosa por dentro, pero que por fuera parece ser humilde a los demás. Sin embargo, no podemos engañar a Dios. Nuestro Padre celestial detesta el orgullo, porque conoce su poder destructivo. Cuando somos orgullosos, decimos que sabemos más que Dios. El Señor pone al orgullo (?los ojos altivos?) en el primer lugar de la lista de siete abominaciones. No significa que Él odia a la persona orgullosa, Dios nos ama a todos; y, aborrece todo lo que nos daña. Cuando Jesús estuvo de pie delante del rey Herodes, quien tenía la fama de ser un orgulloso, (Lucas 23:9). Igualmente, nosotros no podemos venir a Dios con orgullo y esperar que nuestras oraciones sean respondidas. Nuestra dignidad no es lo que Dios toma en consideración para responder nuestras oraciones; la verdad del asunto es que no somos dignos. Pero Dios responde a nuestra necesidad. Si intentamos vivir con nuestras propias fuerzas, podemos esperar que Dios arruine nuestros éxitos (2 Crónicas 26), ridiculice nuestros planes (Salmo 2:1-5) y nos quite nuestra posición (Daniel 5). Él quiere que renunciemos a nuestro orgullo antes de que éste nos destruya.

COMO SER HUMILDES…

 Aprendemos a aceptar las capacidades de los demás.

 Reconocemos la propia realidad, sin caer en la arrogancia.

 Somos sencillos, sinceros y veraces.

 Pedimos ayuda cuando la necesitamos y reconocemos que no somos autosuficientes.

 Escuchamos a los demás y dejamos de hablar de nosotros mismos.

 Pienso positivamente.

 “El saber, es orgullo de haberse esforzado tanto”.

 “La sabiduría deber ser sinónimo de humildad”.

 Me olvido de mí mismo, para darme generosamente a los

Demás”.

El retiro del Papa es un acto de humildad

Al iniciar la cuaresma, el cardenal Norberto Rivera invitó a todos los católicos a llegar con el alma purificada a las fiestas pascuales.

Dijo que el Papa Benedicto XVI acaba de poner el ejemplo de una verdadera conversión.

"El siente que ya no tiene las fuerzas para guiar la Iglesia y en un gran acto de humildad se retira a la oración y al sacrificio, en eso consiste la penitencia predicada por Jesús", destacó.

Bendijo las cenizas y comenzó a colocar el símbolo de la cruz en las frentes de los creyentes.

Durante la misa, también se pidió por el Papa Benedicto XVI, quien dejará el Sumo Pontificado, para que le conceda larga vida.

En la homilía realizada en la Catedral Metropolitana, el también arzobispo Primado de México, dio inició a la cuaresma en la que recordó la muerte y resurrección de Jesucristo.

Pidió a los feligreses que más que una tradición cristiana, en esta época de cuaresma, se pongan en las manos de Dios, se arrepientan de sus pecados y lleguen con el alma purificada a la Pascua.

UN CUENTO SOBRE LA HUMILDAD

El perdiz vanidoso y la tortuga modesta

El perdiz y la tortuga vivían en el mismo rincón de una inmensa llanura de África pero casi nunca hablaban. Poco se encontraban frente a frente porque el ave, vanidoso y arrogante, nunca se dignaba bajar de las ramas de los árboles o interrumpir su vuelo para entablar una conversación con la tortuga. Ni siquiera la saludaba desde arriba, sólo la miraba despectivamente.

Un día, el perdiz descendió al suelo a picotear unas semillas y justo en ese instante la tortuga pasaba caminando lentamente por ahí.

-Hermana tortuga –le dijo el perdiz-, ¿no te da vergüenza ir siempre tan despacio? ¿No te da envidia verme a mí, tan bien dotado, mucho mejor que tú? ¿No te causa celos ver cómo vuelo y cómo corro, cosas que tú no puedes hacer de ningún modo?

-No –repuso lentamente la tortuga-. Pienso que dichoso tú, que puedes acabar en una carrera un camino que me lleva todo un día a mí. Pero no te envidio.

Mi lentitud también tiene sus ventajas.

-¡Bobadas!- contestó despreciativamente el perdiz-.

Eso lo dices por decir. ¿Qué ventajas puede tener ser lento y pesado? Eres esclava de tu caparazón, estás condenada a andar siempre por lo bajo y ni siquiera puedes correr.

Yo en cambio soy libre, todo me favorece.

Poco tiempo después, los cazadores de una lejana aldea prendieron fuego a la vegetación de llanura para hacer salir a los animales y así poderlos cazarlos

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