VYGOTSKY DESDE LA PERSPECTIVA DEL LENGUAJE TOTAL.

LENGUAJE TOTAL.

VYGOTSKY DESDE LA PERSPECTIVA DEL LENGUAJE TOTAL.

Los niños, ¿Cómo deben aprender a leer y escribir?

“Los niños que crecen en sociedades alfabetizadas están rodeados de lo impreso. Empiezan conciencia de las funciones del lenguaje escrito y a jugar a usarlo mucho antes de llegar a la escuela”.

(De. ODMAN Y. M. & Goodman K. S. “Vygotsky desde la perspectiva  del leguaje”).

Lo anterior hace referencia a que desde niños nuestros sentidos despiertan, aprendemos de lo que vemos, de los juegos y de lo impreso. Los niños constantemente mantienen contacto con el material didáctico presentado por sus maestros.

“De la misma forma que los niños aprenden a hablar, deberían aprender a leer y escribir”. (De. Vygotsky, 1978, pág. 118).

Vygotsky nos dice que así como por intuición aprendemos a hablar y a relacionarnos con nuestro entorno a través de los juegos y las actividades, así deberíamos aprender a leer y a escribir.

El lenguaje total es una tarea muy especial, donde los maestros deben utilizar herramientas del entorno para transmitir el valor a los niños, cuyas experiencias de aprendizaje son reales, auténticas.

“El lenguaje, incluido el escrito, se aprende con mayor facilidad en un contexto de uso”. (Pág. 86).

Es decir, los estudiantes, quiénes están aprendiendo a través del lenguaje total, encuentran un mayor significado y relevancia a lo que se les está enseñando, entienden a la perfección su entorno y desarrollan la habilidad de controlar el desarrollo de su propio lenguaje. Por ello, los niños que crecen rodeados de textos, de libros, de lo impreso, comienzan a tomar conciencia del lenguaje escrito, a reconocerlo, a intentar practicarlo, sin siquiera tener idea o conocimientos previos de cómo lograrlo, tienen inquietud de usar el lenguaje escrito mucho antes de entrar a un aula de clases.

La escuela juega un papel muy importante en el proceso de alfabetización de los niños. Es el lugar sagrado donde ellos podrán verse inmersos en diferentes actividades recreativas e incluso complejas, que enriquecerán y fomentarán su curiosidad por aprender, por participar y por adquirir los conocimientos que se les tratan de transmitir. El maestro es el conducto. Es quien los invita a participar, quien les contagia las ganas de mantener contacto con el lenguaje y con el mundo.

 “Un principio básico del lenguaje total señala que los niños aprenden cuando están en control de su aprendizaje y saben que lo están”. (Pág. 87).

Cuando los niños encuentran relación entre lo que están leyendo y la vida real, entonces es cuando despierta su imaginación, cuando el sentido común y la lógica se abren ante sus ojos. Comienzan a entender, a racionalizar, a construir sus propias ideas y valores, a tener opinión propia. Su capacidad de aprender crece, ya que su curiosidad ha despertado.  Lo que resta a los docentes es guiarlos a explotar su curiosidad y a explorar y encontrar sus intereses, basados en sus experiencias, ideas, resultados y opiniones propias del niño. Los niños que han aprendido a leer y escribir a través del lenguaje total son fuertes, interesados siempre en descubrir cosas nuevas, en vivir más experiencias, en enriquecer su vocabulario. Son despiertos, activos y audaces. Independientes.

“Aprender haciendo, significa que aprendemos a leer leyendo y a escribir escribiendo”. (Pág. 88).

Los niños toman el conocimiento de la práctica, de la observación y sus habilidades se desarrollan directamente con la práctica.

Ahora hablaremos de la importancia del juego. El juego es un arma del aprendizaje y la exploración. Integra la imaginación, la creatividad, la curiosidad. Crea en los niños la capacidad de inventar, mejorar y recrear escenas de diferentes índoles, de temas fantásticos o comunes, todo ello producto de lo aprendido, de las imágenes vistas en televisión, en revistas, en libros o de las experiencias vividas en su entorno. Para jugar se utiliza un lenguaje común. El juego los lleva al aprendizaje colectivo.

“La escuela se convierte en un lugar donde uno despliega la conducta esperada, actuando de maneras aceptables sin una adaptación real, sin un aprendizaje real”. (Pág. 90).

Los maestros deben apoyar su enseñanza en procedimientos que no fuercen a los niños a generar conductas superficiales, que repriman el verdadero aprendizaje.

Una de las claves de éxito de los maestros es fomentar el respeto en sus aulas de clase, de esta manera, todos pueden integrarse y valorarse a sí mismos y a sus compañeros, así como hacer crecer su confianza y el respeto mutuo.

El maestro tiene el deber de acercar a sus alumnos, a brindarles confianza. A ser la máxima autoridad y de respeto. Valorizando a cada uno de sus alumnos por sus logros y por cada aptitud y actitud que desarrollen durante su aprendizaje.

El maestro como mediador, impulsa a sus alumnos a despertar su sentido crítico, a generar sus propias ideas y opiniones acerca de lo que está aprendiendo, a analizar los posibles resultados. El maestro no debe ser crítico, debe ser mediador, un participante más en el análisis.

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