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Valores De La Pelicula Ni Uno Menos


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  1.798 Palabras (8 Páginas)  •  1.979 Visitas

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Ni uno menos, del director chino Zhang Yimou, fue ganadora del León de Oro del Festival de Venecia 1999. Ni uno menos encaja perfectamente dentro del estilo de otras películas de Yimou como La historia de Qiu Ju y Sorgo rojo. Pero en esta pélícula Yimou ha encontrado un equilibrio más fresco entre sus personajes y las obligaciones ideológicas de la cinematografía china, al privilegiar la cotidianeidad por encima del mensaje.

La anécdota es muy sencilla y de allí parten las mejores cualidades de la cinta. Una adolescente de 13 años se convierte en la suplente de un viejo maestro de escuela en un pueblo perdido en la montaña.

La chica - maestra Wei y sus niños alumnos se van ajustando mutuamente y asumen sus respectivas responsabilidades. Wei primero es indiferente a los niños pero posteriormente toma al pie de la letra las instrucciones del maestro Gao, que no quiere que ninguno de sus alumnos deserte de la escuela.

Las secuencias filmadas en la aldea son afortunadas por su simplicidad y por la calidez que le imprimen los niños con su inocencia. Las peleas en el salón, el clásico niño rebelde -Zhang Huike- que se escapa de clase, el izamiento de la bandera, van mostrando al espectador una cotidianeidad fresca y humana aun en sus pequeños problemas.

Pero Yimou sabe construir su cinta con precisión y darle a esos pequeños acontecimientos un marcado significado que eleva algunos de ellos a símbolos. Todo esto muy bien aderezado con el uso del melodrama donde los sentimientos se muestran en el momento adecuado y donde el director no rehuye las lágrimas a cámara.

Uno de esos momentos, donde cotidianeidad, símbolo y mensaje ideológico se unen en armonía es cuando, después de la destrucción de los gises racionados, Wei permite que se lea públicamente en clase el diario secreto de una de las mejores alumnas. El diario habla de su responsabilidad personal y del valor real que implican los gises en lenguaje infantil; el hecho de que la niña llore al final corona una de las mejores secuencias del film.

Wei empieza a comprender la importancia de su función de maestra y, tercamente trata de cumplir al pie de la letra la orden del maestro Gao: ni uno menos. Esto implica terquedad porque a su edad no es capaz de distinguir entre una oportunidad de movilidad social para una de sus alumnas -que tiene capacidad para correr- y el problema de la ida a la ciudad del niño Zhang Huike.

A partir del punto del viaje a la ciudad de Zhang, los niños ejercen su solidaridad social y buscan los medios para que la maestra Wei vaya a localizarlo. Esto los lleva primero a unas deliciosas clases de matemáticas con problemas reales: el costo del boleto y el dinero que se puede ganar por mover X cantidad de ladrillos, en donde Wei no es precisamente la más brillante para resolverlos.

Finalmente Wei va a la ciudad pero sus esfuerzos individuales se pierden en el mar de gente. La solidaridad social está diluida en la ciudad, donde los favores se hacen por dinero y aun el trabajo individual requiere recursos: para comprar simplemente papel y tinta.

Wei escribe personalmente cerca de 400 anuncios para localizar al niño, pero como sabe todo habitante de una ciudad grande, apenas son gotas de agua en el mar. La solución es tomar a la modernidad de frente -al toro por los cuernos- y obligarla a ser responsable socialmente.

Wei se estrella primero frente a la recepcionista burocrática que no la deja entrar a la televisora por no tener identificación, el policía no la deja entrar, nadie se para a ayudarla, mientras los 400 anuncios que Wei hizo artesanalmente se los lleva el viento y los barrenderos...

Pero la terquedad basada en la justicia dobla las barreras burocráticas de los incompetentes mandos medios. El gerente de la televisora, el representante de los mandos altos, ayuda a la chiquilla que finalmente aparece frente a la cámara de TV, en una excelente secuencia que oscila entre lo cómico de su silencio y el llamado melodramático enmedio de nuevas lágrimas.

La modernidad ayuda cuando tiene conciencia social, parece plantear Yimou -mientras respeta los actuales lineamientos políticos- cuando la televisión funciona y Wei encuentra a Zhang. Pero Yimou deja escapar sus críticas a esta aparente solución: Zhang no olvidará que tuvo que pedir limosna para poder comer... en la ciudad.

El final de la cinta, con los alumnos escribiendo en el pizarrón con los gises nuevos resultado de donaciones, es otro de los momentos más cálidos y logrados de Ni uno menos.

La cinta es fresca y eso permite que sus valores sociales encarnados a través de los niños y la maestra adolescente Wei sean aceptados por la mayoría de los espectadores, que salen con buen sabor de boca luego de la exhibición de la cinta de Yimou.

La trama narrada está apoyada en una realización igualmente simple en apariencia porque todo cinéfilo sabe que el trabajo con niños es uno de los más delicados y difíciles en la realización cinematográfica. De allí que el resultado obtenido por Yimou sea doblemente valioso.

Las objeciones que se pueden plantear frente a Ni uno menos son externas a la cinta y a la capacidad de Yimou, pero están imbricadas en su argumento, que parece una especie de novela ejemplar.

Su origen está en la política cinematográfica de su país y en el hecho de que cualquier producto cinematográfico debe llevar una carga ideológica, o al menos no contradecir el punto oficial. El realizador tiene que aceptar ciertos paradigmas para poder ejercder su profesión.

Por desgracia, desde

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