Varias citas de terapia
Enviado por juanesz • 8 de Julio de 2015 • Informe • 366 Palabras (2 Páginas) • 214 Visitas
con la humanidad; él quedó
deprimido, indignado y celotípico. Necesitaron
varias citas de terapia, una separación
transitoria y casi
un año de reproches
para volver a empezar. No obstante,
algo pareció romperse. Todavía hoy,
después de cinco años, cuando la obsesión
se activa, el marido exige más
detalles del beso aquel. La pregunta es ev
idente: ¿Valió la pena comentar el
desliz? ¿No podría ella haber busc
ado una solución menos “sincera” y
dramática? La mayoría de lo
s hombres nunca olvidan las canitas al aire de su
mujer.
En otro ejemplo, una mujer que
trabajaba vendiendo cosméticos para
ayudar a los gastos de la casa, había
decidido abrir su propia cuenta de
ahorros. Por recomendación de su m
adre, y debido a que el esposo era
bastante tacaño, a escondidas comenzó a
ahorrar el diez. Por consejo de un
sacerdote, y para evitar estar en pecado,
le confesó al marido el autopréstamo
que estaba haciendo efectivo si
n su autorización. Más le hubiera valido estar
presa. Las medidas repr
esivas del señor fueron im
presionantes. Iban desde la
confiscación activa de los privilegios, has
ta el escarnio público. ¿Tuvo algún
sentido comentar el secret
o de su ahorro? En otro caso, un hombre cometió el
error de confesarle a su señora que todav
ía le gustaba una ex novia, casada y
con hijos, que trabajaba en la misma em
presa que él. No tuvo vida hasta
renunciar al trabajo. Una joven mujer a
punto de casarse le confesó al novio,
con el cual mantenía relaciones sexual
es frecuentes, que él no había sido el
primero. El matrimonio se desbarató.
La idea no es andar jugando a las escondi
das, fomentar el libertinaje y
eliminar todo rastro de
honradez, sino establecer los límites de la propia
privacidad. Algo así como la reserva del
sumario. Y esto no es desamor, sino
inteligencia afectiva. La independencia (t
erritorialidad) sigue siendo la mejor
opción para que una pareja
perdure y no se consuma. Aunque a la gente
apegada le aterra el libre albedrío
y le encanta ceder espacios:
sin autonomía
no hay amor, sólo adición complaciente.
Al rescate de la soledad
Fr
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