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Viven en condiciones de rezago social


Enviado por   •  30 de Agosto de 2011  •  Trabajo  •  2.842 Palabras (12 Páginas)  •  712 Visitas

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Viven en condiciones de rezago social un millón 333 mil niños

Las tasas más altas de pobreza en la ciudad de México se dan entre la población infantil, donde tres de cada cuatro menores viven en condiciones de rezago social, revela un diagnóstico elaborado por el Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal (Evalúa-DF).En el documento, el organismo que encabeza Pablo Enrique Yanes Rizo detalla que en esta capital habitan un millón 333 mil niños y niñas menores de 12 años en situación de marginación, que equivale a 75.9 por ciento de la población total de ese grupo de edad, estimado, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en un millón 800 mil. Frente a esa realidad, asegura que a pesar de los esfuerzos e iniciativas importantes realizadas por las autoridades locales, se sigue careciendo de una política integral en materia infantil, e incluso el tema no goza de los niveles de reconocimiento, prioridad y dimensión que se requieren. Más aún, considera que la carencia de dicha política se torna más grave frente a los efectos que las crisis financiera y económica global está provocando en el país, que, como se ha comprobado reiteradamente, impacta con más fuerza a los más vulnerables, entre ellos la infancia. Así por ejemplo, detalla, casi 40 por ciento de los niños y niñas de cero a cinco años residen en unidades territoriales de muy bajo grado de desarrollo social, y otro 30 por ciento en las de bajo grado. Para Evalúa-DF, la desatención de las niñas y los niños, la falta de acceso a los bienes, servicios y cuidados indispensables para su desarrollo tienen fuertes implicaciones en su desenvolvimiento sicosocial, en su salud, en el acceso y aprovechamiento escolar, en el desarrollo de sus capacidades y en su formación como ciudadanos y ciudadanas, como seres humanos libres. Si bien dicho consejo resalta que en el Distrito Federal existe una serie de programas, algunos de ellos importantes, orientados a la infancia, no están pensados ni diseñados para conformar una política de infancia. En el diagnóstico de 21 cuartillas, elaborado para el foro que a partir de hoy organiza la Asamblea Legislativa, el Consejo de Evaluación del Desarrollo Social en la capital del país cita casos concretos de esa desatención hacia la población infantil. Menciona que en julio de 2010 los diputados locales aprobaron la creación de la Defensoría de los Derechos de la Infancia, a la cual asignaron un presupuesto de 120 millones de pesos para este año, pero a la fecha no se ha instalado ni ha iniciado su operación, por lo que recomienda su urgente puesta en marcha. Como parte del diagnóstico, este organismo público hace otra serie de recomendaciones al gobierno de la ciudad para concretar esa política integral para ese grupo, entre ellas desarrollar un presupuesto con visión de infancia, garantizar que el Consejo Promotor de los Derechos de las Niñas y los Niños en el Distrito Federal sesione de manera permanente, como marca la ley, y cumplir íntegramente sus funciones.

El Machismo en México

El teléfono celular se ha convertido en un nuevo método para que los hombres controlen a sus mujeres, llamándolas y presionándolas para que regresen a casa lo antes posible. Puede que el machismo esté pasado de moda en el México actual, pero el control está definitivamente en boga. Raramente se escuchan historias de hombres que no permiten a sus esposas estudiar, trabajar o salir de día. Casi el 40% de las mujeres en edad de trabajar tiene un empleo, el número de alumnos matriculados en colegios y universidades está dividido equitativamente entre ambos sexos, y el diferencial promedio de los salarios, en el que las mujeres ganan cerca del 70% de lo que ganan los hombres, es comparable al de las naciones industrializadas. Las mujeres están cada vez más conscientes de sus derechos y exigen un trato igualitario en el trabajo y en la política. En estas condiciones, el machismo ha sufrido una mutación. Hoy en día, se basa más en el control y en la coerción psicológica que en la discriminación o en las restricciones físicas. En cierto sentido, el machismo ha pasado a la clandestinidad. Profundamente enterrado en nuestras costumbres cotidianas, es casi invisible en las clases educadas... invisible, pero siempre presente. Es posible que en muchas áreas se considere a las mujeres como a iguales, pero los hombres siguen siendo más iguales. En México, las mujeres no son dueñas de su tiempo. Cuando salen, gastan dinero, ven a sus amigos y amigas, todavía se espera que rindan cuentas. Los padres, hermanos, novios y maridos se sienten con derecho a recibir una explicación detallada de sus actividades cotidianas, pero no aceptan que se les pregunte sobre las de ellos. En la casa, los hombres pueden decir «No me molestes, estoy viendo la tele», pero las mujeres no, pues se supone que deben de estar disponibles noche y día para su marido y sus hijos. Estos dobles estándares forman un pilar del machismo actual. Por supuesto, es mucho más evidente en la intimidad del hogar que en el lugar de trabajo o en público. Las encuestas indican que los hombres están dispuestos a ir al supermercado o hacerse cargo de los niños por un rato, pero se rehúsan a planchar, a coser, a cortar las verduras o a limpiar el horno o el baño, debido a que estas tareas se consideran poco masculinas. Los hombres ayudan, pero dentro de parámetros rígidamente definidos. Esta división del trabajo en todas las áreas de la vida significa que tanto los hombres como las mujeres siguen siendo sorprendentemente ineptos para las tareas asignadas al sexo opuesto. Vemos hombres educados que no saben cómo hacerse una taza de café y mujeres profesionales que no tienen idea acerca de cómo cambiar un fusible. Los hombres saben poco de bebés, las mujeres saben poco sobre cheques... porque no les corresponde. Así el machismo crea personas con sólo la mitad de las habilidades que requiere la vida moderna. Lejos de crear una complementariedad saludable entre los sexos, esto perpetúa la dependencia en ambos lados y da origen a una amplia y extendida ineficacia. Parte del problema es el arraigado supuesto de que las mujeres están para atender las necesidades de los hombres. Desde el momento de su nacimiento, los hombres están rodeados por la constante atención de las mujeres. Se espera que las madres, tías, abuelas, hermanas y, después, las novias, esposas e hijas satisfagan, e incluso se anticipen, a cada deseo del hombre. Las madres dicen a sus niñas pequeñas que «atiendan» a sus hermanos, mientras que a los niños se les dice que «cuiden» a sus hermanas. Estos mimos sin fin son acentuados por las sirvientas domésticas, desde el ama de llaves de la alta sociedad hasta la criada de media jornada de una familia de clase media. Las

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